Por el contrario, soy la persona con menos ritmo y gracia en las pistas de baile. Y si puedo evitarlas, lo hago. De hecho, tengo una marcada inclinación por la música triste. Cosas de la generación X, supongo.
Pero, aprovechando que el esperado verano ha llegado, se me ocurrió escribir sobre algunos discos que un arrítmico como yo puede disfrutar en sus fiestas de verano sin espantar o deprimir a sus amigos y amigas que sí entienden cómo es eso de bailar.
Baile bucanero, de Ondatrópica
Es el segundo disco de este proyecto musical liderado por Mario Galeano y Will Holland, quienes en un arranque de genialidad ensamblaron un muy diverso colectivo de músicos, en su mayoría colombianos y referentes de la música tropical de los años 50, 60 y 70.
Este disco fue grabado en un estudio con vista al mar ubicado en la isla de Providencia, un verdadero paraíso del Caribe colombiano cuya influencia cultural y musical parece haber sido determinante en un material tan diverso como sus autores e intérpretes, quienes además utilizaron todo tipo de instrumentación para crear verdaderas joyas tropicales. Y cuando escribo «todo tipo de instrumentación» me refiero a algo que va de lo habitual de una guitarra eléctrica a lo improbable, como una dentadura de caballo (literal).
En este material, Ondatrópica juega alegremente con géneros como la salsa, la cumbia, el calipso, el reggae y muchísimos más. Una propuesta ecléctica, intelectual, hermosa.
Criminal, de Tijuana Love
El segundo material de la banda guatemalteca Tijuana Love une un rompecabezas musical con piezas de funk y de house, ricas percusiones y excelentes arreglos.
Desde la primera canción es inevitable entrar en un mood de fiesta, en el que la banda dicta el paso con una propuesta moderna y atrevida que, a mi gusto, es una bocanada de aire fresco para la música bailable guatemalteca.
La Tijuana presenta un disco de buen gusto, fascinante de escuchar y sabroso para mover el cuerpo. De esos que se pasan rápido, que te dejan con ganas de más. Quizá a la próxima puedan ser más canciones.
La buena noticia es que hoy, sábado 17 de marzo, Tijuana Love presenta este nuevo disco junto con varios artistas invitados en el Abejorro (Arkadia Shopping Mall) a partir de las 19:00 horas, así que es una excelente oportunidad para empezar el verano bailando con la música de una de las mejores bandas guatemaltecas.
Conquistador, de Sotomayor
Los hermanos Raúl y Paulina Sotomayor presentaron el año pasado Conquistador, un álbum fiel al estilo que los dio a conocer en su natal México. En él fusionan la música electrónica con ritmos latinoamericanos y africanos.
Con este disco, Sotomayor logra, con gracia y efectividad, una propuesta original de sonidos interesantes y de mezclas inesperadas para un baile más lento, cadente y hasta psicodélico. Es música que te encierra, que te atrapa y te lleva de un lado a otro con placenteros sonidos.
Ayo, de Bomba Estéreo
Para nadie es un secreto que Bomba Estéreo ya es una de las bandas más importantes de Latinoamérica: una distinción que se ha ganado a pulso con una propuesta original, inteligente y llena de ritmo.
Su quinta entrega, Ayo (2017), sin lugar a dudas es uno de los mejores discos latinos del año pasado y es perfecto para escuchar y expresarse con el cuerpo.
En este álbum, Bomba Estéreo presenta una propuesta rica en sonidos y formas, con su estilo tan particular de fusionar el rap con la música latina, guiado por la voz punzante de Liliana Saumet, cuya versatilidad es de verdad sorprendente.
Esta banda, por cierto, estará en Panajachel el 31 de marzo.
Espero que disfruten su verano y que puedan duplicar el placer de este clima privilegiado a través de música con sentido.
Por cierto, esta columna fue ilustrada por mi amigo Óscar Donado, talentosísimo artista y creativo guatemalteco que sí entiende eso de bailar y con quien he sostenido largas pláticas sobre lo que la música nos hace sentir y sobre cómo, inevitablemente, ha influido en nuestro trabajo y en nuestra forma de ver el mundo. Si fuera músico y quisiera lanzar un disco, seguramente Óscar diseñaría la portada. Gracias, amigo.
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