El triunfo de Movimiento Semilla en 2023 está conectado con el estallido social de 2015 en Guatemala. No solo porque se puede argumentar que fue a través de Semilla, que se identifica como socialdemócrata, que se canalizaron los pedidos de 2015, sino porque la dinámica que se dio en el proceso electoral de 2023 fue una muestra muy gráfica del comportamiento de los grupos de poder en el país. Hay cuatro factores que son clave para analizar el momento: 1. Esto es un proceso político; 2. Las características de las élites políticas guatemaltecas; 3. La contrainsurgencia[i] dirigida a actores del estallido; y 4. El voto de la población es imprevisible.
En agosto y septiembre de este año hice veinticinco entrevistas a distintos actores (diputados, empresarios, activistas y funcionarios públicos) y analistas de los últimos ocho años para mi tesis doctoral. Además, en coautoría para un artículo académico, entrevisté a nueve militantes de Semilla que antes estuvieron en el movimiento estudiantil. Este memo analítico está basado en esas entrevistas y la hipótesis de mi disertación doctoral.
Lo que se sembró en los 140 días de primavera[ii] fue el inicio de un proceso
La idea de Semilla como partido político surgió del estallido de 2015. Eso fue hace ocho años. El periodo de tiempo entre el estallido y el posible acceso a la toma de decisiones públicas para sectores que antes no lo tenían es diferente a los otros casos de estallidos contemporáneos de América Latina, en donde esto sucedió en un periodo mucho más inmediato (i.e. Chile, Colombia). Esta observación tiene el único objetivo de remarcar que lo que pasó durante esos ocho años es relevante para entender el resultado. Es decir, el proceso político (Tilly 2001) es especialmente relevante para este resultado.
Al ser un proceso, y no una estructura, el resultado no está predeterminado. Esta perspectiva hace la diferencia no solo en el análisis académico, sino también en el accionar de los grupos que buscan democratización, porque significa que todavía hay espacio para la innovación y la sorpresa. También aporta a la idea de secuencias y nos permite evaluar los efectos de 2015 con nueva información.
Heterogeneidad y fragmentación de las élites políticas
Con élites políticas no me refiero solo a élites económicas, me refiero a todos los grupos que tienen un poder desproporcionado en relación a su tamaño para decidir sobre lo público (Best y Higley 2018). Para Guatemala, estos grupos son: la élite económica, la partidaria, el crimen organizado y los militares retirados y CIACS[iii] (Schwartz 2023). Estos, además, tienen subdivisiones que pueden tomar posturas diferentes según el momento. Esto abona a una de las características particulares de las élites políticas guatemaltecas: su heterogeneidad y fragmentación, que están ligadas a las dinámicas de reacomodamiento y conflictos por compartir poder (Svolik 2012).
Los conflictos y reacomodamientos de las élites políticas pueden ser difíciles de ver en momentos clave donde hay amplia alineación de los grupos por un mismo interés (e.g. terminar con la CICIG[iv]), pero es más evidente cuando no hay acuerdo común (e.g. proceso electoral 2023). El desacomodamiento de las élites políticas durante el proceso electoral es uno de los factores que explica el escenario que habilitó el triunfo de Semilla. Esto lo podemos observar en la gran cantidad de partidos vinculados a grupos de las élites políticas que participaron en la contienda y en la utilización de las instituciones judiciales y electorales –a través de la cooptación de las mismas– para excluir candidaturas como la de Carlos Pineda[v] y Thelma Cabrera[vi]. Sin embargo, el desacomodamiento solo no garantiza la reaparición de las demandas de 2015, ahí entra el rol de Semilla.
El invierno contrainsurgente modificó las decisiones de actores del estallido
Entre las personas entrevistadas hay consenso sobre que después del punto de mayor masividad de 2015, especialmente durante 2016, siguió una breve fase de posibilidad de ampliación democrática que se disipó en 2017. También existe consenso sobre que en 2017 hubo un reacomodamiento de las élites políticas sobre un mismo interés: detener a la CICIG. Después de esa alineación, es posible medir la reducción gradual del espacio democrático, que se agudizó desde finales de 2020, por la intensificación de las tácticas contrainsurgentes dirigidas a actores del estallido y operadores de justicia (i.e. acoso de netcenters, represión, exilio, criminalización) (CICIG 2019, Blitzer 29 de abril de 2022 y EIU 2023).
