Las meliponas y trigonas son abejas sin aguijón, originarias del continente americano, con los más elevados niveles de organización social de su especie. Como grupo con más de 450 especies se les denomina meliponinas. De ahí que a su aprovechamiento se le llame meliponicultura. En el sur de México (y supongo que en el occidente de Guatemala) se les conoce como Xunan Kab, Cooleb Cab y Jobom Cab.
Gracias a la estupidez de los conquistadores de Mesoamérica, los documentos ancestrales fueron destruidos. De esa cuenta, solo sobrevivieron cuatro libros (códices) mayas con información detallada de su cultura. Son los códigos de México, de Dresde, de Paris y el de Madrid o (Trocortesiano) que contiene un manual completo para la práctica de la meliponicultura.
Las abejas mayas se diferencian de otras especies en que suelen ser muy pequeñas, se establecen en huecos troncos de árboles y las propiedades químicas y su miel tiene extraordinarias propiedades medicinales. Son menos productivas que la abeja que nos resulta más común, llamada italiana (Apis mellifera). Su miel es más escasa pero más densa, es muy aromática y las propiedades medicinales son muy superiores a las de la miel comercial. Se utiliza, entre muchas cosas, para eliminar cataratas oculares, aliviar la sudoración infantil nocturna y curar infecciones en heridas y en la garganta.
La llaman miel de talnete, de montaña, de jobom y blanca. No pierda la oportunidad de ver este reportaje y luego este video que duran apenas un par de minutos. Si no tiene media hora disponible en este momento, déjelo para más tarde (mejor si en familia), pero no se pierda esta documental.
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¿Qué tiene que ver esto con la recuperación de conocimientos ancestrales? Cuando llegaron los españoles pronto descubrieron que los pueblos originarios habían desarrollado técnicas de aprovechamiento y que tenían colonias en grupos de cientos a miles. A lo que nosotros llamamos panales ellos le llamaban jobones (recordemos que son troncos huecos). Algunos impuestos a la corona se pagaban en miel y cera, por ser consideradas de gran valor.
Para producir miel y otros productos comercializables las abejas visitan flores, que son polinizadas y producen frutos y semillas. El asunto es así de sencillo: sin árboles y otras plantas que producen flores no hay ni abejas y sin estas no hay miel. Además, hay que pensar en que lo que las abejas polinizan será nuestra comida. Así que sin abejas no hay agricultura alimentaria, así de sencillo y apocalíptico.
El mundo actual enfrenta una seria crisis de polinizadores debido a la destrucción de ecosistemas por efecto del cambio climático, la destrucción de hábitats de las abejas, la deforestación, la contaminación de fuentes de agua y el uso de agroquímicos que, para eliminar plagas, también exterminan a los polinizadores.
Volvamos a la meliponicultura. Las técnicas de manejo de estas abejas se han ido perdiendo con los relevos generacionales. Muy pocas personas las conocen y su dominio parece limitado a chamanes, curanderos, ancianos y sacerdotes mayas además de algunas comadronas. Lo confirma un estudio aleatorio en algunas comunidades kanjobales, kichés y mames. Vea aquí un buen diagnóstico de la situación de la meliponicultura en Guatemala.
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En algunas comunidades mexicanas y gracias a esfuerzos de las autoridades de gobierno y socios de la cooperación el conocimiento ha sido transmitido a las mujeres, como se puede ver en el tercer video recomendado. Como meliponicultoras continúan con las buenas prácticas, pero se enfrentan a dificultades externas que amenazan a las poblaciones de abejas e influyen en escasos rendimientos de miel, lo que le resta atractivo como actividad generadora de ingresos.
¿Cómo podemos contribuir a mejorar esta situación? Consuma miel blanca (aunque sea un poco más cara), siembre árboles y flores y aventúrese en la meliponicultura urbana. Si vive en el campo, pero no sabe cómo manejar a estas particulares abejas, no las mueva de su lugar porque terminará matándolas.
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