Las acciones de Líder constituyen una afrenta inaceptable y preocupante, agravada ante la perspectiva de una victoria electoral por clientelismo y acarreo.
Con el paso de los años, el desprecio a la ley y a la ciudadanía que caracteriza al partido Líder ha crecido y se ha fortalecido. Su forma de actuar y perpetrar astucias politiqueras atrajo a su organización política a personajes como Mario Rivera, Arnoldo Medrano, Mario Yanes, ...
Con el paso de los años, el desprecio a la ley y a la ciudadanía que caracteriza al partido Líder ha crecido y se ha fortalecido. Su forma de actuar y perpetrar astucias politiqueras atrajo a su organización política a personajes como Mario Rivera, Arnoldo Medrano, Mario Yanes, Mirza Arreaga, Luis Chávez, Jaime Martínez Lohayza, los hermanos Barquín o Baudilio Hichos: todos acusados por la Cicig y el MP por corruptos y por la comisión de delitos diversos. Todos gozan de antejuicio y por el momento continúan operando con tranquilidad. Pero, según como van las cosas, es incierto si, pese a pruebas contundentes, serán condenados en el Organismo Judicial: impunidad pura.
Luego de sentir la fuerza de la investigación y la persecución penal lideradas por la Cicig, Líder ha emprendido el contraataque. Este contraataque quizá tenga como punto de partida la elección de la Corte Suprema de Justicia y otras judicaturas clave. Luego, con mucha más claridad, la elección espuria de Manuel Duarte como magistrado de la CC.
Luego del revés de la bochornosa entrevista en la cadena noticiosa internacional CNN, Baldizón y su partido corrigen el rumbo de su cruzada a favor de la corrupción y la impunidad reconociendo que su capital politiquero no está en la comunidad internacional ni en el electorado consciente, informado y crítico. Su capital político está en los pactos colusorios en los que se han perfeccionado, en el Congreso, con el Ejecutivo y sus tentáculos dentro del sistema de administración de justicia.
Así lo demostró el jueves pasado, día negro para Guatemala, cuando Líder hizo gala de su músculo y poder politiquero. Se burló a su gusto y antojo de la ciudadanía, primero con la payasada de presentarse al hemiciclo parlamentario supuestamente para aprobar las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, justo cuando sus operadores en la CC votaban para anular los pasos previos que se habían dado para la aprobación. Además, votó otra vez en connivencia con el PP para sostener la inmunidad de Otto Pérez Molina, de tal modo que le aseguró impunidad y confort a un corrupto más. Por si no hubiese sido suficiente, se prepara para reformar la Ley Orgánica del Ministerio Público con el fin de desarticular al ente investigador y avanza así en sus amenazas de desembarazarse de la Cicig y la lucha contra la impunidad y la corrupción que tanto lo incomoda.
Acá es cuando refranes populares como «si así es el camino, ¿cómo será el pueblo?» o «si así son las vísperas, ¿cómo serán las fiestas?» cobran una relevancia apabullante.
Con semejantes afrentas, uno está tentado de pensar que la ciudadanía los rechazará en las urnas. Sin embargo, menosprecian ese riesgo, ya que para ellos los 25 000, 50 000 o 90 000 que protestan en la plaza ejerciendo ciudadanía les tienen muy sin cuidado. Para ellos se trata de unas decenas de miles de capitalinos de clase media que no son nada comparados con los votos seguros que esperan de más de un millón de pobres que con prácticas populistas y clientelares llevarán acarreados a las urnas. Y sobre esto se aprovechan de la debilidad del Tribunal Supremo Electoral, el cual no encuentra la valentía de suspender, de una vez por todas, a este partido político y a cualquiera que desafíe leyes, instituciones y ciudadanía.
Este es justamente el respaldo que Líder siente para desafiar a la ciudadanía guatemalteca. ¿Será que una vez más nos arrodillaremos a esa sentencia cruel que dice que «cada pueblo tiene el gobernante que se merece»?
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