Canastas básicas: un cálculo para medir pobreza, sin valores nutricionales
Canastas básicas: un cálculo para medir pobreza, sin valores nutricionales
El cálculo de las canastas básicas se actualizó reduciendo el valor nutricional y priorizando patrones de consumo con una muestra de los hogares que tienen carencias y que no representan el costo real de un hogar.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó el 15 de febrero el costo de las canastas básicas con una nueva metodología. Ahora con un cálculo per cápita en el que establece un costo para el área urbana de 846.30 quetzales y en el área rural con 654.30 a enero de 2024.
Los cambios más visibles son las canastas establecidas por zona geográfica (urbana y rural), calculada por persona y con más productos que la anterior.
La medición hecha por el INE con apoyo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ha sido cuestionada porque las matemáticas no cuadran con los gastos reales de los hogares.
Adicional, Guatemala tenía más de una década de utilizar el Índice de Precios al Consumidor (IPC) con el año base de 2010. Es la razón por la que el INE decidió que era tiempo de actualizarlo y apegarse a metodologías armonizadas internacionalmente.
La base ahora de 2023 se realizó con los patrones de consumo reflejados en la Encuesta Nacional de Ingreso y Egreso de los Hogares (Enigh 2022-2023) bajo el acompañamiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la Cepal.
De acuerdo con la explicación técnica, lo primero, fue levantar la encuesta para determinar los gastos de bienes y servicios y así actualizar la estructura de la canasta general de los hogares.
La explicación técnica asegura que se incorporó la representatividad de los hogares y las diferentes tipologías de establecimientos comerciales, así como los distintos formatos para adquirir bienes y servicios.
Además de la homogeneización del proceso de recolección en alimentos, con esta medición se tiene una mayor cobertura.
Todas las variables en mención permiten tener una representación más cercana de lo que los hogares consumen y ayudan a que el IPC no envejezca, por ejemplo, en los artículos de tecnologías, explicó mediante un podcast publicado por el INE, Ernestina Pérez, asistente senior estadístico de Cepal y asesora del cambio.
Entonces si el indicador está construido bajo toda la metodología y asesoría requerida para la actualización.
¿A quién representa esta Canasta Básica Alimentaria?
«A nadie, es un resultado estadístico que describe ciertas propiedades de la muestra que se tomó», interpreta una fuente que pidió no ser identificada.
El diálogo con la fuente que conoce el proceso interno expresa:
-Quienes se preguntan ¿a quién representa la canasta?
-A nadie, porque es una construcción promedio a partir del comportamiento promedio.
El propósito no es indicar cuál debería ser el salario que se necesita para sobrevivir. Su misión es reflejar lo que consume una familia con características medianas de la población.
Xavier Mancero, jefe de la Unidad de Estadísticas Sociales en la División de Estadísticas de la Cepal, coincide en que un hogar puede decir que los datos no lo representan, lo cual es normal porque con esta metodología se obtienen promedios.
La Cepal brindó asesoramiento en la aplicación de la metodología, trabajada y discutida con los países del SICA. La cual se basa en lo que la Comisión ha hecho para la construcción de líneas de pobreza. Con esta se busca generar algo comparable entre países.
«Toda esa heterogeneidad, esa variedad no pueden consumirse en una sola canasta, en un solo valor… Uno fue a buscar un hogar, le miró los gastos y promedió los gastos de toda la población.
¿Por qué se hace así? porque es la manera estadísticamente más democrática, entre comillas, de que un instrumento refleja a la mayoría de la población», puntualiza.
Aparte, es relevante indicar que entre la CBA y el IPC existen diferencias. El IPC representa un patrón de consumo promedio de bienes y servicios de toda la población de referencia de la encuesta, indistintamente del estrato socioeconómico al cual pertenecen.
Siempre se habla de que el IPC no representa en particular a nadie, «porque al ser un promedio, representa el promedio», explica Pérez.
Mientras que la CBA se refiere a un conjunto de hogares que pertenecen a un estrato, que permite determinar cuál es la canasta básica que responde a los patrones de ese estrato en particular.
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Un indicador que mide la pobreza
Para Fredy Gómez, de la consultoría Cardinal y ex funcionario del INE, con la ampliación de los productos en la canasta se reduce la participación de alimentos esenciales en la dieta de los guatemaltecos, como maíz y frijol.
