A pocas semanas de tener que presentar su informe por los últimos 12 meses, de los 28 que lleva en el cargo, Córdova Herrera no tiene mucho qué reportar. Bajo sus narices han pasado no pocas situaciones de violación a derechos humanos, sin que reaccione ante ello.
Lejos de pronunciarse contra el fraude y la consecuente imposición de Wálter Mazariegos como rector de la estatal Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), el titular de la PDH ignoró las agresiones sufridas por los grupos opositores. De hecho, actuó como caja de resonancia de las acciones fraudulentas al presentar una denuncia contra su antecesor, Jordán Rodas Andrade, principal oponente de Mazariegos, cuyos electores fueron impedidos de ingresar al centro de votación.
Córdova ha enmudecido ante las constantes acciones de criminalización contra estudiantes, docentes y personal de la USAC que se opuso al fraude. Decenas de estas personas están criminalizadas, muchas de ellas en el exilio, sin que el sucesor de Rodas Andrade ejerza su obligación de velar por los derechos humanos.
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En diciembre de 2023, la Unidad de Protección a Defensoras y Defensores de Derechos Humanos Guatemala (Udefegua), presentó un análisis sobre los ataques durante el paro ciudadano del 2 de octubre al 30 de noviembre. De acuerdo con la UDEFEGUA, en ese período se produjeron 85 agresiones contra personas que ejercían el derecho de manifestación y movilización. Entre otros, la Udefegua reportó 10 asesinatos o intentos de asesinato, 8 acciones de uso desproporcionado de la fuerza, 19 acciones de intimidación y vigilancia, así como 15 denuncias judiciales sin fundamento y detenciones arbitrarias. En contraposición, Córdova Hererera anunció que su oficina había iniciado de oficio una investigación contra las manifestaciones y acciones ciudadanas en el marco del paro nacional.
En son de broma, Jordán Rodas señaló que Córdova había dejado de estar en modo avión. Aludía así al silencio permanente o inacción absoluta de Herrera que significa, ni más ni menos, que incumple la función para la cual fue electo. Córdova Herrera no se ha pronunciado en temas que han sido sensibles para la población. Por ejemplo, la persecución espuria del Ministerio Público (MP) y las cortes en contra de fiscales y jueces anticorrupción. También su boca ha permanecido cerrada ante la propuesta de normas antiderechos, como la que faculta a la fuerza pública a intervenir casi sin control en las manifestaciones, y la normativa sobre ciberdelitos que penaliza la producción de memes en contra de funcionarios. Si bien ambas propuestas fueron engavetadas, no fue precisamente por objeción, mucho menos por acción del titular de la PDH.
En julio del año pasado, Córdova Herrera derogó la política institucional de género, compuesta por acciones destinadas a reducir la desigualdad de género dentro de la PDH. Estas medidas buscaban implementar acciones afirmativas para superar la histórica y estructural condición de desigualdad que enfrentan las mujeres en la institucionalidad pública. Con esta decisión, Córdova Herrera impone una visión patriarcal, misógina y contraria a los derechos de las mujeres, probablemente motivado por la intención de congraciarse con los grupos antiderechos cuya agenda es promovida por sectores poderosos y retrógrados.
Porque ha dejado de actuar ante graves violaciones a los derechos humanos, Córdova Herrera, quien está obligado a velar por su cumplimiento, los ha transgredido. Porque con sus acciones vulnera derechos como el de manifestación o el de la igualdad en el caso de las mujeres, Córdova Herrera, viola derechos. Ojalá y en el Congreso, lejos de aplaudirle su inacción e incapacidad, le demanden que cumpla su deber y deje de estar en modo avión.
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