Todos Santos, migración y tradición mueven las elecciones
Todos Santos, migración y tradición mueven las elecciones
Todos Santos, migración y tradición mueven las elecciones
La migración está tan enraizada en la vida de quienes habitan Todos Santos Cuchumatán que ni siquiera las elecciones están exentas de ella. Los candidatos, todos hombres, lo saben y lo incluyen en sus planes de trabajo. Deben tomarla en cuenta. No pueden no hacerlo. Pero no termina ahí. Migrantes retornados que ahora son candidatos. Todosanteros mandando dinero desde Oakland para ayudar a costear las campañas. Incluso hay quienes viajaron desde Estados Unidos para votar el domingo.
La migración, irse a los Estados, es parte de la identidad de Todos Santos Cuchumatán, en Huehuetenango. Si bien Estados Unidos tiene gran influencia sobre Guatemala en general, en Todos Santos ese efecto parece más profundo, más cercano, más íntimo. Los contrastes parecen más exagerados también. En una esquina suena música de banda, en la siguiente, marimba, y del otro lado, Eminem en dueto con Rihanna. Rudy, uno de los meseros de Jun Qwa, y el autoproclamado encargado de la música en el restaurante, pone canciones de David Bowie, de Blink 182 y los Pixies.
—¿Le gusta esa música? —dice, sonriendo.— A mí me la enseñan mis hermanos. Ellos están en Washington. Los dos.
Cuando Rudy no está, el Jun Qwa regresa a su programación habitual: cumbia.
Entre las calles empinadas del pueblo vimos pasar una Hummer blanca con los vidrios polarizados, y piloteada por un joven de lentes oscuros, pantalón rojo, su camisa de colores y gorrito blanco; su traje maya. Por ahí está la Librería California y la tienda Matías, el estadounidense. Un tercio de las tumbas del cementerio tienen banderas de Estados Unidos, que simbolizan que la persona enterrada ahí, murió allá. Es fácil encontrar las casas construidas con remesas, son, pues, altas, de más de tres pisos, coloridas, enormes, exageradas, amorfas, como hechas con piezas de lego. En cualquier otro pueblo de Guatemala se ven gorras de los New York Yankees, o camisolas del Barcelona o Real Madrid. No en Todos Santos. Allá hay gorras de los Raiders de Oakland, o los Atléticos de Oakland, siempre Oakland, que es algo así como la ciudad siamesa de Todos Santos.
“Todos Santos y Oakland comparten familias, tradiciones, incluso problemáticas y pleitos”, aclara Andrea Freddi, doctor en antropología cultural, y quien vivió en Todos Santos del 2011 al 2012.
Se calcula que para el 2015, hasta 5,000 personas de Todos Santos vivían en Oakland, California. En Oakland, a una hora de San Francisco, viven, por ejemplo, dos de los nueves hijos del alcalde, afiliado a la UNE, Andrés Mendoza. Ahí mismo vivió Félix Pérez Mendoza, candidato de Encuentro por Guatemala, y su hija mayor, que ahora reside en Michigan.
Y estos candidatos reconocen la importancia de abordar la migración en todas sus facetas: prevención, relación internacional, ayuda al retornado.
Regresando para votar
El domingo 16, el de las votaciones, es casi como cualquier otro domingo en Todos Santos. Un día antes hubo mercado. Quedan, en los puestos, algunos bananos magullados, varios mangos, fruta golpeada pero fresca. Las urnas abren a las 7 de la mañana y pronto llegan los votantes. Pero no hay ruido. No hay relajo. No hay disturbios. Nunca ha habido, asegura Freddi que vivió en el pueblo durante las elecciones del 2011. “Incluso no hay conflicto durante las transiciones de poder”, agrega. Pero el silencio no significa apatía hacia las elecciones.
Hay, más bien, interés. La gente llega, vota y luego va a misa. Los candidatos votan y regresan a su sede, a su casa, a su punto de reunión. Hay especial interés de quienes migraron. Así como el 1 de noviembre muchos todosanteros regresan a casa para las fiestas, algunos con pasaportes falsificados, otros con sus papeles en orden, ahora para las elecciones, vienen también algunos. No muchos. Pero vienen.