Según cálculos preliminares de Gómez, los gramos de maíz de las tortillas se redujeron en 30% y los de frijol un 50%.
El costo de la CBA es el que ayuda a detectar si el precio de un alimento sube de precio para aplicar políticas que garanticen la adquisición a las familias, o como el cálculo del salario mínimo o elaborar bolsas alimentarias cuando existen emergencias, refiere Gómez.
Mancero considera que la única razón por la que se estiman las canastas básicas es para calcular la línea de pobreza. «La canasta no se publica con otros fines».
En Centroamérica las canastas han tenido una visibilidad mayor, por temas de seguridad alimentaria. Pero no está pensada para hacer recomendaciones nutricionales, porque es un referente monetario sobre el costo de adquirir los alimentos que satisfacen las necesidades de alimentación.
La nueva canasta contempla un consumo diario de Q28.21 por persona en la canasta urbana y Q21.81 en la rural y surge la pregunta ¿cuán real es el dato? si un almuerzo fuera del hogar puede costar más que esto, para Gómez, ahí es donde entra el rol de la estadística.
En esta nueva medición se utilizó el concepto de hogar representativo mucho más bajo. «Es decir, los hogares más pobres. No he visto un documento técnico de la canasta, entonces es solo una hipótesis, pero aquí solo podemos cuestionar no tanto el valor, sino la metodología»
Gómez refiere que se cumplieron dos hipótesis de las que habló en diciembre de 2023: Con esta medición el porcentaje de pobreza tendrá una baja. El costo de la CBA no va a variar tanto cada mes porque se redujo la participación de granos básicos.
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Un ajuste per cápita
El director del Departamento de Estadística Macroeconómica del Banguat, Víctor Flores, considera que un cambio importante es que se actualizó la cantidad de miembros del hogar con el Censo 2018.
«Es un cálculo per cápita y puede ser ajustable a la interpretación del número de miembros que integran un hogar», explica.
El INE presentó cuatro tipos de canastas: Canasta Básica Alimentaria Urbana (CBAU) y Canasta Básica Alimentaria Rural (CBAR), así como la Canasta Ampliada Urbana (CAU) y la Canasta Ampliada Rural (CAR).
La canasta ampliada incluye alimentos y rubros como vestuario, salud, transporte, comunicaciones, educación, vivienda, entre otros.
El costo de alimentos para cada persona en la urbe a enero de 2024 fue de Q846.30 y en el área rural fue de Q654.30.
Si se multiplica por el tamaño promedio de un hogar urbano (4.2 personas) el valor alcanza Q3,554.46, y el de la rural (4.8) unos Q3,140.64.
El costo se acerca a la que tenía la anterior medición con Q3,904.98 hasta diciembre. Es decir que hay un aproximado de Q400 menos con la nueva medición.
Pero ¿qué canasta es más conveniente para el país? Flores responde que en el ámbito estadístico lo que se busca es que la metodología permita realizar una comparación internacional.
En la nueva medición se tiene una canasta larga, con una lista de 411 alimentos para el área urbana, y 386 para la rural. Mientras que las canastas cortas incluyen un número acotado de productos.
Otro dato relevante es que el costo de adquisición de la Canasta Ampliada Urbana per cápita a enero fue Q2,048.66 y la rural de Q1,287.49.
Calculadas por el tamaño promedio de los hogares, alcanzan los Q8,604.37 y Q6,179.95, respectivamente.
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Control de la inflación
En Guatemala, el IPC tenía más de una década de tener la misma base. Por ello, era necesario su actualización para apegarse a metodologías armonizadas internacionalmente.
El vicepresidente del Banco de Guatemala (Banguat) y de la Junta Monetaria, José Alfredo Blanco Valdés, explica la relevancia de renovar el Índice de Precios al Consumidor, el cual mide las variaciones de precios de lo que consume la población, cuyos patrones de consumo se han diversificado.
Blanco destaca que esta actualización es de suma importancia porque según el artículo 3 de la Ley Orgánica del Banco el objetivo fundamental del mismo es el control de la inflación del nivel general de precios.
«La inflación se obtiene de la variación interanual del Índice de Precios al Consumidor», expone.
