Y aunque comparar situaciones resulte odioso, urge hacerlo porque en 2016 otro personaje caricaturesco sí logró alcanzar la presidencia en Guatemala. Se hará una analogía en pocas líneas para no ser redundante con otros análisis posiblemente más serios.
Coluche se hizo llamar aquel actor francés, un hombre de mediana edad un poco desaliñado, pero con experiencia en la vida y lúcido políticamente. Jimmy se autonombró el protagonista guatemalteco con cierto garbo, pero él era inmaduro e ignorante en política. Ambos provenían del espectáculo, y cada uno, a su modo, divertía y entretenía.
Coluche logró establecer un institución dedicada a los olvidados socialmente, la cual aún pervive: los Comedores del Corazón. Jimmy acaba de relanzar los Comedores Solidarios que inauguró la UNE, rebautizados como Comedores Seguros por el corrupto gobierno patriota. Coluche lo hizo fuera del Estado. Jimmy se quiere lucir con dinero del pueblo.
Coluche logró ser apoyado por un extraordinario comité de intelectuales en la Francia de los 80, entre ellos Félix Guattari, Pierre Bourdieu y Gilles Deleuze. En cambio, Jimmy fue apoyado por un comité de relevantes empresarios bancarios, industriales y comerciales de Guatemala. Nada de malo tendría, pero lo hicieron con un financiamiento a escondidas, perverso, que solo pudo ser descubierto tras investigaciones de la Cicig y la inusual confesión pública de su mal proceder.
El discurso del francés molestó a la derecha de su tiempo, que repudiaba su forma directa y frontal de expresarse, pero también incomodaba a los partidos de izquierda porque parecía no tener límites. Coluche fue un hombre libre, pero fastidiaba a los grupos poderosos, aunque sus apariciones eran aplaudidas por cada vez más personas. Además, Coluche pronunció discursos irreverentes y, aunque intentaba no caer en la vulgaridad, terminaba utilizando palabras malsonantes. Coluche tuvo muchas actitudes confrontativas. Jimmy, en cambio, fue colocado por militares en el centro del juego para convertirlo en servil alfombra de los sectores ultraconservadores. Por eso maneja un lenguaje de apoyo al statu quo y apela a temas religiosos para congraciarse con los guardianes del sistema.
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Coluche sabía usar el tono mordaz y los recursos ingeniosos de los grandes oradores. Fue cáustico al denunciar las injusticias y los desajustes sociales. Y hubo quienes lo consideraban alborotador, pero era respetado porque representaba la voz crítica de los ciudadanos. Usó el sentido del humor como provocación constante, aderezado con un vocabulario grosero que sacaba de quicio a los mojigatos de la sociedad francesa. Se le recuerda también por su lucha contra el racismo, y se dirigía de manera respetuosa e incluyente a todos los desfavorecidos y marginados, a quienes consideraba sus favoritos.
De Jimmy dicen que se aprende de memoria los discursos que le escriben, aunque termina saliéndose del guion. Algunos de sus más reconocidos personajes de TV eran racistas, y los usaba como objeto de burla para hacer reír al espectador. Y en algunas de sus alocuciones han aflorado hoy actitudes machistas, escondidas entre bromas y alusiones de mal gusto. Ha sido acusado de haber denigrado a empleadas del Estado.
Coluche, por su parte, era capaz de escupir los peores insultos, pero con un tono simpático, desprovisto de agresividad. Jimmy se ha expuesto públicamente en varias ocasiones diciendo mentiras, retorciendo la verdad y contando fantasiosas e improbables historias. Para el efecto ha usado argumentos falsos, que le han hecho perder el poco respeto que le quedaba, al grado de que se ha solicitado que sea sometido a exámenes psiquiátricos con el fin de determinar su aptitud para continuar en la presidencia.
Coluche fue catalogado como un cáustico humorista, pero siempre fue respetado. Jimmy gusta de chistes vulgares y, si bien sabe impostar su instrumento (la voz), logra sedimentar su imagen como una chusca imitación de desgastados actores de Hollywood. Seguramente fue un chiripazo lo que lo encumbró, no un atrevido discurso de comediante. Dicha cualidad le queda demasiado grande, ya que alcanzó la presidencia por una oportunista promesa (incumplida) de no ser ni corrupto ni ladrón. Coluche supo retirarse a tiempo. A este cómico de segunda hay que obligarlo.
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