La actividad estará patrocinada por la Gremial de Editores de Guatemala y se utilizarán los espacios del parque central, el Convento de Santo Domingo, el Palacio de Gobernación, la Catedral de Santo Domingo y otros icónicos como La calle de los enamorados para gestar esa magna actividad que yo llamaría también El Primer Festival Cultural del Centro Histórico de Cobán.
El próximo lunes 21 de julio habrá un preludio de Libro al viento. Estaremos en el Salón de las Américas del Palacio Departamental Miguel Ángel Asturias Amado, hijo de nuestro Premio Nobel Miguel Ángel Asturias Rosales, quien nos contará la razón por la cual su padre no usaba su segundo apellido y sobre la relación del escritor con las Verapaces.
El martes 22, dicha actividad se replicará en Salamá, Baja Verapaz, donde el interlocutor de Miguel Ángel hijo será el licenciado en Pedagogía y director de la Escuela Normal Rural No. 4 de Baja Verapaz, Walter Boteo (escritor y conocedor a cabalidad de la obra de Asturias).
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El tema se me ocurrió durante las actividades de la Filgua 2025 en el Forum Majadas. No es un tema sacado de la manga. Sucede que Miguel Ángel Asturias Rosales (Premio Nobel de Literatura 1967) vivió en Salamá entre 1904 y 1908; es decir, entre los cinco y los diez años. Este lapso corresponde, según Jean Piaget (psicólogo suizo y obligado autor de referencia), a los periodos simbólico, intuitivo, de operaciones concretas y muy cercano al inicio del periodo de operaciones formales en el desarrollo psicológico del niño. Así, el desarrollo del lenguaje, la fijación de la simbología, la aparición del razonamiento prelógico como apariencias perceptivas no reversibles, y luego el desarrollo del pensamiento lógico reversible, suceden en dichas edades.
Allí ocurrieron las fijaciones que lo llevaron a rememorar en sus obras el río Orotapa, los maizales (Hombres de maíz) donde tuvo la vivencia de enfrentarse con la realidad socioeconómica del país en las rancherías, donde niños de su edad trabajaban para subsistir.
El año 1998, con motivo del centenario del nacimiento de Asturias que se celebraría un año después, la Academia Guatemalteca de la Lengua correspondiente de la Real Academia Española patrocinó un certamen de ensayo cuyo tema versó sobre la vida o sobre la obra de Miguel Ángel Asturias. Me adelanté entonces a escribir un texto que ya tenía en ciernes y que di en llamar La fenomenología religiosa en la obra “El señor presidente" de Miguel Ángel Asturias. Para entonces me llamaba la atención la enorme cantidad de sucesos religiosos que se pueden encontrar en todas sus obras pero, particularmente, en El señor presidente. Así, ubiqué en la obra los eventos en mención, que fueron 61 en total. Para los fines del ensayo, entendí como evento cualquier acontecimiento, suceso imprevisto, exclamación, exordio, invocación, oración, y todo aquello que, con sentido lógico, tenga una connotación religiosa. Luego, los clasifiqué en función de recuerdos o fijaciones que pudieron haberse dado en los distintos periodos del desarrollo psicológico del niño y su situación contextual (entre Salamá y Cobán), y se analizó su intencionalidad en la obra en tanto fenomenología religiosa. Cobán) y se analizó su intencionalidad en la obra en tanto fenomenología religiosa.
El resultado fue que la Academia Guatemalteca de la Lengua otorgó el premio único a mi ensayo que dicho sea, está pendiente de publicación.
Se da por sentado que la obra no se circunscribe a ello. Se arguye acerca del contexto histórico, donde sobresale su abuelo, el coronel Gabino Gómez, y la polarización de la sociedad entre conservadores y liberales, llevada al extremo durante el gobierno de Manuel Estrada Cabrera. También se menciona la influencia de fray Domingo Arroyo, párroco de Salamá, la continuidad de su formación religiosa por el presbítero Pedro Jacinto Palacios tras su regreso a la ciudad capital, y otros elementos relacionados con la Baja Verapaz (la Verapaz del Sur). Además, se aborda las visitas que hacía con su familia materna a los amigos que tenían en la ciudad de Cobán, cabecera de Alta Verapaz.
Un segmento toral del ensayo se encuentra en la parte tercera donde dichos acontecimientos religiosos se clasifican en cuatro categorías: De piedad popular, de teología fundamental y dogmática, de dimensión profética y también de protesta contra la estructura eclesial de la época.
Si usted, estimado lector, ya leyó El señor presidente ¿no se le hace conocido el siguiente segmento?: «Dios mío, mis pobres carnes heladas tienen más necesidad de calor y más necesidad de luz mis ojos, que todos los hombres juntos del hemisferio que ahora va a alumbrar el sol. Si ellos supieran mis penas, más piadosos que Tú, Dios mío, me devolverían el sol para que acabara de leer». Estoy seguro de que sí. Ya habrá identificado al licenciado Abel Carvajal, uno de los protagonistas de la obra que exclama su petición en tono de protesta. