Totonicapán contra el olvido

En vista de que al parecer vivimos en un país en el que a menudo hay un olvido del verdadero significado de las palabras, les recuerdo las definiciones que la Real Academia de la Lengua Española para términos con los cuales nos tenemos que enfrentar a diario cara a cara en Guatemala.  Ahora bien ¿qué lecturas debemos darles a un año de los sucesos en la cumbre de Alaska, vinculados a los 48 Cantones de Totonicapán? Y hablo de este lugar porque el hecho de tener amigos allí hizo que viviera su dolor y su frustración de una manera más cercana, pero lo mismo se podría decir de La Puya, San Rafael Las Flores, San José Nacahuil, San Miguel Ixtahuacán, y de tantos entre otros pueblos.  ¿Estamos condenados a aprender la geografía de nuestro país de esta manera?

¿A quién debemos recordarle que el significado de estas palabras viene de la relación con realidades humanas particulares?  A las poblaciones que una y otra vez ven sus derechos y sus voces burladas por las autoridades locales y por el gobierno central, ciertamente no. Tampoco a los pobladores de comunidades afectadas por la violencia, muchas veces generada por la falta de aplicación de la justicia. Y por supuesto que no, a las viudas y huérfanos de Rafael Nicolás Batz Menchú, José Eusebio Puac Ordóñez, Jesús Francisco Ordóñez, Santos Nicolás Menchú Fernández, Jesús Baltazar Puac, Arturo Felix Sapón Yax y Domingo Pascual Solís, que un lluvioso día de octubre de 2013 creyeron que tenían el derecho de manifestar libremente sus descontentos, que eran los de cientos de familias.  ¿A quiénes entonces?

Los organizadores y participantes de las actividades en conmemoración del primer aniversario de las víctimas del 4 de octubre en Totonicapán nos ayudarán a partir de la próxima semana a comprobar nuestro conocimiento del significado de las palabras olvido, justicia e impunidad. A través de las actividades culturales que presentan, nos acercan a la historia presente del país y nos invitan a encontrar nuestra mirada con la de otras personas cuyas vidas se entrelazan con las nuestras a diario, aunque lo ignoremos.

Ya sé que por esos días estará Andrea Bocelli en Guatemala cantando en ese enclave de la negación que es el Paseo Cayalá y que muchos ya tendrán planes, pero me permitirán recordarles que los Q4,000 que algunos pagarán por escuchar su hermosa voz podría tener un mejor destino en este país.

Prefiero pensar en el octubre revolucionario de hace algunas décadas, en el Octubre Azul que algunos todavía llevamos inscrito sobre la piel, y en el octubre de Totonicapán, que nos invita a no olvidar, a seguir trabajando contra la impunidad, a exigir justicia.