Fue el caso de la escritora Magdalena Spínola (1869-1991), cuyo esposo Efraín Aguilar había sido fusilado en 1934 acusado de conspiración. A partir de entonces, y hasta ese amanecer de 1944, Magdalena Spínola vivió en medio de la hostilidad. Su amiga, la también escritora Angelina Acuña, escribió sobre el temor que sentía por una foto de Magdalena que ella mantenía en la casa. Tal era la atmósfera de terror del régimen ubiquista.
La llegada de la Revolución del 44 permitió a Spínola retomar de lleno su actividad literaria, intelectual y política, de tal manera que, por ejemplo, acepta la presidencia de la Asociación de Mujeres Intelectuales de Guatemala en 1944. También fue prosecretaria de la Unión de Mujeres Americanas, capítulo Guatemala, miembro de la junta directiva de la Alianza Guatemalteca Pro Ciudadanía Femenina y miembro de la junta directiva del Partido Social Demócrata (PSD)
Desde el punto de vista de un duelo pendiente, adquiere importancia la publicación del poema Elegía del que cayó, dedicado a Efraín Aguilar. En ese poema se evidencia la dificultad del recuerdo corporal de Aguilar, que aparece más bien como un espectro, en el sentido dado por Jacques Derrida: «Es algo que no se sabe y no se sabe precisamente si es». Esta indeterminación se puede comprender desde el testimonio del escritor Rafael Arévalo Martínez, en cuanto que no hubo un funeral y una sepultura digna para Efraín Aguilar. El vacío derivado del trauma hace a Spínola trabajar con radicalidad el lenguaje poético para arrancar la esperanza: «Hoy se eleva airosa y fresca/ La espiga que el viento mece».
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El 14 de enero de 2024 ya es una fecha histórica en Guatemala. Como para aquellos que amanecieron el 20 de octubre de 1944, las y los guatemaltecos vivimos una larga y difícil espera. Ha sido un ciclo histórico de resistencias, resiliencias y rebeldías que empieza a manifestarse con la condena por genocidio a otro dictador, Efraín Ríos Montt, en 2013. A partir de allí, el movimiento ciudadano de 2015 fortaleció una autoestima colectiva en las posibilidades de cambios políticos. El triunfo electoral inesperado de Semilla en la primera vuelta del proceso electoral de 2023 apuntaló aquella voluntad y fue la determinación ejemplar de los pueblos originarios, nutrida de inmemoriales luchas, la que nos permitió llegar a este 14 de enero de 2024 dispuestos a esperar largas horas para concretar un sueño.
Ahora que empieza una nueva época, me parece que una labor necesaria del Ministerio de Cultura es la recuperación de tantas voces literarias y proyectos artísticos de mujeres a través de la historia guatemalteca. Quizás desempolvar la obra de Spínola, o leer su magnífica biografía escrita por Isabel Aguilar Umaña, Un tributo póstumo a la muerte, sea una forma renovadora de afrontar el futuro.
Cuando volvía a la casa en la madrugada del 15 de enero, pensé en los hermosos versos de Alaíde Foppa:
Llegué siempre tarde
y me sigo nutriendo
sin embargo
de urgente futuro
de tiempo inexplorado
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