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El convite del partido VIVA por las calles de San Pedro La Laguna. Diego Alvarado

La «fiesta política» de San Pedro La Laguna: puro confeti y pirotecnia

«Lo que nos preocupa es  que no se genere ciudadanía con esas caminatas porque no vienen acompañadas de procesos de formación»
En lugares como San Pedro todo queda lejos, especialmente las oportunidades de desarrollo.
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La «fiesta política» de San Pedro La Laguna: puro confeti y pirotecnia

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Para los pobladores de San Pedro La Laguna, municipio de Sololá, las elecciones son una fiesta que celebran con música, tambores, bailes y desfiles. Este municipio destaca a nivel nacional por su alta participación en las votaciones. Sin embargo, detrás de la algarabía electoral, existe un gran vacío de contenido en las propuestas, pocos resultados de las sucesivas administraciones municipales  y una ausencia de espacios de formación política para jóvenes y adultos. 
 

 

En las últimas votaciones celebradas en el 2019, el 90 por ciento de la población empadronada de San Pedro La Laguna votó. El municipio mantiene los índices de abstencionismo más bajos a nivel nacional, según datos del Tribunal Supremo Electoral. «Rompemos el mito de que el indígena no vota. Somos el municipio de mayor participación electoral en el país, incluso vencemos a la ciudad de Guatemala y eso que allá tienen acceso a la información» , relata Josué Chavajay, investigador social y vecino del municipio.  

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Sin embargo, en San Pedro La Laguna existe una paradoja. Pese a la alta tasa de participación en las urnas, el municipio presenta grandes necesidades que no son atendidas por la administración municipal  y carece de espacios reales de formación ciudadana, especialmente hacia los jóvenes. 

San Pedro La Laguna es uno de los municipios que más atrae a turistas, nacionales  y extranjeros al país.  Cada cuatro años, sus calles y avenidas, se convierten en  el escenario de una «fiesta» donde la algarabía popular sirve para que  los partidos políticos demuestren su fuerza numérica e intenten conquistar el voto de los vecinos. A lo largo de la campaña electoral, los candidatos organizan masivas caminatas que se acompañan de música, baile y porras al estilo de los hinchas en un encuentro deportivo. Niños, jóvenes, adultos y ancianos desfilan por todas las calles para respaldar al candidato de su elección, en medio de un jolgorio que se extiende por horas, hasta la madrugada. 

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«Lo que nos preocupa es  que no se genere ciudadanía con esas caminatas porque no vienen acompañadas de procesos de formación. No hay un tránsito en el ímpetu de los muchachos que los  guíe a un proceso de formación con contenido para que conozcan sus derechos y obligaciones ciudadanas», reflexiona Chavajay. 

La noche del 22 de junio llovía en San Pedro. Sin embargo, mujeres y hombres jóvenes se preparaban para desfilar por las calles del municipio. Se pintaron sobre los rostros el logo del partido de su elección y utilizaron vestuario acorde a los colores de su candidato. Grupos de niños también estaban listos para marchar toda la noche con bandas de colores en la cabeza, silbatos y pequeñas trompetas para contribuir al entusiasmo general.  Ese día desfilaron tres de los partidos. El día anterior también hubo fiesta para celebrar el cierre de la campaña electoral del actual alcalde, Mauricio Méndez Puac, quien va tras su tercer período. 

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«Hay una parte significativa de la población que participa en este tipo de actividades y es curioso presenciar esto cada 4 años, pero siempre he querido ver una participación mucho más consciente y más activa para entender para qué vamos a votar, entender con qué sentido vamos a la urnas y qué pretendemos que mejore y esto aplica para todos los sectores de la población: niños, mujeres, ancianos», dice Carmen Peneleu, originaria del municipio y miembro del colectivo Tz'unun Ya'. 

Peneleu señala que, como decía el poeta maya k’iche’ Humberto Ak’abal, en lugares como San Pedro todo queda lejos, especialmente las oportunidades de desarrollo. En conversaciones con niños y jóvenes del municipio, la lideresa ha escuchado con tristeza que la mayor aspiración de la juventud es dejar su lugar de origen para viajar a Estados Unidos porque dentro de su comunidad no encuentran oportunidades para crecer. Peneleu explica la falta de interés de los jóvenes por involucrarse y formarse como ciudadanos activos: «Están sobreviviendo en un mundo donde quieren hacer cosas y no hay oportunidades, eso es lo que hace que no vinculen sus propias necesidades con lo que sucede cada cuatro años», explica. 

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La protección y limpieza del lago de Atitlán y programas de apoyo a campesinos y mujeres son las principales ofertas que los políticos hacen a la población sampedrana. En su segundo período como alcalde, Mauricio Méndez ha defraudado a sus votantes.   Hace unos años, alcanzó notoriedad por haber impuesto la prohibición de bolsas plásticas, duroport y pajillas, pero también se ha caracterizado por ser reacio a la fiscalización de sus vecinos. En 2017, por ejemplo, la comuna emprendió acciones legales contra  un grupo de vecinos que denunció la sobrevaloración de una cancha deportiva. Felipe Chavajay fue uno de ellos. 

Chavajay observa con preocupación la falta de participación  de los vecinos en tareas de fiscalización y en exigir a las autoridades que cumplan con resolver los problemas del municipio.Esta pasividad, dice, contrasta con el bullicio de las caravanas que recurren a la energía de los jóvenes para destacar y para imponer su presencia. Se trata de una «fiesta política» o «politiquera» que se repite cada 4 años y que no deja más rastro que calles y avenidas cubiertas de confeti y residuos de pirotecnia.

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