El primer tema controvertido de la actualidad es el evento del antejuicio supuesto que tiene el general Melgar Padilla. En una estrategia propia de un delincuente de cuello blanco, el general se valió de los poderes que lo rodean y de las complicidades del cuartel para librarse de ser detenido. Este ejemplo sirve para explicar cómo ya dio justificación para que, cuando se llegue ese momento de la detención (pues lo único que hizo fue aplazarlo), esté plenamente justificado otorgar prisión preventiva. Claro, él dirá, al igual que la mayoría, que es persecución política, pero de sobra sabemos que no es así. Respecto del antejuicio, el expediente 670-2003 de la CC deja claro que la Constitución es la única que puede enunciar qué funciones públicas están protegidas por la figura del antejuicio, por lo que el hecho de que la Constitución no mencione su cargo no quiere decir que esté permitido.
Otro tema es el relacionado con la comisión de postulación para la elección de fiscal general. Como bien adelanté en mi primera columna de este año, todos exigirán un candidato con elevado perfil académico. Y si bien eso es importante, esta vez es más importante que en la lista de seis queden solo aquellos que tengan una historia de vida plenamente identificada con la ética, la transparencia, la independencia y la imparcialidad, además de que estos seis deben estar dispuestos a cumplir con la obligación internacional de apoyar a la Cicig y colaborar con ella. Por eso creo que el señor Acisclo Valladares tiene conflicto de intereses, pues hay familiares de él en el actual gobierno. Y eso hace que no pueda integrar la lista, es decir, ni siquiera ser una opción para el presidente. También creo que algunos magistrados actuales de la CSJ no deben integrarla, pues nunca fueron transparentes respecto de si apoyaban o no las reformas constitucionales y de la carrera judicial. Lo que hicieron fue entorpecerla cuando ya estaban listas. Y así hay varios candidatos.
En el Congreso se ha iniciado una construcción de agenda legislativa de confusión. Por ejemplo, la iniciativa 5,385, sobre un procedimiento simplificado en casos de violencia sexual, es mala, pues se confunde con la verdadera de aceptación de cargos. La iniciativa última sobre pandillas terroristas es tan mala técnicamente porque todas y todos terminaremos siendo pandilleros y terroristas. La propuesta de reformas a la Ley de Orden Público que presentó Linares Beltranena no es igual a la iniciativa 4,985. Esta última es una excelente iniciativa. Por ende, acá los periodistas se confunden, de manera que todo se vende como malo y solo avanzan las iniciativas de ley que ellos dicen que son buenas, que finalmente terminan siendo las malas.
Para terminar, el señor presidente sigue manejando la política internacional según sus creencias y convicciones, por lo cual lo han premiado agrupaciones diversas de Estados Unidos. Pero, como ya sabemos, la base de la política internacional del país es el artículo 149 de la Constitución, que dice que el presidente debe promover los derechos humanos (no a sus amigos), los organismos internacionales (sin pelearse con ellos) y la paz internacional (no generar conflictos como el de Medio Oriente). Finalmente, dicho artículo dice que él debe sujetarse al derecho internacional, no a sus caprichos y a los de su canciller.
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