Marta Pérez López, todosantera de 33 años, residente de Michigan desde hace 11, aterrizó en Guatemala el 31 de mayo. Pidió permiso en su trabajo de hace siete años para ir a votar por su padre, el ingeniero Félix Pérez Mendoza el candidato de Encuentro por Guatemala.
“Todos Santos necesita un cambio”, dice Marta, suavizando la tela de su traje maya.
Marta salió de Todos Santos a los 22 años. Fue, como muchas, como casi todos, a Oakland, cuando su propio padre estaba allí, para reunirse con él. Al poco tiempo se trasladó a Michigan. Se casó, con otro todosantero, hace diez años. Tuvo dos hijos. Hace siete años empezó a trabajar en la planta de carnes JBS-Plainwell. Y hace cuatro obtuvo la residencia. Tiene, pues, una vida allá. Pero, admite, nunca olvida sus raíces. Por eso regresa. Por eso regresó el domingo.
“Venir acá es un esfuerzo, pero es un esfuerzo que estoy dispuesta a hacer, porque con esta votación estamos luchando por el futuro de nuestro pueblo”, dice, seria, firme y con la espalda erguida. “Gracias a Dios, mi familia y yo estamos bien, pero hay aún mucho qué hacer por Todos Santos. Por eso vengo. A través de mi voto, del voto de la comunidad migrante todosantera, podemos ayudar a nuestras familias, a nuestros vecinos y amigos”.
Riendo, Marta asegura que amenazó a sus jefes en JBS con que si no le autorizaban su viaje, renunciaría. La renuncia no fue necesaria. El 28 de junio regresa a su trabajo, con el índice derecho marcado con tinta china.
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También desde Michigan, Manuel Ramos Calmo (49) regresó para emitir su sufragio.
“Es mi deber venir a votar”, asegura. “Es cierto, yo vivo allá, tengo mi casa allá, pero es mi derecho y mi obligación como ciudadano todosantero venir a votar, porque creo que con la persona correcta se pueden solucionar muchos problemas de la comunidad”.
Manuel Ramos salió de Todos Santos en 1992. Pasó rebotando los próximos seis meses en Estados Unidos. Virginia. Washington. Florida. Terminó en Michigan. Empezó trabajando en floristerías, luego pasó a hacer reparaciones en hoteles, luego se convirtió en pintor y empezó su negocio de pintura de casas. Es, además, fotógrafo y videógrafo de bodas, quince años, fiestas y demás. En 1998 obtuvo la residencia. Y durante los últimos cinco años envió dinero a sus sobrinos para ampliar la casa y construir el Hotel Ramos, ubicado en la entrada del pueblo y con veinte habitaciones. El 7 de junio aterrizó, listo para votar. Se regresa el 20. El 2 de julio cumple 50 años, le hubiera gustado celebrarlo en Todos Santos, pero el trabajo no se lo permitía. “Mi obligación era votar,” dice, “la fiesta es lo de menos”.
Y así. Por ahí está una vecina más de Marta, de Michigan. Uno de los hijos de Andrés Mendoza, el alcalde, tras recién recibir sus papeles, también vino. No es el flujo enorme del 1 de noviembre, pero varias y varios todosanteros, residentes o ciudadanos de Estados Unidos, vinieron.
“Puede que algunas de estas personas tengan un interés genuino en llegar a votar”, señala Freddi. “Pero no descarto que los candidatos hayan costeado el viaje de simpatizantes para conseguir más votos”.
No se espera, sin embargo, mucha asistencia para la segunda vuelta. La prioridad es asegurar a un líder cercano al pueblo, el alcalde. O como dijo Agustín Mendoza, agricultor todosantero de 71 años, “¿Presidente? Ese ni se interesa en nosotros; no más viene a hacer campaña y se de ahí nunca vuelve. El alcalde lo tenemos acá”.
