La primera canción que lanzaron los Malacates, Ni un centavo, fue como un respiro, un lado musical que ninguna banda guatemalteca del momento estaba explorando. La letra era depresiva como la de todos los demás, pero la música era diferente: más rítmica, con distorsión tímida y con una guitarra que marcaba el paso. No estaban descubriendo el agua azucarada, pero vaya que sonaban diferente al rock chapín. Los Malacates habían llegado para quedarse.
Hoy, después de muchos años, Malacates es, sin duda alguna, la banda más conocida del país. El contar con el patrocinio de distintas marcas de cerveza a lo largo de su carrera los ha llevado de gira por virtualmente todo el territorio nacional.
Francisco Páez, vocalista de la banda, es una auténtica celebridad guatemalteca. Su rostro es tan conocido como el de Ricardo Arjona, pero con varios años menos de trayectoria y sin haber tenido la necesidad de hacer carrera fuera del país.
El cariño que la gente le tiene a la banda no es casualidad. Y no solo tiene que ver con la accesibilidad que los integrantes tienen para con sus fanes, sino también con que sus presentaciones en vivo son casi impecables y con que Páez es un excelente frontman.
Pero no todos han sido halagos para la banda. El hecho de estar constantemente con patrocinio y de haber llegado al punto de tocar jingles en los conciertos como parte de su repertorio les ha valido muchas críticas. Sin embargo, hay que destacar que ya no lo hacen y que buena parte de los recursos ganados han sido reinvertidos en la banda. Es decir, no se han conformado.
Y es así como la banda presentó hace casi un año su quinto álbum de estudio, titulado A quien corresponda. Fue producido por K. C. Porter, que en pocas palabras es realeza de la música latina. Sus credenciales, además de varios premios Grammy, incluyen el haber coproducido el álbum Supernatural, de Santana, que vendió cerca de 30 millones de copias alrededor del mundo.
Grabar un disco con un productor de este nivel siendo una banda independiente requiere inversión. Y, seamos honestos, la mayoría del público en Guatemala no lo exige, es decir, siempre tuvieron la opción de hacer un disco barato. Pero, como dije antes, no se conformaron y el resultado se siente.
El disco fluye fácil con una rica amalgama de pop, ska, ritmos latinos y discretas pinceladas de rock, con melodías que se pegan y se disfrutan. Es un disco de música positiva, divertida, que invita a bailar.
Vale la pena destacar piezas como Todo tu amor, Corazón, El ayer no va a volver, Luna llena (donde colaboran con la cantante Gaby Moreno) y Tal vez, canción en la que describen, junto con la rapera Rebeca Lane, el amor a distancia y que hace pensar en el drama que viven millones de migrantes latinoamericanos. Quizá esta sea la mejor canción del álbum.
El fluir del disco se interrumpe únicamente con Preciosa, no porque no sea una canción bien hecha, sino porque el resto del disco es mucho mejor.
Al final, A quien corresponda es la confirmación de que Malacates es una banda de calidad indiscutible, que no se conforma, que hace buena música, que no ha encontrado tope a pesar de estar en la cima y que sigue creciendo, algo que no se puede decir de otras bandas que también han tenido la fortuna de contar con patrocinadores.
Aquí les dejo este álbum, que además queda excelente para pasar el verano.
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