El Banguat y la Junta Monetaria le dan seguimiento a la inflación y establece la meta entre 3 y 5%, con un punto central de 4.0% +/- 1 punto porcentual.
Por ello, es importante tener actualizado el IPC, para darle seguimiento a la política monetaria.
Con el cambio, la canasta general de los hogares del IPC ahora se compone de 13 divisiones de gasto, 437 productos y 930 variedades. La de 2010 estaba compuesta por 279 gastos básicos y 441 bienes y servicios.
Además, el indicador incluye una nueva división del gasto —12, Seguros y servicios financieros—, y se ajustó la división 2: bebidas alcohólicas, tabaco y narcóticos, debido a que el volumen declarado de cerveza, aguardiente y cigarros es muy bajo con respecto a las estadísticas de producción y ventas del país.
En la nueva ponderación del IPC, explica Blanco, se redujeron algunas divisiones como educación o recreación, deporte y cultura, restaurantes y servicios de alojamiento. En contrapartida, aumentó alimentos y bebidas de 28.75% a 32.33%.
Fuentes consultadas refieren que ciertos cambios pueden ser por la migración e ingreso de remesas.
En las ponderaciones de las regiones, comenta Blanco, que la Región I —que comprende la ciudad capital, Santa Catarina Pinula, Mixco y Villanueva, bajó su participación de 37.35% a 29.79%—, al contrario, aumentaron su participación la región II, III, IV, V, VI y VII.
Ciertos analistas asocian a que en esas regiones llegan más las remesas, y por eso la importancia en la compra de alimentos y bebidas se ha aumentado respecto de la capital, manifiesta.
Según el vicepresidente del Banguat, hay que tener en perspectiva que la base es diciembre 2023, pero el promedio del IPC de todo el año 2024 será la base para 2025 en adelante. «Es mejor referente de promedio un año que un solo mes», subraya.
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Razones para cambiar la medición
El INE ha participado en la construcción de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) en los últimos 20 años, pero no todas las revisiones se han oficializado. La última actualización se realizó en 2017.
La metodología consistió en utilizar la fórmula tradicional con precios promedio simple para todas las presentaciones cotizadas en el IPC, junto con la incorporación del gasto fuera del hogar. Este se calculó en 28% del total del costo, pero se ajustó en diciembre de 2020 a 9.60%.
La CBA estaba conformada por 10 grupos de alimentos, 34 productos y 50 variedades, con un aporte energético de 2,262 kilocalorías para un hogar de 4.77 miembros.
Su costo mensual a diciembre de 2023 fue de Q3,904.98, incluyendo Q374.88 por la adquisición de alimentos consumidos fuera del hogar.
En 2024, el INE actualizó la CBA con la incorporación de nuevos alimentos y ajustes de niveles de energía y macronutrientes.
Para ello, utilizó los datos de la Enigh 2022-2023 y los Lineamientos metodológicos para la construcción de canastas básicas de alimentos sobre la base de criterios comunes para los países del SICA.
Dos razones para renovar la medición fueron las limitaciones de la versión anterior en la inclusión del grupo «Comidas y bebidas fuera del hogar», y la necesidad de fuentes de datos actualizadas.
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Un método para medir carencias
En la nueva medición, el INE segmentó la CBA en dos canastas, urbana y rural, por persona, con 66 y 60 productos, respectivamente.
El requerimiento energético diario lo estableció en 2,052 calorías para la urbana y 2,172 para la rural. Debido a que prioriza un grupo de hogares con menos recursos no son comparables con la anterior.
Para definir esas carencias se emplea la metodología promovida por Cepal, que permite obtener una canasta basada en un enfoque positivo.
Es decir, que expresa el comportamiento de consumo de los hogares, y se construye según los requerimientos de energía recomendados por organismos internacionales.
La población de referencia se selecciona de los hogares reportados en la Enigh, que se ordenan desde los de ingreso per cápita más bajo hasta los más altos. A eso la Cepal le llama deciles o quintiles.
En Guatemala, se eligió al primer quintil móvil, donde el 10% de los hogares representa al menos dos carencias. Luego se adoptó como referencia el quintil 56, es decir, solo se consideraron a las personas que están en la mitad.