La migración y los candidatos
A un costado de la calle principal de Todos Santos, está una pequeña sede de la UNE, hogar de las reuniones del alcalde y candidato Andrés Mendoza Calmo, investigado este año por negar información pública. Todos dentro visten el traje del pueblo. Mendoza, sobre su camisa, lleva una chaqueta de cuero. Todos le sonríen. Todos le saludan. Recibió en el cargo en el 2016 de Alfredo Florencio, del Partido Patriota (PP).
“Acá la gente se va por las mismas razones”, señala, con teléfono en mano. “Todos Santos es un pueblo con gran agricultura. Cosechamos papa, repollo, coliflor, zanahoria. Pero ganamos muy poco de eso.”
El alcalde dice que nunca necesitó emigrar. Y lamenta que hay quienes deben hacerlo, como sus hijos. Pero reconoce que la migración le ha permitido al pueblo avanzar, a las familias construir casas y comprar terrenos. Sus propios hijos, que trabajan en jardinería en Oakland, le han mandado hasta Q5mil mensuales para ayudarle en los gastos de campaña. Sin embargo, señala que su plan es evitar la migración, crear las oportunidades necesarias para que en Todos Santos nadie tenga que salir. “Lo he hecho y lo seguiré haciendo”, comenta.
El caso de Félix Pérez Mendoza (Encuentro por Guatemala) es quizás el más representativo de cómo la migración afecta y moldea las elecciones de Todos Santos. Félix nos recibe en su casa, a un lado del Hotel Todos Santos. Es uno de esos edificios de tres pisos. Está rodeado de sus concejales, asesores, líderes comunitarios, transportistas y demás simpatizantes. Tan pronto inicia la plática, se presenta.
“Soy perito agrónomo, ingeniero agrónomo, ex catedrático de la escuela de agricultura y facultad de agronomía”, dice. “Y migrante”.
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En el 2003 Félix perdió su empleo. Sin opciones, escuchó los consejos de sus hermanos y emigró, también a Oakland. “Trabajé como cualquier migrante; trabajé en construcción”, señala Félix; sus compañeros permanecen sumidos en silencio, parecen hechos de piedra. Luego tuvo la oportunidad de laborar en el consulado de Guatemala en San Francisco, luego al departamento de migración, ambas como intérprete mam-español-inglés. Y en el 2017, 14 años después de llegar indocumentado, obtuvo la ciudadanía.
“Durante ese tiempo trabajando allá me di cuenta de las necesidades de mis paisanos”, dice. “Si bien yo llegué con necesidades, hay gente en peores condiciones que las mías”.
Pérez regresaba unas dos o tres veces al año a su pueblo natal. Veía las deficiencias, la pobreza, la desigualdad. Por eso en el 2018, un año después de obtener la ciudadanía estadounidense, regresó a Todos Santos, sabiendo que se tiraría para alcalde, quería, pues, crear un cambio. Sus hermanos siguen allá. Pérez asegura que los fondos de su campaña provienen exclusivamente de lo que recibió del partido Encuentro por Guatemala y de sus ahorros.
Mendoza (UNE) y Pérez (Encuentro por Guatemala) aseguran que trabajarán alrededor de la migración. Dentro de los planes de Mendoza incluye la creación de una junta directiva para la juventud que se encargaría a asesorar y capacitar a profesionales; y potencializar la agricultura del pueblo, a través de exportaciones. Pérez asegura que trabajará en pro de los migrantes, que un alcalde de Todos Santos no puede ignorar la migración. “Tal vez en otros departamentos no es tan serio, pero acá debemos ponerle atención todo el tiempo”, remata. Dice también que buscará trabajar con instituciones como embajadas, el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINEX), el Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala (Conamigua), países amigos, etc. Y así, siempre con un ojo en la migración como el fenómeno que más moldea y afecta a la aldea.
Quizás solo superada por la superstición y tradición.
