El fenómeno del linchamiento es altamente complejo y su entendimiento requiere evaluar procesos locales que van desde la conformación de alineación cognitiva de participantes y espectadores, así como también alianzas temporales que permiten la acción colectiva específica en contra de la o las víctimas.
Este artículo analiza la anatomía de un conato de linchamiento que sucedió en el área del Polochic, en una “comunidad” localizada entre Tucurú y La Tinta. Para proteger la identidad de mis informantes mantendré el nombre de la comunidad sin identificar y utilizaré códigos para volver anónimos a los involucrados. Los datos provienen de una investigación que realicé en la localidad durante un período extendido entre los años de 2007 al 2009. Si son relativamente viejos y parte de los resultados de dicha investigación ya se publicaron en un libro, la discusión sobre el conato de linchamiento y sus procesos internos nunca los he analizado ni publicado. El argumento central del presente artículo es que para que ocurra un linchamiento se debe alinear la cognición de los espectadores mediante la identificación de la o las víctimas con una posición social desvalorizada, así como también la conformación de alianzas temporales entre participantes para realizar el acto de violencia.
La Comunidad
La comunidad en cuestión fue constituida recientemente, producto de una farsa entre trabajadores de una finca privada y su dueño. Según mis informantes, el finquero invitó a su “caporal” a realizar una invasión a su propia finca para que él pudiera negociar con el gobierno la compra de la misma. Los habitantes así lo hicieron y el finquero obtuvo lo que quería. Vendió la propiedad a un total de Q8 millones; un millón por caballería. Los trabajadores de la finca obtuvieron la tierra en propiedad colectiva y una deuda por los 8 millones. Cada familia recibiría dos parcelas dentro de la propiedad. Una parcela para construir su vivienda y otra para cultivar. Así también la comunidad recibiría una sección de la propiedad para realizar proyectos agropecuarios colectivos que sería utilizados para amortizar la deuda. Cada familia (padre, madre e hijos) recibiría parcelas iguales. Sin embargo, algunas familias decidieron casar a sus hijos e hijas para que ellos también recibieran parcelas. De esta manera el capital agropecuario familiar crecería. Así también lo haría la deuda a nivel familiar ya que los hijos, muchos de estos menores de edad, eran todavía dependientes de sus padres. Todas las familias eran k'ekchi'. Solamente una persona era considerada “ladina”; trabajaba en la finca y se casó con una mujer k'ekchi'.
Debido a que la cantidad de familias originales –las que participaron en la invasión ficticia original– era pequeña, se decidió invitar a familias de comunidades k'ekchi' vecinas para que se mudaran a esta nueva comunidad para que compartieran parte de la deuda y el trabajo comunitario a cambio de recibir la misma cantidad de tierra que las familias originales. Las familias originales se instalaron en el centro de la propiedad, en una parte plana y con fácil acceso a la carretera. A estas nuevas familias las ubicaron junto al asentamiento original. Convenientemente se le denominó Sector 1 al asentamiento de los pobladores originales y Sector 2 al área ocupada por los nuevos habitantes. Ya con estos nuevos elementos poblacionales el número de familias se acercaban a las 100. Sin embargo, la carga de deuda familiar todavía era demasiado onerosa.
No fue hasta que el Comité de Unidad Campesina (CUC) presentara una solución para los nuevos comunitarios, que la comunidad quedó conformada. CUC había identificado a un grupo de familias pocomchí que había sido desalojadas múltiples veces de fincas en el área de Purulhá. Los activistas de esta organización de base lograron convencer a los comunitarios de que dejaran que estas familias pocomchí se reubicaran con ellos. Estos aceptaron pero con ciertas condiciones. El liderazgo comunitario, entonces, era controlado por el antiguo caporal de la finca (en este estudio se identificó con el código S1A15). Este caporal entrevistaría, personalmente, a cada uno de los hombres de Purulhá para asegurarse de que ningún “brujo” y ningún “borracho” llegaran a vivir a “su comunidad”.
El Sector 3 fue creado para darle cobijo a este nuevo influjo de población. Sin embargo, este nuevo sector fue ubicado bastante alejado de los dos sectores k'ekchi' en un área bastante elevada. También les fueron entregadas parcelas habitacionales más pequeñas y áreas de cultivo familiar bastante menos fértiles. La carga de deuda y el trabajo comunitario si se repartió de forma igual para todos, a pesar que estos habitantes pocomchí estaban recibiendo mucho menos que el resto. El trabajo comunitario pocomchí fue administrado por el antiguo caporal, el qué se aseguraba que estos trabajaran más horas que el resto. Tampoco se les permitió votar en las asambleas comunitarias. Una mujer pocomchí perdió a su esposo pocos meses después de que llegaran a la comunidad. Esta mujer ya era anciana. El antiguo caporal demandó que la mujer se fuera de la comunidad debido a que ya no tenía ningún hombre que trabajara la tierra y que ella ya no tenía edad para trabajar. Este evento detonó el conflicto entre la población k'ekchi' y pocomchí. La estructura final de la comunidad y las alianzas políticas locales está representada en el siguiente sociograma. La diferencia en color se refiere a los sectores habitacionales, el Sector 1 está identificado con amarillo, el Sector 2 está identificado con color verde y el Sector 3 está identificado con el color rojo. Cada círculo es un actor dentro de la comunidad.