Para calcular las carencias, Cepal considera cuatro dimensiones. En vivienda, observa la precariedad de los materiales o el hacinamiento; en servicios básicos ve si los hogares carecen de fuentes de agua mejorada o saneamiento.
Otros variables que toma en cuenta son si se tiene al menos un niño en edad de asistir a la escuela primaria o al ciclo básico de secundaria que no asiste; o si la ingesta calórica por persona es inferior al requerimiento promedio o que destinan más de tres cuartas partes de su presupuesto a la compra de alimentos.
Luego los productos se clasifican en 14 rubros para garantizar una evaluación nutricional adecuada. Se basa en el porcentaje de hogares que los adquieren, incluyendo los dos productos más consumidos de cada categoría.
Aparte, se excluyen las bebidas alcohólicas y se incorpora el consumo fuera del hogar. También evalúa la distribución de nutrientes que aportan calorías, como proteínas, carbohidratos y grasas.
Para las dos canastas, también se determinó el deflactor comparando el gasto rural con el nuevo gasto urbano, el cual fue de 0.925. Este valor ajusta los precios de los productos para equiparar el poder adquisitivo entre áreas geográficas.
Una forma sencilla de explicar esta metodología es que se trata de «una canasta básica de alimentos, que sería lo que requieren las personas, bajo ciertos patrones, con ciertas condiciones especiales y con ciertas carencias", resume la asesora de Cepal, Ernestina Pérez.
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Jorge Pernillo, docente universitario, nutricionista, máster en formulación y evaluación de proyectos, considera que los problemas de inseguridad alimentaria y malnutrición son enormes y sin comparación en América. Por ello, su abordaje debe ser distinto y fuera de agendas regionales.
«Me parece inaudito que el INE en su nueva metodología mencione que el cálculo se realice tomando en cuenta el gasto que se observa según los patrones de consumo efectivo, es decir, no es una canasta con fines normativos, como ocurriera si fuese para fines dietéticos”», cita el académico.
Hacen esa advertencia, pero se atreven a calcular los gramos de productos, cuya cantidad es igual a la recomendada por el Manual Esfera para la entrega de asistencia alimentaria en emergencias.
«Agrede la dignidad y el derecho a la alimentación, asumir que necesitamos los mínimos para sobrevivir, sin considerar los graves problemas de inseguridad alimentaria de la población», lamenta.
En la última encuesta de CID Gallup de enero de 2024, la mitad de los encuestados luchan por asegurar comidas diarias, destacando un problema apremiante en la región, cita un post en la red X.
«Honduras lidera con un preocupante 57% enfrentando escasez de alimentos, mientras que Guatemala y Nicaragua ocupan el tercer puesto con 48%», expone la publicación.
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Una propuesta nutricional, con un alto costo
El Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (Incap) propone la canasta básica de alimentos con enfoque nutricional (CBAN).
Esta es una herramienta técnica que llena el vacío existente para la promoción de la seguridad alimentaria.
Según Pilar López Santisteban, especialista en monitoreo y evaluación, desde 2019 se elaboraron propuestas para Honduras, El Salvador y Guatemala.
«Es un conjunto de alimentos saludables en cantidades apropiadas y de bajo costo, que en su mayoría conforman el patrón alimentario de la población, que cubre las recomendaciones nutricionales de energía, proteínas, vitaminas y minerales para el hogar promedio de referencia», indica.
Con datos de la Encovi 2014, el año pasado el Incap monitoreó los precios de los últimos cinco años tomados por el INE para determinar el valor de la CBAN.
En esta se suma el precio de alimentos, más un 10% de preparación. En enero de 2018 su costo era de Q4,506 y en enero de 2023 alcanzó Q5,259.
En análisis
La ministra de Economía, Gabriela García-Quinn, no cuestiona el indicador y anuncia una capacitación para que se conozca la metodología, la cual es respaldada por Cepal, aplicada en otros países.
«Como todo lo nuevo trae inquietudes. No puedo decir si es mejor o peor, tenemos todavía que afinar un poco más los análisis», resalta.
Para expertos consultados, las nuevas autoridades debieron analizar esta metodología, iniciada en el gobierno anterior, antes de oficializarla. Pernillo concluye que el nuevo cálculo debe ser revisado por academia y sociedad civil.
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