Solano Barillas fue capturado el 2 de mayo de 2013 acusado por el Ministerio Público de ser el teniente “David”, quien según miembros de la ORPA fue el que ordenó a una columna de diez personas a su cargo estrangular a 22 hombres entre el 22 y 24 de noviembre de 1988 en la aldea El Aguacate, San Andrés Itzapa, Chimaltenango.
Solano, quien hasta el momento no ha rendido declaración ante el tribunal, dijo a Plaza Pública que él permaneció en México desde 1984 hasta 1995, por lo que no estaba en el país cuando ocurrió esta matanza. Está previsto que la defensa presente sus pruebas dentro de tres semanas y tal como informó el abogado defensor Julio Pérez, quien trabaja en Defensa Público Penal, estas demostrarán que Fermín Solano y el teniente “David”, son personas diferentes.
Hasta el momento, todos los testimonios de cargo ofrecidos por el Ministerio Público han acusado directamente a Solano como autor de los hechos. Hace dos semanas cuatro ex miembros de la ORPA, Pedro Pablo Palma Lau (excomandante “Pancho”), Jaime Aurelio Tun Luch (excapitán “Hernán”) y otros dos combatientes del frente Javier Tambriz, al que supuestamente pertenecía la columna guerrillera responsable de la masacre, en sus declaraciones ante el juez identificaron a Fermín Solano como “David”.
“Fue un pecado de guerra”
El lunes, el teniente David también fue señalado como responsable de la matanza, la primera atribuida a las fuerzas guerrillas que llega a juicio, por Luis Antonio Santa Cruz Mendoza, conocido durante la guerra en las filas de la ORPA, como comandante “Santiago”. El exjefe insurgente, quien quedó al mando del Frente Javier Tambriz a partir de 1985, tras relevar a Pedro Pablo Palma Lau, ofreció su declaración a través de una videoconferencia desde Santiago de Chile, donde reside desde 2001 y donde actualmente trabaja como doctor en un hospital público.
“Santiago” repitió la versión ya relatada en su libro “Insurgentes: Guatemala, una paz arrancada”, y explicó que una escuadra de avanzada dirigida por el teniente “David” fue sorprendida en el Soco por un grupo de hombres de la aldea El Aguacate, dos de ellos comisionados militares, y tomó la decisión de estrangularlos. Sin embargo, Santa Cruz dijo que no conocía el nombre real del teniente “David”. “Yo conocí a un David que fue un combatiente y oficial guerrillero, no relaciono uno con lo otro”, dijo.
El auxiliar fiscal, Lázaro López, cuestionó a Santa Cruz sobre su responsabilidad en los hechos como jefe del frente guerrillero, pero este afirmó que, si bien en ORPA funcionaba una estructura militar y jerárquica, las acciones de aquel día no fueron consultadas.
“Si vamos a la responsabilidad estricta, el jefe del frente es quien asume la responsabilidad de todo. En la organización vertical que les acabo de mencionar, uno orienta a sus subordinados, da órdenes. Ahora bien, como las hace cada quien, si las cumple como uno lo indicó, si se ciñe al marco de funcionamiento del frente, a nuestra ética, a nuestra moral o a nuestra filosofía guerrillera, esa es otra cosa”, precisó Santa Cruz, afirmando que los sucesos fueron “un grave error” y una “falta de criterio del teniente a cargo”.
El Ministerio Público también preguntó a Santa Cruz sobre por qué no cumplió con las órdenes de Rodrigo Asturias, el excomandante “Gaspar Ilom”, máximo jefe de ORPA, de fusilar a “David” tras conocer los hechos.
“A mí el comandante Gaspar me dijo ‘tienes que fusilar a David e informar’. Yo le envié un mensaje de respuesta donde le explicaba que iba a ser contraproducente para la cohesión interna del frente que yo asumiera esa sanción de eliminación física, y le proponía que lo desarmáramos y lo tuviéramos sancionado en el campamento. Cuando yo le explico a él las razones, él no me responde, y esa no respuesta para mí fue una aceptación de los argumentos que yo le di”, explicó.
Según “Santiago”, “muchos compañeros del frente pensaban que haber eliminado de esa forma a supuestos agentes enemigos era lo correcto, y hasta tenían una posición de apoyo y eso requería un trabajo político de reflexión” que, según dijo, él no podía realizar a través del fusilamiento.
“Para muchos se puede pensar que la muerte es el peor castigo, yo pienso que no”, continuó Santa Cruz,”yo pienso que el peor castigo es seguir vivo y recordar cada día el error que uno hizo. Y para un guerrillero que uno le quiten las armas es la mayor ofensa, la mayor humillación”.
Ante una sucesión de preguntas sobre Pedro Palma Lau, Santa Cruz respondió: “Le voy a responder concretamente para aprovechar el tiempo, para mí Pedro Pablo Palma Lau, quien fue mi mentor y quien me enseñó a ser guerrillero, actualmente lo considero un traidor. Punto”.
—¿Cree que intereses económicos y políticos de carácter individual pueden motivar a las personas a inculpar a un inocente de haber cometido un hecho como el que se está juzgando? —cuestionó el abogado de la defensa.
—Todo es posible, máxime en Guatemala —respondió Santa Cruz.
—¿Cree que existan instituciones que pueden presionar a sus empleados a declarar falsamente a inculpar a un inocente como en el presente caso?
—Todo es posible, máxime en Guatemala.
El próximo 23 de abril tendrá lugar la próxima audiencia. El juez solicitó, tanto al Ministerio Público como a la defensa, llevar al máximo número de testigos y pruebas.