Dos de las características de los actores del estallido que explican por qué no consiguieron mantener sus demandas democratizadoras más allá de 2016 son la incapacidad de sostener la unidad de sus demandas (Hatab 2018) y las coaliciones multisectoriales (Yashar 1997). Esta incapacidad puede empeorar al estar bajo asedio contrainsurgente, pero también motivó a participantes de otros espacios políticos (movimiento estudiantil, colectivos urbanos, incluso militantes del MLP[vii] al quedar excluido) a aglutinarse en Semilla. ¿Si la contrainsurgencia no neutralizaba tantos otros espacios de participación estos actores del estallido igual se habrían unido a Semilla? No busco responder preguntas hipotéticas con la evidencia que tenemos, pero sirve para delimitar mejor la pregunta: ¿cómo llegó Semilla, no solo a reivindicar las demandas mayoritarias de 2015 sino, a marcar un cambio en la preferencia electoral de las tres décadas de democracia posconflicto[viii]?
Semilla es el espacio de organización política con mayor posibilidad de incidencia que sobrevivió los efectos que las tácticas contrainsurgentes infligieron en otros grupos. Pero sobrevivir no es su único mérito, también, a pesar de todo, sostienen la búsqueda de incidencia a través de los mecanismos institucionales democráticos, algo que en JusticiaYa[ix] llamábamos sostener la «necedad» de la esperanza. Según sus militantes, Semilla es distinto a otros partidos tanto por sus mecanismos de democracia interna, como también por la participación real de mujeres y jóvenes. Es precisamente esta cualidad partidista la que le permitió la flexibilidad de aglutinar actores de distintos sectores. Por último, el partido se tejió de vínculos de confianza entre personas que se conocían desde antes[x]. Con la confluencia dentro del esquema de partido de Semilla se compensó parte de la incapacidad para la unidad y la multisectorialidad de los actores en el proceso post 2015.
Un último factor todavía más complejo: el voto
Hay un factor explicativo que sigue siendo difícil de comprender y es la preferencia de la población votante en Guatemala. A pesar de la multitudinaria participación de personas no organizadas en el estallido de 2015 y los ciclos posteriores en 2017 y 2021, la mayoría de la población votó por dos candidatos vinculados a los mismos sectores en contra de quienes se protestó (Jimmy Morales[xi] y Alejandro Giammattei[xii]).
Hasta antes de 2023, se daba por sentado que esta población votaba por clientelismo o por su preferencia por la derecha o el conservadurismo antes que por cualquier otra propuesta. Esta misma población, con una nueva generación haciendo parte, es la que en 2023 eligió la propuesta de Semilla. Aun cuando había otros candidatos con consignas anticorrupción, ¿por qué esta vez la población eligió a un partido no de derecha y no conservador en contra de su tendencia histórica? La respuesta a esto sería material de otro análisis.
Enmarcado en el proceso político de los últimos ocho años, la interacción entre la heterogeneidad y fragmentación de las élites políticas, la confluencia de actores del estallido en Semilla y la elección imprevisible de la población votante nos ayuda a entender cómo logró germinar una reivindicación de la primavera de 2015 en un momento donde el invierno contrainsurgente parecía perpetuarse. También nos permite identificar herramientas y horizontes: la historia, como un proceso impulsado por personas, nos recuerda que siempre que existan quienes persigan el instinto de justicia habrá posibilidades de transformación.
Epílogo
Sería poco aprovechado publicar un texto estos días sin hacer alusión al movimiento de protesta en curso más importante de las últimas décadas en Guatemala: el paro nacional indefinido. A once días de bloqueos masivos iniciados por convocatoria de los 48 Cantones en contra de los intentos del gobierno de Giammattei por dar golpe al presidente electo por Semilla, se puede ver una sólida unificación de la demanda, en este caso por democracia, y la articulación de una amplia coalición multisectorial desde los nuevos actores de protesta. Queda ver si estos actores podrán sostener esa unidad de la demanda y la coalición multisectorial, en interacción con el desalineamiento de las élites políticas que ya habíamos identificado en el proceso electoral, para asegurar la ampliación democrática posterior.