“En Todos Santos hay un tipo de tradición en cuanto a las votaciones”, añade Freddi: “el que queda segundo, la próxima resulta electo”. Esto lo repite Martín Jiménez, quien en las elecciones del 2011 participó con el partido VIVA quedando en tercer lugar. Luego, en el 2016, obtuvo el segundo puesto, representando a Líder.
“Me toca”, dice, sonriente, dentro de la sede del partido CREO que permaneció llena durante todo el fin de semana, tan llena que la gente tenía que ubicarse en la calle.
Jiménez, como Félix Pérez, es migrante retornado. Empujado por la guerra interna, él llegó a México en 1982. Se ubicó en Campeche durante los siguientes seis años. Luego en 1992 regresó a Guatemala, a Todos Santos. Sumido en la carencia, ese mismo año decidió emigrar. Llegó a Los Ángeles. Trabajó como costurero. Enviaba dinero a casa. Logró construir su casa en Todos Santos. Cinco años más tarde, regresó para cuidar a su madre. Empezó a trabajar como herrero y soldador. Empezó una ferretería y empezó a involucrarse con la comunidad. Todo fue muy rápido, admite. Muy casual. Tan rápido y casual que Martín no se considera un retornado. Mucho menos un migrante. Pero sí el próximo alcalde de Todos Santos, a media hora que cerraran las urnas. “Cuando yo sea electo”, dice, sin pestañar, “voy a enfocarme en las carreteras”.
Carreteras, salud, educación e infraestructura. Eso trabajará Jiménez de CREO.
¿Y migración?
“Pues no”, dice, casual. “Mi interés es en trabajar de acuerdo a las necesidades de las personas. Dependo de las demandas que la gente hace”.
Poco después de entrevistar a Jiménez, a las 6 del a tarde, las urnas en Todos Santos cierran. Pronto la lluvia y el frío empuja a todos de vuelta a casa. Es, pues, un domingo habitual. Las calles del pueblo, sin alumbrado público, caen en la oscuridad. Por ahí hay apenas algunas linternas.
A las 10:28 pm en Todos Santos todo es silencio. A las 10:29 estalla la primera bomba.
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Autoridades y se cumple la tradición
Huehetenango es uno de los centros de la migración guatemalteca. Según un estudio publicado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Huehuetenango recibió el 8% de las remesas del 2016, detrás de San Marcos (9.4%) y la Ciudad de Guatemala (21.5%). En Huehuetenango están dos de las tres fronteras terrestres más utilizadas por los migrantes para migrar al norte: Gracias a Dios y la Mesilla. En el 2015, hasta un 31% de las y los migrantes cruzaron por estas fronteras. Y según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, Huehuetenango, entre 1997 y el 2002, expulsó a 17 de cada mil de sus habitantes; solo superado por San Marcos.
Los municipios con mayor índice de pobreza extrema se ubican en Alta Verapaz y Hueuhetenango. Si bien en Todos Santos vemos casas grandes, calles pavimentadas y carros en buen estado, muchos de estos son nuevos. Vecinos nos cuentan que cuando el presidente de Estados Unidos Donald Trump asumió poder, en enero del 2017, el temor de ser deportados motivó a la comunidad todosantera de Oakland a mandar más dinero, a invertir aún más en su comunidad. A lo largo y ancho de Huehuetenango podemos ver la carencia que Todos Santos intenta desesperadamente erradicar. En muchas comunidades de Nentón, por ejemplo, no hay acceso a agua potable. Abundan los caminos de terracería. No hay centros de salud. Huehuetenango está olvidado por el Estado, pero no por el narcotráfico. InSight Crime determinó que líderes criminales en Huehuetenango tienen lazos con el Cartel de Sinaloa de México y ambas organizaciones aprovechan el territorio y fronteras para el tráfico de personas y drogas, ambas también mantienen relación con políticos locales.
Lejanía, pobreza, negligencia gubernamental, conflictos sociales y la presencia de crimen organizado resultan en el éxodo de los Cuchumatanes.
