El actual modelo de servicio municipal tiene su origen en el año 2000, luego de la última crisis social por el aumento de la tarifa del transporte público capitalino a Q1.10, a la fecha autorizado. En ese entonces se convocó a distintos sectores sociales a converger en una comisión multisectorial para repensar un sistema de transporte público alto en costos de operación, inseguro, sin control de los ingresos económicos y que representaba un gran costo de horas de calidad de vida al estar los usuarios en el tráfico. En resumen: un sistema caro e indigno para el ser humano, que no respondía al crecimiento demográfico de la población capitalina, la cual migró a los municipios aledaños y expandió así un área metropolitana que imposibilitaba una visión capitalino-centrista de la necesidad de transporte de personas no solo en las zonas de la ciudad, sino también en los municipios aledaños.
Ante el escenario anterior, se propuso la implementación de un sistema de transporte masivo (más personas en menos buses), con unidades y estaciones identificadas (para brindar mejor atención y seguridad), bajo un modelo de autobús de tránsito rápido (BRT por sus siglas en inglés, consistente en un transporte de personas en carriles exclusivos para evitar el tráfico y reducir los tiempos de traslado). Con el modelo BRT se buscaba incentivar que las personas con vehículo utilizaran un sistema de transporte público seguro, rápido y económico para reducir el tráfico, ya que, en teoría, esta opción es mejor que gastar gasolina, pagar parqueo y desperdiciar horas en el tráfico.
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Todo esto, bajo el control de una entidad municipal rectora del transporte público. Este es el origen del Transmetro como modelo. Sin embargo, en la actualidad, de las cinco rutas que cubre, únicamente la línea Plaza Barrios-Cenma cumple con las especificaciones del modelo BRT descritas. Las demás líneas comparten vía con los carros particulares, de modo que deforma el modelo propuesto como solución y no alivia la necesidad de un transporte seguro, rápido y económico. En la economía del transporte, el tiempo de traslado es una variable indispensable al momento de la apertura de nuevas rutas, y la actual línea 7 continúa la lógica de sustituir los buses rojos (sustitución cuya necesidad no se niega), pero no ofrece mayor beneficio en cuanto a dicho tiempo de traslado en comparación con el modelo anterior.
Llego a las conclusiones anteriores después de desplazarme en la línea 7 del Transmetro de la universidad al parque Colón en dos momentos distintos: un domingo, día de poco tráfico, cuando el viaje duró 28 minutos, y un día entre semana, con bastante tráfico, cuando el mismo viaje tardó hora y media. El ejemplo deja en evidencia el colapso del modelo BRT en la ciudad de Guatemala y denota la urgente necesidad de que la academia y los sectores sociales converjan nuevamente para proponer mejoras al sistema de transporte público. Se pensó crear espacios críticos en la administración del transporte de la Municipalidad de Guatemala, pero en la última década se han perdido mentes críticas constructivas necesarias para el desarrollo de cualquier proyecto de beneficio social. Esto, sin embargo, no impide que como ciudadanía podamos proponer soluciones para tener un transporte digno en pleno siglo XXI.
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