Al principio me sorprendió que este tema haya sido propuesto por un gobierno de corte conservador pero más allá de las ideologías, este es un tema que desde hace años debía ser abordado. El canciller guatemalteco anunció que el tema será tratado en la próxima Cumbre de las Américas en Cartagena, Colombia, ahora la cuestión es cuál será nuestra propuesta.
Cuando digo nuestra me refiero obviamente a la del gobierno de OPM que, como muy bien dijo Héctor Rosada, dio un “leer más
Al principio me sorprendió que este tema haya sido propuesto por un gobierno de corte conservador pero más allá de las ideologías, este es un tema que desde hace años debía ser abordado. El canciller guatemalteco anunció que el tema será tratado en la próxima Cumbre de las Américas en Cartagena, Colombia, ahora la cuestión es cuál será nuestra propuesta.
Cuando digo nuestra me refiero obviamente a la del gobierno de OPM que, como muy bien dijo Héctor Rosada, dio un “somatón de mesa” que además fijó la agenda regional. En primera instancia este somatón ha sido para que se debatiera el tema porque, de acuerdo con OPM, en 30 años de “guerra” contra las drogas, la situación se ha mantenido y empeorado, llevándose consigo a cientos de miles de víctimas completamente ajenas al problema. En diferentes columnas de opinión, programas de noticias y en las aulas universitarias, el debate ha estado activo. Según las autoridades gubernamentales, un debate así es el que quieren llevar a la instancia multilateral. Sin embargo, este debate corre el riesgo de quedarse en un ejercicio más de largos y en ocasiones airados discursos que suelen terminar en la redacción de declaraciones que, al poco tiempo de terminar la correspondiente cumbre, se convierten en papel mojado.
Hace falta una segunda instancia en la cual se presente una propuesta concreta para crear un contexto sobre el cual debatir y así poder evaluar el éxito del debate. Si somatamos la mesa y llamamos la atención no solo del hemisferio occidental sino también del mundo, lo lógico sería que seamos nosotros también quienes presentemos esta propuesta.
No era necesario irse de gira por Centroamérica, como lo hizo la Vicepresidenta Baldetti, visitar a la Secretaria de Estado Hillary Clinton en Washington D.C. como lo hizo el Canciller Caballeros, solamente para proponer un debate. Para eso existen las embajadas. No, ahora corresponde proponer acciones concretas sobre la despenalización de las drogas.
Esta propuesta será más bien de carácter general y teórica: ¿Qué implica la despenalización y la legalización de las drogas? ¿Qué drogas están en discusión, las orgánicas, las sintéticas o ambas? ¿Se resuelve algo con que solo Centroamérica o Latinoamérica despenalicen y posteriormente legalicen las drogas? O será una propuesta específica que ponga presión sobre los Estados Unidos: ¿Dónde consiguen sus armas los carteles? ¿Dónde lavan su droga los carteles? ¿Por qué todos los capos de la droga son latinos si es en Estados Unidos donde más rendimiento tiene la venta de drogas? ¿Cuánto cuesta la guerra contra las drogas? ¿Se pudo haber hecho un mejor uso de este dinero?
Queda entonces la responsabilidad de nuestras autoridades, en particular el Presidente, la Vicepresidenta y el Canciller de asesorarse bien, ponerse las pilas y presentar una propuesta concreta que vaya más allá de un somatón de mesa que si bien se ha sentido como el rugir de un tigre, este pasará desapercibido si no muestra sus garras y colmillos.
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