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Samuel Pérez Álvarez, electo por Movimiento Semilla, habla de la creación de una nueva plataforma política. Foto: Majo Cordero

Samuel Pérez: «En ningún momento vamos a elevar ningún tipo de tensión contra el presidente»

«Creo que vamos a recuperar el partido, pero nos lo van a dar cuando se les dé la gana».
«Podríamos simplemente llegar a ser oposición, pero creo que sería lo más irresponsable de hacer y más bien nos dieron resultados favorables para el pueblo de Guatemala el año pasado».
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Samuel Pérez: «En ningún momento vamos a elevar ningún tipo de tensión contra el presidente»

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Vídeo: Josue Oscar Sac
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La integración de un nuevo partido político con bases del Movimiento Semilla dibuja una línea clara que separa, al menos, a dos facciones dentro del oficialismo: una que encabeza el diputado Samuel Pérez y otra que dice defender a ultranza al presidente Bernardo Arévalo. Aunque Pérez asegura que no se convertirá en opositor político, hay muestras de ruptura y su actitud es vista a lo interno de la organización como el inicio de una separación y que hubo traición al principio de democracia interna que promovía la organización.

La decisión de Samuel Pérez de conformar un nuevo partido político y dejar de lado la disputa legal por Semilla se interpreta, en un ala del partido, como el mensaje claro de un grupo que decide marcharse, no como un llamado a la unidad. Esta semana el conjunto de ocho legisladores que aseguran no haber sido tomados en cuenta inicialmente pidieron retrasar una semana el arranque de la nueva organización, pero Pérez no accedió.

Hay diputados como Victoria Godoy Palala, entre los ocho, que sostienen que de parte de la facción que dirige Pérez se les ocultó información sobre cómo, cuándo y quiénes conformarían el nuevo grupo promotor. Hubo secretarios departamentales que recibieron por medio de un mensaje de texto la invitación de «¿se quiere sumar, o no, al nuevo partido?», sostiene Godoy, quien cuestiona «no se puede hablar de una continuidad de Semilla sin Semilla». 

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José Carlos Sanabria, el enlace entre la bancada oficialista y el presidente Arévalo, trata de enviar un mensaje más conciliador. Asegura que aunque hay diferencias como cualquier organización democrática, el común denominador que los mantendrá unidos en las votaciones del Congreso son los objetivos que todos comparten, como procurar que se cumplan las metas del gobierno de Arévalo. 

De los 23 diputados que fueron electos en 2023 con el Movimiento Semilla, quienes hasta hoy buscan formar un nuevo partido son 14: Samuel Pérez, Andrea Villagrán, Román Castellanos, Andrea Reyes, David Illescas, Diego Toledo, Mercedes Monzón, Elena Motta, Byron Obregón, Raúl Cuá, Ronalth Ochaeta, Orlando Pérez, Luis Cáceres y Laura Marroquín. Olga Villalta es la única que hasta el momento no ha tomado partido. 

En esta entrevista, Samuel Pérez responde sobre cómo se financia el nuevo partido, los cuestionamientos por la concentración de poder alrededor de su figura y acerca de la fractura en el oficialismo, a la que insiste en llamar «clivajes ideológicos» que forman distintas corrientes internas. 

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—¿Si usted está impulsando lo que llamó la «evolución del Movimiento Semilla», eso quiere decir que la vieja personalidad jurídica ya la dan por muerta? 

—Creo que tenemos un bloqueo político que va a ser difícil superar en el tiempo que necesitamos. La resolución final de toda esta trama sobre la cancelación, dos veces suspensión de Semilla, va a concluir con que vamos a demostrar que no había motivos suficientes para cancelar al partido. No es casualidad que absolutamente todos los casos del supuesto caso contra Semilla estén bajo reserva, yo no he tenido acceso al expediente desde hace dos años, el partido no ha tenido acceso al expediente en ningún momento del proceso. 

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Por lo tanto, quienes hicimos y contribuimos a armar el partido sabemos que no cometimos absolutamente ninguna ilegalidad. Creo que vamos a recuperar el partido, pero nos lo van a dar cuando se les dé la gana. Y eso significa que probablemente sea después del proceso electoral, así que tenemos que buscar alternativas realistas, no podemos ser ingenuos y simplemente dar una batalla que está bastante cuesta arriba.

