Alonzo refirió que la información proviene del Instituto Nacional de Bosques (Inab).
La información es falsa. De 2016 a 2018, el Inab reforestó poco más de 19,000 hectáreas de bosque y no las 111,135.2 hectáreas que el Marn publicitó como logro. El gobierno no entregó información sobre 2019.
Mario Salazar, director de Desarrollo Forestal del Inab, indicó que, en los últimos veinte años, de 1998 a 2018, el instituto reforestó 163,657.16 hectáreas de bosque. Las 19,000 hectáreas reforestadas por el Gobierno actual, representan un 11.7 % del total.
Los Gobiernos del FRG, la GANA, la UNE y el Partido Patriota, reforestaron entre 8 mil 300 y 8 mil 900 hectáreas cada año. La UNE ha sido quien más hectáreas de bosque ha reforestado en cuatro años, con 35,591.84 hectáreas. A siete meses del cambio de Gobierno, FCN es el partido que tiene peores resultados.
Cada año, el Inab logra reforestar entre 6,000 y 12,000 hectáreas, según una estimación del Departamento de Comunicación Social del Inab. Hugo Urbina, que maneja el Sistema de Información Forestal de Guatemala (Sifgua), adscrito al Inab, y Nery Urbina, comunicador de la institución, dijeron estar extrañados de que el ministerio divulgara otros datos. «No sabríamos qué más le sumaron», expusieron.
Al consultar nuevamente al Marn, esta vez a Carlos Morales, director de Comunicación Social, insistió en los datos de la presentación con una leve variación. Agregó datos del programa de reforestación Probosque, registrados en el portal de Sifgua. Morales dice que en realidad son 111,235.51 hectáreas reforestadas. El incremento se debe a nuevas hectáreas reforestadas en los últimos días.
Se le mostraron los datos a Alonzo en busca de una explicación, pero no contestó.
Salazar, del Inab, dijo tras una segunda consulta: «Hemos llegado a la conclusión de que el área que ahí aparece –las 111,135.2 hectáreas– es el área total de todos los tipos de proyectos establecidos en cada año». Es decir, que el gobierno está sumando a las hectáreas reforestadas, aquellas que son parte de proyectos de manejo de bosques de protección, manejo de bosques de producción, sistemas agroforestales y restauración.
Según el Análisis sistémico de la deforestación en Guatemala y propuesta de política para revertirla, de la Universidad Rafael Landívar (URL), el cambio de uso de la tierra es una de las principales causas de la deforestación y degradación de los bosques. Hay seis actividades por las que se decide eliminar el bosque. La primera, la construcción de asentamientos humanos; la segunda, las actividades ilícitas; la tercera, el crecimiento urbano; la cuarta, la agricultura de subsistencia; la quinta, la agricultura comercial; y la sexta, los megaproyectos productivos, según el análisis.
Gerardo Paiz, experto del Colectivo Madre Selva, opinó que los datos del Marn son «pura pantalla», pero el colectivo no cuenta con información propia para refutar el grado de reforestación que la cartera asegura haber logrado.
«Siempre hemos cuestionado la recuperación arbórea del país. Lo que acá se reporta como reducción de la deforestación es pura pantalla porque se transforman los bosques naturales en plantaciones. Lo que se está creando con los programas de incentivos forestales –programas de reforestación- es la materia prima para abastecer a la industria maderera de Guatemala. Acá se bota una montaña donde había cuatro, cinco o diez especies diferentes y se transforma en una sola especie como el pino y el ciprés. Es un empobrecimiento en términos de diversidad biológica», aseguró.
El análisis de la URL concuerda con el de Paiz, «la reforestación no es la solución a la deforestación de bosques naturales. Las plantaciones no son comparables con los bosques naturales porque no tienen el mismo valor en términos de estructura, composición y funciones (de provisión, de regulación y de soporte cultural)».
Paiz sí señaló que, si los datos de la reforestación fueran verdaderos, habría un impacto sobre la lluvia en el territorio nacional. «Si Guatemala estuviera recuperándose –a esa velocidad–, se estaría reduciendo la ocurrencia de derrumbes, de crecidas de ríos, porque el bosque tiene una función reguladora. El agua, en época seca, tampoco escasearía. Ese escenario estaría cambiando a favor del agua y del cuidado de los suelos», concluyó.
ConPruebas verifica el discurso público y los datos divulgados por funcionarios públicos, ya que con estos datos la población logra tener información de los avances gubernamentales de cada entidad.
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