Una completa falta de respeto a una banda que donó su presentación (porque el festival no le pagó ni siquiera viáticos). Y aunque el argumento fuera cumplir rigurosamente con los horarios establecidos, esto no se aplicó a bandas como Cartel de Santa, a cuyos integrantes no se les dio la gana subir a tocar a la hora que les correspondía.
Definitivamente una mala experiencia, sobre todo porque hay que decir que Hot Sugar Mama es una de las mejores bandas de Guatemala a la hora de presentarse en vivo y porque Francis Rodríguez, su cantante, es un increíble frontman. Lástima por el público del EMF. Se lo perdió.
Pero, más allá de la miopía de los productores de este evento, hablemos de la más reciente producción de Hot Sugar Mama, la cual fue presentada a finales de abril. Su segundo disco homónimo es una joya que retumba en los oídos y marca un paso firme en la carrera de una banda joven que está dispuesta a comerse al mundo.
La inspiración de Hot Sugar Mama para este álbum viene del rock y el funk. El disco hace referencia a algunas de las bandas más grandes de todos los tiempos, como The Rolling Stones, The Who, Queen y Red Hot Chili Peppers.
El trabajo en las guitarras es impecable y marca un estilo rocanrolero que, aunque está altamente influenciado por el rock sesentero y setentero, tiene personalidad propia y parece no acomplejarse al momento de desplegar solos, que por momentos suenan juguetones y psicodélicos.
El disco tiene un trabajo muy interesante en las voces. De hecho, estas fueron grabadas en un pequeño cuarto de la casa de uno de los integrantes, en una especie de espacio íntimo. La libertad de grabar en este lugar se nota en la interpretación de Rodríguez, quien le imprime un sentimiento profundo y diferente a cada canción, algo que funciona muy bien en casi todo el disco, a excepción quizá de la canción Cuento del viejo.
Hay que decir que los aportes de Carlos Meza en el bajo y de Luis Álvarez en la batería son vitales y le dan solidez al material.
Las 16 canciones de este álbum no son producto de la casualidad. La banda pasó dos años trabajándolas y, lejos de parecer pretenciosas, se sienten auténticas. Y de alguna forma se nota que los integrantes se divirtieron experimentando, componiendo y rindiendo tributo a sus héroes musicales, como en las fantásticas Cario y Fisher Son, por mencionar solo algunas.
El disco cuenta principalmente con canciones en inglés, pero también tiene algunas composiciones en español y hasta una en portugués. «No hablamos portugués, pero nos metimos a clases para asegurarnos de tener la pronunciación correcta», comenta Springmuhl.
Con respecto a sus producciones anteriores, este es un álbum que muestra madurez, pero que no deja de tener la esencia de una banda que es divertida, que ama experimentar y que tiene muy claro el camino por el que quiere transitar en su carrera musical. Una rareza en las nuevas generaciones de músicos.
Les dejo el nuevo disco de Hot Sugar Mama aquí.
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