—Esta semana los ocho diputados que sacaron un comunicado aparte se reunieron con usted y le dijeron que esperaban una semana más para hablar con todas las bases del Movimiento Semilla o al menos así lo plantean ellos. ¿Por qué decidió no atender a lo que solicitaban ellos? 

—Tenemos un problema de tiempo, pero no fue una solicitud de una semana, ellos lo que dijeron fue, «bueno, hay que aplazarlo ya sea una semana, o 15 días», no hubo una fecha específica. Por otro lado, más bien lo que se planteó y que a mí me parece correcto es tener una discusión con todas las bases del partido, pero las bases son 25,000 afiliados y afiliadas y tenemos la restricción importante del tiempo.

De hecho, ahorita ya vamos un poquito contra el tiempo y esperar una, dos, tres semanas o un mes, realmente nos hubiese implicado que canceláramos cualquier alternativa de tener un proyecto político que pueda ser la continuidad de Semilla y la única opción que nos hubiera quedado es comprar una ficha, subirnos a un partido ya existente, tratar de hacer una alianza para ver si algunos de los cuadros políticos del partido caben ahí y se pierde el sentido del proyecto, que es un proyecto político de largo plazo con una identidad propia. 

—En la conformación inicial de Semilla, en 2018 o 2017, les costó bastante. Y ahora están en una condición, no sé si igual, pero bastante complicada… ¿Les va a dar tiempo, tomando en cuenta cómo están las cortes de justicia, el mismo Tribunal Supremo Electoral, para conformar el nuevo partido? 

—Si salimos ahorita, sí. O sea, precisamente ese es el motivo por el cual estamos saliendo con esta urgencia. Si bien es cierto, tenemos algunas limitaciones adicionales a la última vez que intentamos armar el partido y que finalmente logramos conseguir, pues ahorita tenemos también un camino ya recorrido, hay más experiencia, ya sabemos qué implica.

La primera vez que lo hicimos, recuerdo que tenía 24 años cuando fui nombrado secretario general del comité pro formación y realmente nadie tenía idea de cómo era armar un partido, qué significaba recoger 25,000 firmas de afiliaciones, qué significa hacer organización en 50 municipios y 12 departamentos. Ahorita sabemos perfectamente lo que implica, nos organizamos en función de eso y podemos ser mucho más eficientes porque ya hay un conocimiento del recorrido que hay que dar.

—¿Qué errores cometieron en la primera vez y que no van a cometer ahora?  

—Muchos errores tienen que ver con la inexperiencia. No sabíamos calcular muy bien los tiempos administrativos. Un ejemplo muy simple: al inscribir el grupo promotor y empezar el proceso de adhesiones se tiene que crear un modelo de hoja de adhesión, que después se convierte en afiliación. Ese modelo lo tienen que aprobar el Registro del Tribunal Supremo Electoral y se puede tardar dos semanas, con esas dos semanas no contábamos originalmente y lo teníamos como tiempo perdido. Cada hoja de afiliación se tiene que meter a un programa fuera de línea del Tribunal Supremo Electoral y aparte presentar las hojas en físico. Tenemos que esperar un proceso de depuración, es decir, todos esos tiempos no los teníamos calculados, ahorita sí. 

Y creemos que si salíamos ahorita, nos da tiempo; ajustado, pero nos da tiempo. Si esperamos una o dos semanas, ya damos por perdido eso, ya no habría posibilidad de construir un proyecto político. 

—El caso Semilla, que tiene actual el Ministerio Público, que ha usado para múltiples cuestiones y que ha servido para mantener cancelado el partido, se inició con una supuesta firma falsa. Fueron parte de esos errores que se cometieron al inicio, ¿van ustedes nuevamente a contratar a alguien para recaudar esas firmas como lo hicieron inicialmente? 

—De hecho, nosotros nunca contratamos gente para que trabajara recaudando firmas.

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—Bueno, hay un contrato firmado por usted.  