El doctor en antropología cultural Andrea Freddi, que actualmente trabaja en la Universidad de los Lagos, Chile, vivió en Todos Santos poco más de un año y estudió la comunidad, su comportamiento, patrones y costumbres. Frecuentó, también, lugares cercanos a Todos Santos. Por su cercanía y profundidad no podía dejar de tomarle el pulso a la migración del sector. Estudió también las lógicas de autoridad desde la elección de alcalde (en el 2011).
“Los diálogos en Todos Santos son siempre muy tranquilos”, señala el antropólogo, por teléfono desde Chile. “Incluso las transiciones entre alcaldes se realizan con fluidez. También vemos continuidad en los proyectos”. Freddi señala, asimismo, que la afiliación partidista tampoco genera roces. Según su experiencia, los candidatos a alcalde en Todos Santos se unen a un partido según sea necesario. Como es el caso del tres veces candidato Martín Jiménez, que pasó de VIVA, a Líder y ahora CREO. Votaciones como las del domingo se realizan sin mayor problema. El pueblo también mantiene su ritmo habitual.
Sin embargo, Freddi insiste, y como hemos señalado, no es posible separar del todo el poder político y comunitario de Todos Santos de la migración. Migrantes retornados que ahora son candidatos. Migrantes que vienen a votar o que invierten en los candidatos. Planes de trabajo alrededor o cercanos a la migración.
Señala a los coyotes, por ejemplo.
“Los coyotes todosanteros son figuras conocidas y de mucho respeto”, dice. “Son la gente con dinero, conocen el trayecto, tienen los contactos. Pero se dedican a su trabajo. No los vemos como las figuras de autoridad, contrario a como es en otros pueblos cercanos”.
En San Pedro Soloma, cuenta el experto, surgieron los primeros coyotes del departamento y argumenta que algunos ya han participado en elecciones. Al tiempo después, todosanteros también se unieron al coyotaje. Es muy pronto, quizás, para ver a un coyote candidato en Todos Santos, señala Freddi. “Pero que alguien como Félix (Pérez), que vivió en Estados Unidos, que obtuvo sus papeles y que obtuvo su liderazgo a través de la migración sea ahora alcalde, demuestra un cambio”, argumenta.
Pero no fue Félix. Tal y como el mismo Freddi señaló, a las 10:30 se sabía que Martín Jiménez (CREO), que en las elecciones del 2015 quedó detrás de Andrés Mendoza (UNE), sería el nuevo alcalde de Todos Santos Cuchumatán, en un departamento dominado ampliamente por el partido del jefe edil que deja el cargo.
La calle principal estaba llena. Las personas chiflaban, aullaban, grababan video; por ahí un joven, con iPhone en mano, transmitía en video llamada, quizás a un hermano en Estados Unidos, en Oakland.
—Ya estuvo —dijo alguien por ahí.— Ya ganamos.
La noche estrellada caía del cielo cerrado, a las linternas de los teléfonos atentos, grabando, tomando fotos. Pronto se llenó toda la calle. Gente en cornisas veían.
El pueblo se notaba feliz. Y sonaban más bombas. Empezaron los fuegos artificiales. Los jóvenes afuera celebraban como cuando en los Halcones F.C. —el equipo de Huehuetenango— alcanzó el asenso a la Primera División del fútbol nacional. La gente aplaudía. Pedía marimba.
—¡Marimba! —decía uno.
—¡Marimba! —respondían los demás.
Don Martín, al fondo del salón de la sede de CREO, sonreía, hablaba por teléfono, la gente lo abrazaba, le pedía la mano, él, sumido en su llamada, saludaba a lo lejos.
A las 11 de la noche miembros del Tribunal Supremo Electoral, en el edificio de correos frente al parque central de Todos Santos, afirmaron que Jiménez tenía una ventaja de 600 votos. Faltaban algunas mesas por contabilizar. Pero era ya el virtual ganador, como él anunció en la tarde, como, quizás imaginó en 2015, cuando supo que había quedado en segundo lugar, tras Andrés Mendoza.
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