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Una señora ixil participa en una actividad a favor de los derechos de las mujeres durante las celebraciones del Día internacional en contra de la violencia a la mujer en Nebaj, Quiché, en noviembre 2011. Simone Dalmasso

COVID19 ¿Qué está pasando con la cooperación y las oenegés?

El financiamiento que están asignando grandes financistas para la respuesta a la crisis puede significar menor financiamiento en el futuro
Se están abriendo oportunidades de financiamiento, pero sólo para algunos centros de pensamiento u organizaciones no gubernamentales, y solo por invitación
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COVID19 ¿Qué está pasando con la cooperación y las oenegés?

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La crisis sanitaria ocasionada por el COVID19 cambió el mundo… de la cooperación al desarrollo.

Según una encuesta, un 67% de organizaciones no gubernamentales han visto reducido su financiamiento o han tenido mayores dificultades para acercarse a donantes desde que inició esta crisis sanitaria; un 96% han visto sus operaciones afectadas negativamente por las restricciones y disposiciones tomadas por los gobiernos; y un 60% han tenido que eliminar o suspender sus programas o servicios habituales. La principal dificultad que han enfrentado para adaptar su trabajo a estas condiciones es la falta de infraestructura y sistemas para operar en línea.

En este momento, la mayoría de los esfuerzos científicos y académicos que han analizado las implicaciones que tendrá en todos los ámbitos de la humanidad coinciden que es muy temprano para prever la dimensión de su impacto o de las medidas tomadas para combatirlo, pero han intentado identificar tendencias y anticipar posibles respuestas a las complejas decisiones que se deberán tomar.

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De acuerdo con Brookings Institution existen dos posibles escenarios para el efecto de esta pandemia en la cooperación internacional. En el primero hay un retroceso de los procesos de globalización ocasionado por posiciones nacionalistas y de aislamiento de importantes actores políticos; y en el segundo se vivirá una nueva ola de cooperación internacional como la ocurrida después de la Segunda Guerra Mundial. Sus autores señalan que esto no será resultado sólo de la crisis mundial de salud ocasionada por el COVID19, sino que está estrechamente relacionado con la crisis de la globalización y gobernanza mundial que ya vivíamos.

Una importante premisa que comparten la mayoría de académicos y científicos es que la cooperación internacional será necesaria para superar esta crisis, especialmente porque el COVID19 mostró que aun los países más poderosos son vulnerables a crisis donde la solución requiere cooperación política, científica, económica o médica. En este sentido, están de acuerdo en que gran parte de los recursos se enfocan en responder a la crisis, pero, pasada esta, la agenda de cooperación se enfocará en otros temas: desarrollo médico, fortalecimiento de los sistema de salud; atención a la reducción de la pobreza y desigualdad; y seguridad, prevención de la violencia y la conflictividad social.

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Ahora bien, tanto Guatemala como América Latina, enfrentaban ya una gran diversidad de retos que ponían presión sobre la forma tradicional en que se ha gestionado la cooperación para el desarrollo. Esto en gran parte se debe a que la naturaleza de muchos de los desafíos rebasa las fronteras de los países, y son ocasionados por crisis regionales o mundiales, consecuencia directa de la creciente interdependencia generada en un mundo cada vez más interconectado.

Por esta razón, se ha hablado desde hace varios años de un cambio de paradigma para atender estos desafíos, y distintos estudios llegan a dos conclusiones: primero, se debe repensar la gobernanza y modalidades internacionales de la cooperación; y, segundo, se deben redefinir las relaciones entre todos los actores que giran alrededor de esta para responder de manera más efectiva e innovadora a las implicaciones de un mundo cada vez más globalizado.

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Con la adopción de la Agenda 2030 se busca asumir esa perspectiva más amplia del desarrollo y orientar los distintos marcos de cooperación, y su gobernanza, a modalidades que vinculen acciones locales y nacionales con una agenda global. Alcanzar esto requirió de un gran esfuerzo, pero, a pesar del avance que significa, se reconoce que hay diversas recciones políticas negativas que han limitado los efectos positivos de esta.

Dependiendo de las consecuencias de la crisis, nos enfrentamos a dos posibles escenarios: un mundo más dividido o uno más cooperativo. Esto dependerá en gran parte del pulso entre distintos actores políticos.

Mientras tanto, este desequilibrio tiene implicaciones importantes para las estructuras de financiamiento de organizaciones no gubernamentales.

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Recientemente, fundaciones privadas, empresas, organismos multilaterales y gobiernos han respondido a la crisis introduciendo nuevos fondos de cooperación o han flexibilizado los fondos ya comprometidos para atender este tema puntualmente. Esto permite encontrar espacios de maniobra de manera inmediata, pero preocupa cómo afectará al financiamiento en la etapa de recuperación y reconstrucción pasada la crisis.

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De acuerdo con On Think Tanks, se deberán explorar nuevos modelos de cooperación y tomar decisiones en cuanto a sus estructuras actuales de financiamiento para lograr resistir la crisis y no comprometer la sostenibilidad a largo plazo de estos. Asimismo, evalúan algunas tendencias en términos de financiamiento que son importantes considerar:

  • Se están abriendo oportunidades de financiamiento, pero sólo para algunos centros de pensamiento u organizaciones no gubernamentales, y solo por invitación.
  • Las nuevas oportunidades se limitan al COVID19.  
  • Se han flexibilizado los esquemas de financiamiento ya comprometidos, pero no se consideran los costos administrativos de la crisis.
  • Con el cambio de prioridades en los programas de gobierno, de los organismos multilaterales y bilaterales, fundaciones privadas y empresas es probable que no se tengan los mismos fondos disponibles para operar en el mediano plazo.
  • El financiamiento que están asignando grandes financistas para la respuesta a la crisis puede significar menor financiamiento en el futuro.
  • No se han incluido a Centros de Pensamiento u organizaciones no gubernamentales en la mayoría de los programas de apoyo de los gobiernos.

Así, es  necesario reflexionar en varios aspectos, dentro de ellos: los modelos y esquemas actuales de financiamiento de las organizaciones no gubernamentales; los mecanismos para asegurar capital humano que permita adaptar sus operaciones a las demandas concretas de la crisis y el periodo de recuperación; la importancia de establecer y mantener canales de comunicación efectivos con los donantes o financistas ya comprometidos; y principalmente, adoptar mecanismos de gobernanza que hagan flexibles sus procesos de toma de decisión.

En los siguientes meses se conocerán nuevas oportunidades de financiamiento conforme los gobiernos, organismos multilaterales, fundaciones privadas y filántropos ajusten sus planes originales de cooperación. Se recomienda el uso y revisión periódica de plataformas virtuales como Devex o Donors Tracker para monitorear los cambios excepcionales que puedan darse en los flujos de cooperación y anticipar a nivel operativo y técnico los posibles escenarios para una organización no gubernamental.

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