San Andrés Semetabaj, un pueblo de Sololá ubicado a 10 minutos de Panajachel, tiene una forma particular de celebrar la Semana Santa. Desde el Jueves Santo se coloca en la cárcel un muñeco de Judas (que en San Andrés es llamado "Shutío"), entacuchado, con máscara, un trago, cigarros y ofrendas. Al siguiente día es colgado desde el campanario de la iglesia del pueblo en representación del mismo Judas, quien se ahorcó tras entregar a Jesús a cambio de unas monedas.
El Sábado de Gloria es...
San Andrés Semetabaj, un pueblo de Sololá ubicado a 10 minutos de Panajachel, tiene una forma particular de celebrar la Semana Santa. Desde el Jueves Santo se coloca en la cárcel un muñeco de Judas (que en San Andrés es llamado "Shutío"), entacuchado, con máscara, un trago, cigarros y ofrendas. Al siguiente día es colgado desde el campanario de la iglesia del pueblo en representación del mismo Judas, quien se ahorcó tras entregar a Jesús a cambio de unas monedas.
El Sábado de Gloria es bajado de la iglesia y llevado a la cofradía donde una persona toma su máscara, se coloca al menos dos pantalones, una camiseta, una camisa y saco, toma ramas de membrillo y sale a la calle. Estas ramas están preparadas con un baño de parafina y quemadas para que tomen mayor flexibilidad y no se rompan fácilmente. Generalmente, de más de un metro de largo, se utiliza una en una mano para dar latigazos y dos o más en la otra mano para defenderse.
Acompañado de otros hombres que más tarde portarán el traje, llega el "Shutío" al lugar donde será la próxima pelea. Un camión cargado de bocinas y músicos (marimba orquesta) lo espera. Sale, pues, el "Shutío" al centro del público, acercándose a él (empujándose algunas veces) los hombres del pueblo para pedirle el derecho de pelear contra él. "El Shutío" elije a su contrincante, bailan un fragmento de la canción que está sonando y cada quien tomando ramas de membrillo, dan inicio al combate. Cada pelea durará lo que el retador soporte.
Algunas peleas después, quien viste de "Shutío" entra a la casa que los recibe en esa cuadra, se quitan el traje para pasárselo a otro compañero y lo refrezcan con ron o aguardiente, depende de la casa de quienes los recibe.
En cuanto al público, también hacen peleas entre ellos, niños incluso. Si desde lejos se le grita al Shutío "¡Miedo!" (es decir, que el "Shutío" tiene miedo) se correrá el riego de que este lo vea, lo persiga y le propine uno o dos chicotazos... "Para que crezca", consuelan los abuelos.