Sin embargo, es al ruso Yuri Knorosov (1922-1999), lingüista y epigrafista soviético del Instituto de Etnografía de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética, a quien se le atribuye haber descifrado la escritura maya. La contribución de Knorosov fue fundamental ya que demostró que los glifos mayas también representaban sonidos y no solo conceptos u objetos. Su trabajo sentó las bases para la investigación posterior sobre la escritura maya y permitió a los estudiosos leer y entender los textos mayas de manera más precisa.
En Guatemala, pocas personas han estudiado esta escritura, que expertos de otras latitudes definen como un sistema logográfico-silábico. Los glifos son considerados ideogramas-hologramas con múltiples significados y una gran cantidad de información histórica, temporal y cosmogónica, entre otros aspectos, contenida en un espacio reducido.
Se requería de nuestros antepasados conocimiento e intelecto y gran capacidad de abstracción para plasmar y leer en esa escritura todo lo que acontecía, valores, hechos, principios, conocimientos y mitología, o sea la historia propia: Inteligencia humana aplicada a la tecnología gráfica.
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Afortunadamente, en la actualidad hay intelectuales mayas (aunque pocos) que han incursionado con bastante profundidad en los aspectos técnicos y científicos de dicha escritura y que lo han realizado siendo hablantes de los idiomas ancestrales, lo cual los pone en ventaja con los no hablantes, ya que según el maestro Jesús García-Ruiz (QEPD) las lenguas ordenan el mundo, le dan sentido y significado, permitiendo mejor interpretación de los contenidos de la escritura maya.
La lengua escrita es factor esencial en el fortalecimiento de la identidad y la cohesión social, constituye un «nosotros» que trasciende los tiempos. En el caso de la escritura maya, no solo trascendió los ciclos temporales adversos, también se difundió espacialmente y se hizo vigente y común en gran parte del área mesoamericana. Todo esto demuestra que, sin redes sociales ni medios de comunicación como los de la actualidad, se pudo lograr la unidad en la diversidad en este y otros aspectos. Se logró consensuar, entre la diversidad de pueblos y subculturas, la consolidación de la cosmovisión maya: profunda, humana, arcana y presente por los siglos de los siglos.
Lamentablemente, sin ser hablante de mi idioma materno, aprendí de mis padres la unidad del pensamiento, conocimiento, sentimiento, respeto y carácter ceremonial del idioma Kiché, adaptado en permanencia a los diversos contextos en que se habla, para dar y usar signos o palabras adecuadas a la situación.
Con el avance tecnológico de la inteligencia artificial y más intereses económicos globales, no civilizatorios como los de los mayas, se creó el famoso código QR (Quick response), que es de uso generalizado en innumerables actividades: pagos móviles, acceso a información, publicidad, identificación de objetos, acceso a eventos y compras en línea. Dicha tecnología y código ha colonizado la vida de la sociedad global. Almacena datos que no requieren de la inteligencia humana, sino de un visor colocado en los celulares para acceder a la diversa información ahí contenida: inteligencia artificial aplicada a la tecnología, incluso fuera del control humano.
Los glifos mayas y los códigos QR comparten similitudes: información condensada, ambos son ideogramas que representan también conceptos u objetos. Además, tienen múltiples significados dependiendo del contexto.
Los glifos registran y condensan información histórica, religiosa y cultural; mientras los QR almacenan información práctica y funcional al sistema económico actual. Los glifos mayas se creaban a mano, mientras los QR se generan digitalmente.
Lo importante es que, hace miles de años, se creó un sistema avanzado y complejo que almacenaba y transmitía la riqueza de información generada en un proceso civilizatorio, no con fines económicos, sino como una base que hoy sirve a los expertos para comprender cómo la tecnología y la innovación pueden integrar la historia y las culturas.
Esa similitud que planteo es, sin duda, atrevida y disruptiva. Serán los expertos lingüistas mayas, quienes han generado desde su perspectiva intelectual formas legítimas de entender la escritura maya, aún no descifrada completamente a pesar de décadas de estudio por parte de connotados intelectuales extranjeros, quienes tendrán la última palabra sobre mis planteamientos.
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