—Lo que se reconocían eran viáticos para las personas, cualquier persona, que no tuviera posibilidades, fuera de su área de su tiempo laboral, de poder dedicarle tiempo parcial a la recolección de firmas y lo que se daban eran viáticos básicamente. Pero no había un contrato de trabajo donde las personas estuvieran tiempo completo recibiendo un salario para recoger las firmas.

Y de hecho, absolutamente todos desde el secretario general hasta el afiliado de la región más lejana nos dedicábamos a la recolección de firmas y lo mismo tenemos que hacer ahorita, y el caso realmente pues bien lo indicabas es «supuesta firma falsa» pero en realidad no está nada aprobado, el caso está bajo reserva, no sabemos cuáles son los argumentos. Yo creo que eso se va a caer solito.

—Entonces ahora tendrían un poco menos complicado porque entiendo que lo que están haciendo es pasar los afiliados de Semilla al otro partido. ¿Es eso? 

No es solo eso, sino que ahorita hay una variable importante que es el conocimiento. Cuando empezamos a armar el partido absolutamente nadie nos conocía. Lo que se decía de nosotros era lo que decía la desinformación.

Ahorita ya no, hemos recorrido ya un periodo legislativo y medio. Hemos ganado la presidencia de la República. 

Entonces, ya se sabe bien qué es lo que somos y qué es lo que no somos, qué es lo que defendemos, por lo cual luchamos, las aspiraciones que tratamos de canalizar del pueblo de Guatemala hacia las instituciones públicas y esa variable de conocimiento nos permite, no solo contar con la militancia en el mejor de los casos de Semilla, sino que abrir las puertas para que deje de ser un partido que inicia siendo muy urbano, muy homogéneo, muy metropolitano y se convierte en una organización nacional y popular, que es lo que esperamos aspirar a que el pueblo de Guatemala tenga como una alternativa.

—Nosotros publicamos hace unos días una nota que hablaba de una fractura en Semilla, ¿usted cree que sí o no hay una fractura o qué es lo que está pasando? 

—En realidad, lo que hay es diferentes corrientes de formas de interpretar las cosas dentro de Semilla. Yo creo que esto es deseable en los partidos democráticos, no ocurre exclusivamente en Guatemala, pero lo que pasa es que aquí no estamos acostumbrados a tener partidos democráticos, pero si uno va… Incluso el Partido Demócrata en Estados Unidos, por ejemplo, o el Republicano tienen sus diferentes divisiones internas que las dirimen dentro de la organización política y al final de cuentas cierran filas al momento de tomar una decisión.

En Semilla ocurre lo mismo porque genuinamente hay democracia interna y lo que pasa es que hay corrientes que tienen, yo diría, un clivaje ideológico. Algunos son más radicales en términos ideológicos, otros tienen que ver con la interpretación del ejercicio del poder, otros tienen que ver con formas de conducción. Entonces, hay diferentes clivajes que terminan formando corrientes internas, pero todo el mundo compartimos el mismo proyecto, los mismos principios, los mismos objetivos y el mismo horizonte. 

—¿Y usted en qué corriente se ubica? 

—Yo me caracterizaría como una corriente socialdemócrata en términos ideológicos; institucional, en términos de administración de la conducción y democrática.

—Y hablando de este nuevo proyecto, ¿quién lo financia y cuánto va a costar la próxima asamblea? 

—En este momento la verdad es que ha sido una contribución colectiva de los diputados y diputadas. No va a costar más de 25,000 quetzales. Yo no tengo el dato exacto, pero, por ejemplo, solo el salón costó alrededor de 13,000 quetzales, eso lo aportó el diputado Román Castellanos, él tiene la factura, todos los recibos, las transferencias bancarias. Estamos haciendo todo absolutamente transparente para que no quepa duda alguna de que el financiamiento es completamente lícito. 

—¿Eso también lo tienen que reportar al TSE o no necesariamente? 

—No, no, no. De hecho, no hay ninguna obligación, así como no hubo con el comité pro formación de Semilla, cuando yo fui secretario general de ese comité, tuvimos… No hay fiscalización obligatoria ni auditoría de parte del Tribunal Supremo Electoral, pero nosotros quisimos ir un paso más allá y yo me fui a meter horas de horas de horas a la SAT a que nos dieran un NIT para poder reportar la cuenta y nadie lo había hecho en la historia democrática del país.