Referencias:
Best, H. y Higley, J. (2018). The Palgrave Handbook of Political Elites. Palgrave Macmillan.
Blitzer, J. (29 de abril de 2022). The Exile of Guatemala’s Anti-Corruption Efforts. The New Yorker.
CICIG (2019). Bots, netcenters y combate a la impunidad. Comisión Internacional Contra la Corrupción e Impunidad en Guatemala.
EIU (2023). Democracy Index 2022. Frontline Democracy and the Battle for Ukraine. The Economist Intelligence Unit.
Hatab, S. (2018). Abortive regime transition in Egypt: pro-democracy alliance and demand-making framework. Democratization 25, no. 4 (Junio): 579-596.
Nómada, La Erre y Estate Julio Zadik (2015). 140 días de primavera.
Schwartz, R. A. (2023). Undermining the State From Within: The Institutional Legacies of Civil War in Central America. Cambridge University Press.
Svolik, M. (2012). The Politics of Authoritarian Rule. Cambridge University Press.
Tilly, C. (2001). Mechanisms in Political Processes. Annual Review of Political Science, 2001, 4: 21-41.
Yashar, D. (1997). Demanding Democracy: Reform and Reaction in Costa Rica and Guatemala 1870s-1950s. Stanford University Press.
[i] Hablamos de contrainsurgencia, aunque los actores del estallido social no sean grupos guerrilleros insurgentes, porque las tácticas utilizadas son réplica y adaptación de las utilizadas durante el Conflicto Armado Interno y porque la impunidad conseguida por los actores del aparato represivo estatal durante ese período permitió que vestigios de una coalición contrainsurgente dominante permanecieran vigentes (Schwartz 2023).
[ii] Periodo del estallido social. Entre el 25 de abril, fecha en la que se realiza la primera protesta masiva de #RenunciaYa, y el 6 de septiembre de 2015, fecha en la que renuncia el presidente de la república.
[iii] Cuerpos Ilegales y Aparatos Clandestinos de Seguridad (CIACS). Surgidos del «Estado paralelo» creado por los regímenes militares durante el Conflicto Armado Interno en Guatemala para la implementación de estrategias contrainsurgentes.
[iv] Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). Organismo ad hoc creado por acuerdo nacional con la Organización de las Naciones Unidas para el cumplimiento del acuerdo de paz que establece la desarticulación de los CIACS. En conjunto con el Ministerio Público, impulsó los casos judiciales que provocaron el estallido de 2015.
[v] Candidato por el partido político Prosperidad Ciudadana, de orientación conservadora, que fue líder en la intención de votos dos meses antes de la primera vuelta electoral y fue excluido de la misma.
[vi] Candidata por el partido político Movimiento de Liberación de los Pueblos (MLP) constituido en 2016 a partir del Comité de Desarrollo Campesino (CODECA), de origen rural e indígena. Obtuvo el 10% de los votos presidenciales en 2019, consiguiendo el cuarto lugar de forma imprevista, y fue excluida de la contienda presidencial en 2023.
[viii] Guatemala tuvo una serie de regímenes militares institucionalizados de 1954 a 1985 y un conflicto armado interno de 1960 a 1996 que finalizó con la firma de los Acuerdos de Paz entre las organizaciones guerrilleras y el Estado.
[ix] JusticiaYa fue un colectivo surgido de las personas que convocaron a la primera manifestación #RenunciaYa en 2015. Se dedicó a la incidencia política a través de la comunicación y la articulación.
[x] Artículo pendiente de publicación.
[xi] Presidente con el partido político FCN-Nación, fundado por militares retirados vinculados a CIACS, crímenes de lesa humanidad y financiamiento electoral ilícito.
[xii] Presidente con el partido político VAMOS. Vinculado al crimen organizado en el Sistema Penitenciario.
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