Esta es una pregunta a la que me he enfrentado no en pocas ocasiones y cuya respuesta descansa entre la teoría y la práctica de las relaciones internacionales (en otras palabras, quise decir “depende”).
Si pensamos en las relaciones internacionales como cualquier transacción que trascienda las fronteras de un país, entonces todos los Estados que forman parte del actual sistema internacional tienen una política exterior. En cambio, si pensamos que las relaciones internacionales son aque...
Esta es una pregunta a la que me he enfrentado no en pocas ocasiones y cuya respuesta descansa entre la teoría y la práctica de las relaciones internacionales (en otras palabras, quise decir “depende”).
Si pensamos en las relaciones internacionales como cualquier transacción que trascienda las fronteras de un país, entonces todos los Estados que forman parte del actual sistema internacional tienen una política exterior. En cambio, si pensamos que las relaciones internacionales son aquellas relaciones de carácter diplomático y estratégico que definen nuestra posición hacia otros Estados como una de competencia o cooperación, entonces la respuesta sería negativa.
Todo depende de la visión de mundo que tengamos y eso solo puede lograrse a través de un estudio histórico desde la Independencia hasta nuestros días. Pero eso es imposible hacerlo en una columna y considero que sería inoportuno hacerlo semana a semana. En resumidas cuentas, si partimos desde un enfoque diplomático–estratégico, Guatemala no cuenta con una política exterior de Estado sino más bien con políticas exteriores de gobierno cuyo éxito radica en los objetivos que alcanzan o en su aplicación años después del gobierno que las diseñó y ejecutó.
Un ejemplo de esto es la propuesta sobre despenalización de las drogas que está incluida en el Marco General de la Política Exterior de Guatemala 2012 – 2016 (documento que estaré analizando en las siguientes columnas). Las probabilidades de que esta propuesta sea rechazada por el próximo gobierno que asuma el poder son bastante altas. Una acción así demostraría varias situaciones: primero, que Guatemala no cuenta con una política exterior de Estado sino que más bien su política exterior está a merced de quien llegue al poder y no de las instituciones públicas; segundo, que Guatemala es un país débil en el sistema internacional, es un país adscrito al mismo que solamente se encuentra en la capacidad de reaccionar a las políticas exteriores de otros y a las disposiciones internacionales de organismos internacionales; finalmente, que la política exterior de Guatemala no es un reflejo del interés nacional, sino más bien de intereses particulares que atentan contra la unidad nacional.
Estas situaciones, lamentablemente, han sido reflejadas a lo largo de la historia de Guatemala, aunque también hay momentos en donde hemos sido parte fundamental en la ejecución de políticas internacionales (como miembros fundadores de las Naciones Unidas y nuestra participación en la Comisión de Descolonización a finales de los cuarenta del siglo pasado) y también hemos sido capaces de diseñar y ejecutar efectivas políticas exteriores de impacto regional (como la mal llamada Política de Neutralidad Activa de los ochenta del siglo pasado).
Es por eso que nos encontramos entre la teoría y la práctica a la hora de hablar de Política Exterior de Guatemala. Somos altamente capaces de diseñar políticas exteriores (la teoría), pero no siempre tenemos el mismo éxito en su ejecución (la práctica). Dicho esto, pienso comentar los lineamientos de la Política Exterior de Guatemala según el actual gobierno el cual deja claro, desde la literatura, que es de gobierno no de Estado.
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