Entonces, la SAT no sabía qué figura legal ponerle, tuvieron que crear una nueva para comités pro formación y a partir de eso rendimos cuentas ante la SAT y ante el pueblo de Guatemala. Lo mismo vamos a hacer ahorita. Tuvimos problemas en la apertura de las cuentas bancarias, entonces, fue realmente un reto importante. Sin embargo, los recursos no son la variable más importante, si tenemos convicción, si hay energía, si hay gente, eso es lo más importante. 

—¿Quién toma las decisiones en el nuevo proyecto además de usted?

—Tiene que ser una elección en la junta directiva provisional inicialmente para el comité pro formación. Ese es un órgano colegiado como funciona una junta directiva del Congreso, por ejemplo; y a partir de eso pues son las las asambleas que se vayan constituyendo, en este caso, la asamblea del comité pro formación.

En este momento el grupo promotor y el comité pro formación solamente tendrían un objetivo que es inscribir el partido político y eso es cumplir con dos variables que es la cantidad mínima de firmas de adhesión y organización territorial. 

—¿Qué responde a las críticas que vienen incluso dentro de su bancada sobre que hay un centralismo, que hay una personalización suya de este nuevo grupo político?

—Yo diría que no es así, si no hubiera salido yo solo ¿verdad? Pero en realidad… 

—Bueno, en el video con el que se anuncia la nueva organización sale solo usted… 

—Ese es uno de los videos, pero en realidad la conferencia de prensa lo que hicimos fue mostrar la pluralidad y la diversidad por la cual queremos construir un proyecto político que sea la refundación del Movimiento Semilla y su evolución y no simplemente repetir exactamente lo mismo sino que se abra, que sea diverso.

Claro que tiene que haber algún tipo de conducción y eso tiene que pasar y ser sometido por un proceso democrático legitimado por alguna asamblea que se institucionalice en lo que va a suceder el domingo y a partir de eso pues continuaría el camino. 

—¿Qué busca Samuel Pérez a futuro? ¿Reelegirse como diputado o busca la Municipalidad (capitalina), como se ha mencionado?

—(Se ríe antes de responder) Yo en realidad no descarto ni una posibilidad porque no depende de mi decisión individual, sino que lo que aporte mejor al proyecto político. Puede ser la reelección de diputación, puede ser alguna otra, lo único que me da la edad sería para la Municipalidad o concejalía, o puede ser simplemente aportar desde la construcción del partido y listo. Pero eso no depende de una decisión individual.
Nadie tiene garantizado en un proyecto democrático que si va a tener una casilla o no va a tener una casilla, eso no sería democracia si hay certeza, tiene que haber un componente de incertidumbre. 

—¿Y en términos político-electorales ve que en la Municipalidad de Guatemala, una opción de que una organización distinta al arzuísmo llegue a la municipalidad? 

—Ah, definitivamente. Yo creo que el unionismo ha permeado no solamente en la destrucción de la ciudad de Guatemala, sino que culturalmente irradia al resto del país y los centros urbanos empiezan a percibir eso y se empieza a tener una forma de administración inadecuada. Veamos, por lo menos otros municipios que tienden a tener la misma fórmula, tienden a repetir los mismos errores, falta de acceso al agua, no hay visión de transformación, la destrucción de las calles, un montón de pasos a desnivel que no sirven para nada. Es decir, definitivamente la municipalidad tiene que tomarla un proyecto político distinto. 

—¿Y esa es la oportunidad que ve usted en la que podrían ver una candidatura suya?

—No, no, no, no. De hecho, yo no veo una oportunidad electoral. Yo lo que veo y lo que vemos con mis compañeros y compañeras es que, cuando iniciamos Semilla nos trazamos un proyecto político de largo plazo. Eso significa que cuatro años de gobierno son insuficientes para poder hacer transformaciones profundas.

Se pueden empezar a limpiar las instituciones, se pueden empezar a dar resultados como lo está haciendo el presidente Bernardo Arévalo, pero hay otras crisis más estructurales que son históricas y que se tienen que cambiar en el largo plazo, como por ejemplo, la pobreza, la marginación, la destrucción ambiental, las desigualdades económicas, las desigualdades de acceso al poder, entre otras cosas. 

