En el momento más intenso de la presentación, Madonna coloca el micrófono inalámbrico dentro de su escote y besa a Spears en los labios. El alboroto es tal que hasta el director de cámaras, traicionado por el morbo, decide mostrar la reacción y pierde casi por completo el momento en que Madonna repite la maniobra con Aguilera.
Madonna daba claras señales de estar heredando con sus labios la corona de reina del pop a Britney Spears, ishta malcriada con voz de ardilla a quien muchos ya llamaban la princesa del pop, pero que ni de chiste le llegaba al talento, al carisma, a la profundidad y a la influencia de la intérprete de Like a Virgin. El tiempo se encargaría de terminar con la carrera de Spears y de dejar vacante el título para alguien que fuera digna.
Nació en Pensilvania, Estados Unidos. Hija de una familia acomodada que la nombró en honor al cantante de folk rock James Taylor, creció en una granja de pinos de Navidad.
A los 16 años obtuvo un contrato por parte de la disquera independiente Big Machine y así fue como lanzó su álbum debut Taylor Swift (2006), una combinación de country y pop. A partir de ese álbum, todo fue en ascenso para Taylor.
Con su segundo disco, Fearless (2008), se convirtió en la persona más joven en ganar el Grammy al álbum del año, premio que, por cierto, ganó por segunda vez con su más reciente material, 1989 (2014). Se convirtió así en la primera mujer en lograrlo, de modo que se colocó al lado de U2, Frank Sinatra y Stevie Wonder en la corta lista de artistas que han ganado este premio en dos ocasiones.
Después de cinco discos, Taylor Swift se ha convertido en un personaje importante e influyente en el mundo de la música. Además de ser la artista que más discos físicos ha vendido en los últimos 12 años, se ha dedicado a promover la enseñanza musical. En 2012 financió la creación de un nuevo centro educativo para el museo del Salón de la Fama del Country en Nashville, obra en la que aportó cerca de cuatro millones de dólares.
Su disco 1989 fue tan grande que hasta el reconocido productor y músico Ryan Adams decidió publicar un disco en el cual reversionó cada una de las canciones del álbum.
Swift también libró una batalla mediática contra Apple Music para lograr que les pagaran a los músicos los tres meses de prueba gratis que la compañía ofrecía a sus suscriptores. Cientos de artistas independientes le agradecieron a través de las redes sociales, pero luego miles (si no es que millones) se beneficiaron de que la cantante le ganara el pulso al gigante tecnológico y de que este cambiara de política. Hoy Swift es imagen de la plataforma.
Hoy la reina que todos los amantes de la música popular estaban esperando ha reclamado su reino. Es una mujer que está más allá del star system que caracteriza al pop, pero es experta (al estilo de los millennials) en ese juego. No ha tenido que besar a Madonna, desnudarse ni fumar marihuana en televisión para conseguir atención o éxito.
Por el contrario, se ha dedicado a hacer música en el sentido más amplio de la frase. No ha sido parte del escándalo y aún así tiene más seguidores en Facebook que Barack Obama. Ha sido incluida en la lista de la revista Forbes de las 100 mujeres más poderosas del mundo.
La reina ha llegado para quedarse. Y cuando le preguntan qué va a hacer ahora que ha terminado el periodo de gira y promoción de su último disco, contesta que no quiere tener presión creativa y que antes de hacer otro disco quiere aprender primeros auxilios.
¡Pop salve a la reina!
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