Además, la incorporación del doctor Eduardo Arathoon y la del doctor Hugo Pezzarossi son excelentes. En mis últimas notas he estado pidiendo que el Gobierno se rodee de científicos y que los escuchen. Parece que al menos de forma parcial mis plegarias han sido escuchadas. Ya se rodean de un científico de trayectoria internacional, del más alto nivel. Quisiera tener un mayor optimismo en esta nota, pero las circunstancias hacen que no.
Este domingo, el presidente Giammattei liberó algunas de las restricciones en pleno ascenso de contagios. Entiendo que la economía está muy golpeada, pero debo insistir en que hay que mantenerse firmes con la decisión tomada. Liberar restricciones es tirar a la basura todo el sacrificio que hemos hecho en estas semanas, sobre todo antes de alcanzar el pico de contagios.
No soy epidemiólogo. Solo sé algo de los modelos matemáticos que estudian el comportamiento de las epidemias. Haré referencia a este artículo, de Miguel Kiwi, Premio Nacional de Ciencias Exactas de Chile, que leí hace unas semanas y que, a mi parecer, explica muy bien las dos estrategias posibles para combatir esta epidemia:
- Cerrar parcialmente el país y tener un control fuerte de la epidemia haciendo pruebas masivas
- Cerrar totalmente el país y así el confinamiento hace que el control de la epidemia requiera menos pruebas
Es preocupante que en Guatemala se hagan a medias las dos opciones, que son las que menos contribuyen al control de la epidemia. Sabiendo esto, desde la entrada en vigencia de la Coprecovid el Gobierno ha adoptado un discurso de cada quien es responsable de las decisiones que toma y, tratando de rectificar el rumbo para irse a la primera opción, de continuar con un cierre parcial y realizar pruebas masivas. Me permito quedarme escéptico aquí, pues lo han estado diciendo por semanas y el resultado no se ve. Es más: el número de pruebas llegó a ser de más de 2,000 y ahora oscila por alrededor de 1,500.
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La impresión que me da el discurso del doctor Asturias afirmando su creencia de que los guatemaltecos podemos cuidarnos es de derrota. Espero estar equivocado. Pareciera que al ver el estado de la situación, ya con la realidad de frente, se ha percatado de que no hay mucho que hacer. Como él mismo lo dice, basándome en la evidencia, dejarle la responsabilidad a la población no ha sido la medida más acertada. Veamos el caso de Suecia.
La creación de la comisión llegó demasiado tarde. Ciertamente, tomando en cuenta su notable trayectoria, resulta muy tentador esperar que estuviera liberado de sus obligaciones en Estados Unidos. Sin embargo, en una situación de crisis, esperar a que la curva de contagios estuviera en pleno crecimiento exponencial está mal desde cualquier punto de vista. La comisión pudo haber estado conformada por el doctor Arathoon, el doctor Pezzarossi y otros científicos que habrían podido atender la crisis desde el inicio, con una comunicación constante con el doctor Asturias, y recibir a este con los brazos abiertos cuando su arribo a Guatemala hubiera sido posible. La conformación de un consejo de científicos se ha pedido desde hace más de dos meses. Me remito a mi nota del 27 de marzo en este blog. Sin dudas, la creación de la Coprecovid es acertada, pero llega tarde.
A su vez, la Vicepresidencia de la República decide conformar una comisión paralela poscovid para diseñar un plan de reconstrucción del país. Este es trabajo de los ministerios, que, entiendo, podrían verse superados por la situación. Para esto existen los consultores y los proyectos de investigación que pueden financiar en las instituciones académicas. La reconstrucción debe hacerse rodeada de científicos, pero los incentivos deben verse. Pedir que se haga el trabajo del personal técnico de los ministerios ad honorem no funcionará. Los científicos también tienen obligaciones financieras o requieren de mejor equipo para trabajar y hacer investigaciones de mejor calidad. Eso se logra financiando los proyectos de investigación.
¡Esta crisis se combate con ciencia! ¡Con ciencia digna!
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