El conato de linchamiento
Cuando inicié mi investigación en la localidad, existía un conflicto entre los sectores habitacionales. El conflicto se centraba en las injusticias de los habitantes originales del Sector 1 en contra de los pocomchís del Sector 3. El Sector 1 había sido liderado por el antiguo caporal (S1A15 en el sociograma de arriba). Existía una alianza entre el Sector 1 y el Sector 2 en contra del Sector 3. Sin embargo los habitantes del Sector 3 lograron convencer a muchos miembros de la comunidad para que se cambiara el liderazgo local. Esto se logró mediante la iniciativa de un habitante pocomchí del Sector tres identificado como S3P04. Esta alianza se logró con el apoyo de un habitante del Sector 1 identificado como S1A24. Este era el único habitante ladino de la comunidad y tenía gran credibilidad dentro de los Sectores 2 y 3. En la asamblea comunitaria celebrada al inicio del 2007, la alianza entre los actores S1A24 y S3P04 logró quitar al antiguo caporal del poder local. Luego de dicha asamblea S3P04 se convirtió en el Presidente de la comunidad y S1A24 en el Alcalde Auxiliar.
Cuando el antiguo caporal (S1A15) se vio sin poder, comenzó una campaña en contra del nuevo Presidente comunitario. Esta campaña era bastante pública. Sin embargo, también comenzó una campaña más solapada en contra del nuevo Alcalde Auxiliar, a quien consideraba un traidor. La campaña en contra de S1A24 se centraba en su personalidad. Era un ataque sobre su credibilidad como persona humana. Lo acusó de brujo. Esta estrategia le funcionó. S1A24 tenía demasiado respeto entre los pobladores y la única forma de romper este respeto sería argumentando que él había embrujado a todos para lograr colocarse en el poder.
Dos días antes de que yo llegara, un grupo de personas había rodeado la casa de S1A24 con contenedores llenos de gasolina. Estaban dispuestos a quemarlo vivo. La turba estaba liderada por S1A15 quien repetía la evidencia que, según él, tenía sobre el nuevo Alcalde Auxiliar. Evidencia como el echo de que los pollos de una señora del Sector 1 se habían muerto luego que el Alcalde Auxiliar visitara su casa. También argumentaba que el S1A24 había hecho que un niño se enfermara del estómago como venganza en contra de su padre, que no lo había apoyado para ser electo en la asamblea comunitaria. La nueva posición de la que gozaba S1A15 –el Ministerio de Salud lo había seleccionado como Promotor de Salud Comunitari– le facilitaba toda acusación, ya que utilizaba dolencias o quebrantos de salud como evidencia de brujería.
Afortunadamente, S1A24 se salvó de ser quemado vivo debido a que los pobladores del Sector 3 llegaron antes que la turba para sacarlo de su vivienda y resguardarlo. Él no salió de su escondite hasta que llegó la policía, alertada por el Presidente comunitario. Cuando la turba se vio cercada por policías, que tomaban fotografías y recolectaban los nombres de sus miembros, desistieron de sus intenciones. S1A15 perdió la poca credibilidad que le quedaba luego de que el Alcalde Auxiliar y el Presidente comunitario lo acusaron de intento de asesinato.
Posicionamiento social y el control de la percepción
¿Cómo podemos entender y explicar el fenómeno del linchamiento? Algunos lo han explicado mediante la correlación de variables como la frecuencia de linchamiento con la magnitud de población indígena, por lo general a nivel municipal. Los resultados de ese tipo de estudios han concluido que el linchamiento se sucede más frecuente en localidades con mayor población indígena. Sin embargo, esa conclusión es en realidad fortuita y poco responsable. No ilustra su complejidad
Søren Kierkegaard elaboró un concepto interesante denominado suspensión teleológica de lo ético. Este concepto lo encontramos en su libro Frygt og Bæven (Temor y Temblor), publicado en 1843 con el seudónimo Johannes de Silentio. Teleológico se refiere a un fin último y lo ético, según Kierkegaard, se refiere a una obligación universal de comportamiento, es decir un principio de comportamiento que todo ser humano debe seguir. En su análisis de la historia bíblica del sacrificio de Isaac, Kierkegaard justifica la decisión de Abraham debido a que él consideraba que estaba cumpliendo una orden o deseo divino. Esta creencia religiosa de complacer a Dios es un telos: un fin último. Bajo esta perspectiva el sacrificio de un ser humano, en especial el de un hijo, que cualquiera consideraría un acto no ético, necesita de la suspensión de la norma –lo ético– para cumplir un fin último. Martin Buber, en su crítica a la modernidad, argumenta que el telos –la idea del absoluto o divinidad bajo la perspectiva Kierkegaardiana– es sustituida por otros tipos de absoluto –por ejemplo libertad, seguridad, bienestar, democracia, paz, nación, patria, etc. El absoluto divino se convierte en un absoluto secular.