Así como lo hizo, por ejemplo, Costa Rica. Llega el gobierno del presidente «Pepe» Figueres que era un gobierno socialdemócrata, justo en la época de mitades del siglo pasado, ganan una vez, pero vuelven a ganar y vuelven a ganar y vuelven a ganar hasta que su visión del país se profundiza y hoy tienen los mejores índices de desarrollo humano de Centroamérica, por ejemplo. Yo creo que ese es el objetivo de tener un proyecto político de largo plazo. 

—¿Samuel Pérez quiere ser presidente?

—No, yo estoy muy joven para considerar esa opción. 

—No le digo ahorita, sino más adelante. 

—No, no es algo que me obsesione a mí. Yo más bien lo que quiero es contribuir a construir un proyecto político que logre transformaciones en la vida cotidiana de la gente y eso es básicamente mi objetivo.

—Hablemos un poco de cómo han sido estos meses en el Congreso y su liderazgo con la bancada Semilla, que ha representado pues estar declarado independiente en un Congreso atomizado. Se le ha cuestionado mucho que ha negociado, por ejemplo, o que se han aliado con la Une de Sandra Torres, con el ala de Luis Aguirre, incluso se menciona que en algún momento negociaron con Gustavo Alejos la elección de cortes por la votación a favor de Claudia Paredes. ¿Qué responde de todo eso? 

—(Se ríe mientras escucha la pregunta) Totalmente descartado ese último tema, ese sí es un tema fuera de lugar. 

Lo que sí tenemos que hacer es conseguir 81 votos de alguna u otra forma. Tenemos claro quiénes son nuestros adversarios y con quienes jamás vamos a llegar a acuerdos como, por ejemplo, Allan Rodríguez y la gente cercana a él. Pero de ahí, necesitamos construir 81 votos de alguna forma. 

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Somos 23 diputados y diputadas. Podríamos simplemente llegar a ser oposición, pero creo que sería lo más irresponsable de hacer y más bien nos dieron resultados favorables para el pueblo de Guatemala el año pasado. La Ley de Competencia, la de Atención Integral del Cáncer, la de Tarjetas de Crédito, todas estas iniciativas, si nos hubiésemos quedado solo como oposición, nunca hubiesen sido realidad y eso implica llegar a tener negociaciones políticas. 

Ahora, sobre la base de qué negociamos es la diferencia con respecto al pasado.

Antes se hacía con dinero bajo la mesa, con prebendas, con plazas. Ahorita no, ahorita lo hacemos sobre la base de agenda legislativa: si hay una iniciativa de ley, bueno, lleguemos a acuerdos. sobre la posición política que tenemos y le entramos.

—Otra de las posturas que se cuestionaron fue todo lo que se salió del torno al aumento del salario, ¿por qué Semilla, en esa sesión plenaria donde se aprobó, no hubo un pronunciamiento contundente como así como ha habido otras veces? y ¿por qué se negoció la Reforma a la Ley Contra la Delincuencia Organizada con ese Presupuesto y no, por ejemplo, la reforma a la Ley del MP? 

—No, a ver, ahí hay dos temas importantes, empezando por el último.

Nosotros en realidad negociamos la Ley contra la Delincuencia Organizada porque en realidad no cambiaba prácticamente nada, simplemente hacía taxativa la prohibición de que un juez se meta a asuntos que tienen que ver con la Ley Electoral y de Partidos Políticos, ya estaba así. Pero (Fredy) Orellana no lo interpretó así y ya con una reforma a la ley, pues efectivamente debería funcionar así. Y lo que vimos fue una oportunidad de que el resto de bancadas pensaban lo mismo en términos de riesgo moral. 

Decían, «bueno, y si después me toca a mí, mejor nos resguardamos todos», y efectivamente así tiene que ser porque la ley de todas formas no cambió su espíritu, no cambió su esencia, sino que simplemente dejó un párrafo taxativo. 

