La primera la encontramos en la película La misión (The mission), dirigida por Roland Joffé e interpretada por Robert De Niro, Jeremy Irons, Ray McAnally y Aidan Quinn como protagonistas principales. Se trata del conflicto entre España y Portugal que (supuestamente) llegó a dirimir un Nuncio papal. Se trataba del cardenal Altamirano. Llegó a la desembocadura del río La Plata, a la altura de la Colonia Sacramento, entre Argentina, Paraguay y Brasil. En realidad, la decisión ya estaba tomada y los jesuitas a quienes estaban encomendadas las misiones guaraníes debían entregar los territorios a los portugueses quienes, de inmediato, convertirían a los nativos en esclavos. Tenían como base el Tratado de Madrid que delimitaba territorios en América del Sur. Fue firmado por Fernando VI de España y Juan V de Portugal en enero de 1750.
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Siendo que, los jesuitas tendrían que salir de manera diplomática y obediente, se quiso convencer al cardenal Altamirano de que los guaraníes eran salvajes, perversos y seres de la selva a los que había que cristianizar y civilizar por medio del látigo y del trabajo fecundo. Así, en un remedo de sana argumentación ante el Nuncio, (palabras más, palabras menos) Dom Cabeza, un esclavista portugués, le dice al cardenal: «Su eminencia, estos seres son salvajes. Solo se les permite tener dos hijos. Si nace un tercero, lo matan de inmediato». El cardenal se alarma y le pregunta al superior de los jesuitas si aquello era cierto. El padre Gabriel (Jeremy Irons) responde entonces: «Es cierto, Su Eminencia, pero yo le puedo explicar la razón. Ellos lo hacen porque en la selva, solo pueden huir llevando a dos niños. Uno a cuestas y otro de la mano. Ahora, le sugiero a Su eminencia que pregunte a Dom Cabeza de quién huyen». En esa época, era común que los comerciantes de esclavos salieran a cazar, así como se lee, a cazar guaraníes en los altos de las cataratas del Iguazú. Así la trama, la pregunta «¿de quién huyen?», no fue respondida ni en la película ni en la historia. En la película por razones de la componenda entre el cardenal y los portugueses, y en la historia, por razones de un cómodo silencio en las conciencias de cristianos católicos, y también de protestantes, que ya habían hollado los territorios de América.
La segunda concierne a una alocución de Dom Hélder Cámara (sacerdote católico, teólogo y filósofo brasileño, arzobispo emérito de Olinda y Recife, Brasil). Durante una alocución en el Catholic Club, en Lidcombe, Sydney, dijo: «When I give bread to the poor, they call me a saint; but when I ask why people are poor, they call me a communist» (febrero, 1994).[1] La traducción es: «Cuando yo doy pan a los pobres, ellos me llaman santo, pero, cuando pregunto por qué la gente es pobre, ellos me llaman comunista». Absolutamente cierto. Cuando él luchaba porque los pobres tuvieran algo para comer lo trataban de santo, pero, cuando inquiría acerca del porqué de la pobreza, las mismas personas que primero lo alababan lo tildaban de comunista. Incluso, se ganó el mote de El obispo rojo de Brasil y fue colocado en la mira de muchos miembros del Grupo Tradición, Familia y Propiedad (TFP), asociación laica, pseudorreligiosa y ultraconservadora. Igual que casi doscientos cincuenta años atrás, la pregunta de ahora «¿por qué la gente es pobre?», quedó sin responder. Y en el peor de los casos quienes hicieron y hacen apología de la mentira dijeron: «Porque son ignorantes y haraganes».
Hoy nos toca a nosotros, cristianos católicos, evangélicos y de todas las denominaciones, respondernos por qué la gente migra. Por qué se va de sus territorios principalmente de Centroamérica. Y cuánto disfrazamos las verdaderas causas.
Convencido estoy, nuestros coterráneos no tendrían por qué migrar si todos tuviésemos un mínimo de compromiso cristiano. De tal manera, en nosotros, en ellos (los migrantes) y en nuestros gobiernos está la solución. Empecemos –como un buen ejercicio– por responder esas preguntas históricas que llaman a nuestras conciencias.
Por cierto, cuando las medite, coloque de fondo la música de la película La misión. Fue compuesta por Ennio Morricone. Le recomiendo el tema Gabriel’s Oboe (El Oboe de Gabriel). Seguro estoy, les proveerá un mejor entorno para discernir.
Hasta la próxima semana, si Dios nos lo permite.
[1] https://www.plazapublica.com.gt/content/dom-helder-camara-esta-de-vuelta
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