En el caso del linchamiento el concepto de la suspensión teleológica de lo ético resulta útil debido a que nos permite analizar un proceso interno que sucede en los linchamientos. Por lo general las personas que participan, ya sea como perpetradores o como observadores, no asesinarían a una persona salvo en defensa propia. Por lo menos eso fue lo que mis informantes en la comunidad me declararon. Sin embargo, ellos también explicaban su comportamiento debido a que consideraban que la muerte de S1A24 permitiría que la comunidad estuviera más segura. Consideraban a S1A24 un brujo. Por lo tanto, la seguridad de todos, según los participantes, estaba en riesgo. Un informante me comentaba:
El problema de los brujos es que nunca se sabe cómo trabajan. Se convierten en animales para esconderse y así nos hacen daño. Solo con su vista podrían matarnos o a nuestros animales. Con su aliento pueden acabar con nuestras plantas.
El telos Keikergaariano acá es la seguridad comunitaria. Asesinar a S1A24 se justificaba ya que su presencia constituía un riesgo para la comunidad. Por tanto, la norma ética en contra del asesinato se justificaba mediante la consecución de fin último: mantener a la comunidad segura y libre de brujos.
Ahora bien, solo la existencia de un fin último no es suficiente para justificar el linchamiento, según los mismos perpetradores. Es necesario demostrar que esa persona no es en realidad un ser humano propiamente hablando. Para entender este proceso podemos adoptar el concepto desarrollado por Martin Buber sobre la cosificación dentro de relaciones humanas. Buber desarrolla la diferenciación entre ich und du (Yo y Tú) del ich und es (Yo y eso). La relación entre el Yo y el eso se da cuando un ser humano se vuelve objeto. Ese ser humano es algo que puede ser utilizado y experimentado. En esta relación el Yo se mantiene separado del objeto. Por el otro lado la relación entre el Yo y el Tu es una relación en donde no existen fronteras de identificación. Uno solo puede experimentar al otro mediante su humanización. Es decir, el Yo se convierte en parte del Tú y viceversa. La relación entre el Yo y el Tú es trascendental. Mientras que entre el Yo y el eso es utilitaria.
Cuando un linchamiento sucede existe una transmutación de lo humano en la víctima a una cosa. La víctima se convierte en un objeto al que se puede controlar, manipular, torturar y asesinar. Es un objeto que obstruye la consecución del telos. En el caso particular de nuestro ejemplo sería la consecución de la seguridad comunitaria. Pero la constitución de la víctima como un eso también implica posicionarlo socialmente como algo inferior, moralmente hablando. La posición de la víctima debe ser tal que su deshumanización se justifique. El objeto-humano se posiciona en un objeto-moral desvalorizado. Tal y como me lo explicó un informante:
Un brujo es un ser despreciable. Al convertirse a si mismo en animal, todo lo que representa el animal se queda en él. Si se convirtió en una rata, entonces lo de la rata se queda en él. Se queda su olor y su necesidad de hacernos daño. Si se convirtió en un zope, entonces siempre va a tener la necesidad de comer carne podrida. Así que deja de ser como nosotros. Es más un animal. Si él quiere ser animal lo trataremos como animal.
Por último, en este resumen del modelo para entender al linchamiento, debemos también entender el proceso del poder para movilizar a una masa de perpetradores y lograr que estos lleven a cabo el linchamiento. Acá, en nuestro ejemplo, el rol de S1A15 es importante. Su papel, analíticamente hablando, lo denomino “emprendedor” semiótico. Este es un actor que maneja la simbología social de una manera exitosa para lograr alinear la percepción de espectadores y perpetradores y de esta manera aumentar su poder. El emprendedor semiótico busca la manipulación de esquemas cognitivos para lograr que una masa haga lo que él desea. S1A15 necesitaba eliminar a su opositor S1A24. Asesinarlo directamente no era una opción viable debido a que esto lo condenaría a un exilio, ya sea porque debería escapar de la comunidad o porque lo condenarían a la cárcel. Esto me lo explicó él mismo con estas mismas palabras. Su opción entonces era que toda la comunidad se atribuyera el asesinato. A este proceso se le denomina distribución de culpa. Ya no sería su acción individual, sino un acto colectivo. Por tanto, todos serían culpables.
Para lograr esto, S1A15 utilizó la semiótica para alinear la percepción de los vecinos y así convertir la relación que estos tenían con S1A24 a una relación entre ellos y un objeto. El posicionamiento de S1A24 como brujo le permitió que los participantes en el conato de linchamiento lo juzgaran mediante un esquema cognitivo en el que la humanidad de la víctima fuera eliminada. El brujo es un ser moralmente malo y no un humano. Es un objeto, en la construcción comunitaria del mismo, al cuál deben controlar y/o eliminar. El linchamiento es tan solo un mecanismo para lograrlo. En este caso era un mecanismo que permitiría a S1A15 aumentar su poder y mantener su posición social dentro de la comunidad.
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