La Ley del Ministerio Público yo creo que no va a pasar por consenso, esa tiene que venir de una demanda popular del pueblo Guatemala, tiene que ser el pueblo quien alce su voz y que le exija a sus diputados y diputadas, especialmente los que son de diferentes departamentos del país para que vean la importancia de reformar esa ley y sacar de una vez por todas a Consuelo Porras del Ministerio Público. 

Luego el pronunciamiento, en realidad vamos a ver la línea de tiempo de cómo fue aprobado: tuvimos una sesión larguísima en donde no se encontraban consensos para la la Ley de Policía Nacional Civil, llegamos a horas de la noche cuando de la absoluta nada nosotros íbamos a votar a favor de la Ley del Presupuesto del Congreso, de la nada cae una enmienda que nadie había leído con tres páginas de firmas ilegibles y la leyeron como que fuera rapidísimo, pues y nosotros dijimos «esta enmienda no la conocemos, no vamos a votar a favor».

La vimos y mientras la estábamos leyendo le dijimos a la bancada «nadie vota a favor» e inmediatamente cuando queda incorporada dijimos no votamos tampoco por el Presupuesto del Congreso. Inmediatamente después de esa votación inicia la votación del Presupuesto de Ingresos y Egresos del Estado y nosotros teníamos que cabildear esa iniciativa, así que dejamos pasar esa y ya nuestra posición política estaba firme y empezamos a cabildear el Presupuesto que nos interesaba que se aprobara.

Y bueno, después lo que hicimos fue subir muchísimo el volumen para efectivamente cumplir con la demanda del pueblo de Guatemala en que eso se derogue lo antes posible y de hecho en la última sesión que sí hubo dinámica en el Congreso, siete veces lo mocionamos. 

—Pero a lo interno del Congreso no hay deseos de revertir ese aumento…

—Efectivamente, no hay deseos. Logramos alrededor de 42 votos y esta tampoco creo que sea una iniciativa que vaya a pasar por consenso, sino que tiene que pasar por otro tipo de presión de parte del pueblo de Guatemala. 

—Ya para ir cerrando, diputado, volvamos a lo del nuevo proyecto político. ¿Esto se puede interpretar como que usted se está convirtiendo en oposición dentro del oficialismo? 

—Absolutamente no. Ahí tenemos 23 diputados y diputadas que vamos a cerrar filas y vamos a hacer todo lo posible porque funcione el gobierno del presidente Bernardo Arévalo. En ningún momento vamos a elevar ningún tipo de tensión en su contra. Más bien, vamos a continuar con el mismo trabajo. Lo que vamos a hacer es tener un camino paralelo que precisamente lo que haga es preservar el legado de este gobierno y le permita dar continuidad. Eso es lo que buscamos.

—¿Y usted cree que el presidente Arévalo va a poder cambiar a la fiscal general, si dentro del mismo Congreso no se confía en ningún fiscal nombrado por el presidente Arévalo? 

—Lo bueno de la elección de fiscal es que no pasa por el Congreso, sino que pasa por una comisión de postulación que está integrada por decanos, entre otras personas, y además es una nómina de cinco personas (la lista debe integrarse con seis candidatos). Yo no tengo duda de que el presidente va a poder cambiar a alguien que efectivamente responda a las demandas de justicia que tiene el pueblo de Guatemala. Ojalá logremos los consensos o la presión suficiente para poder hacerlo antes del próximo año. Pero si no, de todas formas, ellos tienen una fecha de caducidad y es en mayo del otro año. 

—¿No ve a un Congreso quitándole el antejuicio al presidente? 

—No lo veo, no lo veo. Yo creo que de hecho las últimas semanas donde Allan Rodríguez y los diputados de Sandra Torres perdieron, incluso, con el pacto que hicieron con la Corte de Constitucionalidad, pues efectivamente cierra, o por lo menos, voltea una página en la historia política reciente del país y es la imposibilidad de que ellos consigan 81 votos para fines más perversos, que es dar un golpe de Estado empezando por la junta directiva, tomar el control que se convierta en comisión pesquisidora ante un posible antejuicio contra el presidente Bernardo Arévalo.

En este momento yo no veo esa posibilidad descartada porque incluso necesitarían 107 votos, no solamente 81 que no lograron conseguir.

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