Autoritarismo en la USAC y en la Escuela de Ciencias Psicológicas

El elemento más claro de autoritarismo y negación de la democracia es el irrespeto de estatutos, leyes y reglamentos. Manipulan leyes a su beneficio y en contra de la oposición. Intervienen unidades académicas, retardan elecciones y nombramientos, impiden inscripciones de opositores, utilizan procesos administrativos para doblegar u hostigar a la oposición. Inician procesos de persecución política, a través de acusaciones en el Ministerio Público (MP). La negación del Estado de derecho también se ve respaldada por la influencia que tienen en juzgados y cortes.

En el Campus central, hay un aparato de seguridad y vigilancia utilizado para ejercer control y presión contra estudiantes y docentes. Dependencias cerradas y con verjas son medidas arquitectónicas de segregación y control. 

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La Usac también se administra a distancia. El rector Mazariegos Biolis apenas aparece en actividades universitarias por miedo al rechazo (tanto fuera y dentro de la Universidad. Incluso, fuera del país). Berner García, director interventor de la Escuela de Ciencias Psicológicas, los demás miembros del consejo directivo y los coordinadores (algunos pertenecientes al claustro y otros ajenos a la escuela y la disciplina) apenas han puesto pie –y fugazmente– en las instalaciones luego de la expulsión de García el día 11 de agosto. 

Esto significa que las autoridades universitarias no dan la cara ni se abren al diálogo. Por ello la virtualidad como recurso: impide la organización estudiantil y niegan la palabra. Saben que carecen de razones para argumentar y que, en un diálogo libre, solo pueden caer en un mayor descrédito. Esto atenta en contra de la propia condición universitaria llamada a generar conocimiento a través de los datos y los argumentos, de la discusión. Es una verdadera traición al ideal que debe encarnar.

En lugar de dialogar, lo que hacen es enviar comunicados u oficios en los que aparentan legalidad. En el caso de Psicología, el director, la secretaria académica y los coordinadores nombrados envían solicitudes de información sin presentar nombramientos oficiales o convocan reuniones «urgentes», sin agenda y en la virtualidad. Han enviado correos no-reply a media noche o en horarios fuera de jornada. Presionan al personal administrativo y secretarial, pues saben que están en una posición más vulnerable. Han restringido el uso de correos, internet y equipo, medida que no se había dado en administraciones previas.

Los efectos de este autoritarismo van desde el sometimiento y el miedo hasta la resistencia frente a los abusos. Aunque no se exprese, hay un malestar de fondo. Muchos docentes y estudiantes tienen temor de expresar su opinión. Varios han sido castigados: expulsados de la Usac o perseguidos y criminalizados por el MP. En otro sector, contribuye a la indiferencia o apatía. 

Pero también hay quienes se sienten indignados y expresan su oposición a través de distintas formas. El autoritarismo también es una relación y pese al peso de la institucionalidad, el disenso y la resistencia, aunque implican costos, son posibles.