Ateniéndonos a una definición reconocida internacionalmente y proporcionada por la Interpol, decimos en su sentido más laxo que es la compilación de información, su análisis y difusión con el objetivo de anticipar, prevenir o controlar la actividad criminal. Su especificidad radica, entre otros, en tres aspectos fundamentales.
- Como un componente esencial de apoyo a la labor efectiva de la Policía en el ámbito de la prevención y contención de la criminalidad, en lo operativo y en lo estratégico.
- La inteligencia criminal trabaja sobre los datos relacionados con delincuentes, sospechosos de crímenes, incidentes, problemas y tendencias. Mediante la recopilación y evaluación de estos datos se pueden identificar las relaciones o conexiones entre los diferentes delitos en diferentes lugares.
- Los productos de inteligencia criminal se utilizan para proporcionar información que puede impulsar investigaciones policiales, operaciones y estrategias, así como dar insumos para la formulación de políticas y la toma de decisiones en el nivel político de las instituciones responsables de la seguridad.
Si la Digici hace inteligencia criminal es porque, por un lado, planea, recolecta y obtiene información; y por otro, la procesa, sistematiza, analiza y difunde oportunamente con el propósito de protegernos del crimen organizado (CO) y de la delincuencia común (DC). ¿Qué hace para lograr esto? Provee al Ministerio de Gobernación (Mingob) de asesoría para la toma de decisiones y la formulación de políticas y planeamientos para apoyar la prevención, el control y el combate del CO y la DC (artículo 3, literal c, Ley Digici). Recaba, además, información proveniente de otras dependencias del Mingob y la intercambia con otros órganos del Estado (artículo 3, literal d). Establece acuerdos de cooperación con entidades pares de otros Estados a través de mecanismos directos para requerir de ellos información (3, f). Solicita colaboración a autoridades, funcionarios y ciudadanos para obtención de información dentro del marco de sus fines (3, e). De acuerdo con el artículo 3 y sus literales n, g y h, la información obtenida debe ser manejada adecuadamente, de tal manera que los expedientes que obran en su poder deben ser protegidos para que se garantice, de igual manera, la seguridad de sus recursos humanos, materiales y de información.
Estas funciones de la Digici se materializan a través de dos ámbitos de trabajo: el estratégico y el operativo. Siguiendo la perspectiva de la Interpol, el primero tiene por objeto informar a los tomadores de decisiones de nivel superior. Su objetivo es proporcionar una alerta temprana sobre eventos criminales emergentes y una comprensión de los fenómenos criminales, lo que deriva en insumos para las decisiones que permiten organizar los recursos adecuados para hacer frente a la criminalidad. Esto implica trabajar sobre modus operandi, tendencias y patrones de la delincuencia y sobre el impacto potencial de factores externos como la tecnología, la demografía o la economía sobre el comportamiento criminal.
El trabajo operativo, por otro lado, se ocupa de información concreta de eventos criminales específicos y de su entorno que permita identificar los vínculos entre los sospechosos y su participación en las actividades delictivas, así como preparar perfiles de criminales.
En estos ámbitos de trabajo se hace uso de dos herramientas específicas y especializadas: la obtención de información y su análisis. Hablemos de la primera. Se suele decir que la recolección de información tiene dos tipos de fuentes: abiertas y cerradas. Las primeras son aquellas a las que se puede acceder sin limitación en tanto que son públicas. Pueden dividirse en tres.
- Fuente abierta de data. Información simple e inmediata.
- Fuente abierta de información. Datos acoplados generalmente como resultado de opinión o análisis. Estos se encuentran en columnas de opinión, editoriales, estudios, etc.
- Fuente abierta de inteligencia. Conocimientos sobre eventos buscados con un objetivo específico, en uso por parte de un grupo especializado de personas y que se difunden igualmente a un público específico. Estos son los centros de investigación, los llamados think tanks, etc.
Las llamadas fuentes cerradas, por otro lado, se definen como la información cuyo acceso está restringido legalmente, es decir, prohibido. Por ende, sobre ella se aplica una metodología intrusiva. Por ejemplo, la aplicación de la llamada inteligencia humana —toda información obtenida y proporcionada por personas físicas— o de inteligencia de comunicaciones —recolección de información sobre toda clase de comunicaciones conocidas, teléfono, radio, internet, etcétera—.
A partir de estos dos tipos de inteligencia surge la pregunta: ¿puede la Digici escuchar lo que decimos por teléfono, revisar nuestra correos, etcétera? Seguiremos hablando al respecto y sobre qué nos dice su propia ley.
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