Sin embargo, más lejos de esta definición no nos podemos encontrar, ya que el sistema de partidos políticos de Guatemala constituye uno de los más inestables y poco institucionalizados de América Latina. La experiencia de estos 25 años de transición democrática evidencia una precaria institucionalidad de los partidos y del sistema que los relaciona e integra.
El sistema de partidos políticos en Guatemala se caracteriza por su alta inestabilidad, es decir, por un elevado nivel de volatilidad electoral, por la presencia de partidos “flash”, por la frecuente aparición de partidos que resultan de la división de otros partidos y por un importante número de partidos electoreros. En particular, la multiplicación de partidos, sobre todo en períodos preelectorales, contribuye a la dispersión del voto y a la disminución de la cantidad y calidad de la representatividad, así como a la poca identificación ciudadana con los mismos.
Por otro lado, el sistema se ha caracterizado por ser multipartidista extremo. Sin embargo, la cantidad de partidos no es el problema, sino la calidad de los mismos, ya que la mayoría son únicamente maquinarias electorales, sin ideología claramente definida, sin vida partidaria permanente ni vínculos reales con la población.
Aunado a lo anterior, es un sistema muy joven y poco maduro, ya que una mayor duración temporal le permite a un partido fortalecer su organización, la democracia interna, la comunicación y unidad interna, la capacidad de movilización electoral y enraizar la identidad partidaria. La edad promedio de los partidos políticos en Guatemala, tras la desaparición de la DCG en las pasadas elecciones, se encuentra alrededor de los 10 años, tiempo que resulta sumamente corto para poder institucionalizarse y desarrollar procesos internos de democratización y fortalecimiento institucional.
Además, la volatilidad electoral y la fragmentación partidaria se dan con particular intensidad y se estimulan mutuamente. Los cambios radicales en el apoyo electoral a uno u otro partido constituyen una de las principales razones de inestabilidad del sistema de partidos políticos.
Por ultimo, el sistema de partidos políticos se caracteriza por un marcado desinterés ideológico, el cual se conjuga con el predominio de intereses particulares y sectoriales. En general, la tendencia ideológica se consolida hacia un hibrido centro y hacia una derecha relativamente tradicional, lo que evidencia una vez más la vitalidad de las fuerzas conservadoras en el espectro ideológico guatemalteco, mientras que la posición ideológica de izquierda cada vez se hace más débil y marginal.
Las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos realizadas en el 2004 y en el 2006 introdujeron, entre otros, algunos ajustes al funcionamiento del sistema partidario. Sin embargo, estas reformas no fueron a modificar aspectos fundamentales del sistema y por tanto tuvieron un impacto muy superficial, lo que hace necesario profundizar en una reforma integral y profunda.
Frente a la realidad de nuestro sistema de partidos políticos y su evidente deficiencia, urge que las reformas que se están perfilando hoy por hoy, vayan directamente a modificar aspectos claves del sistema partidario en aras de democratizarlo, institucionalizarlo y hacerlo verdaderamente representativo. Reformas que sean más de lo mismo, no más por favor, Guatemala necesita reformas profundas que le den al país un sistema de partidos políticos que aporte al fortalecimiento y desarrollo de nuestra democracia y no que la catapulte.
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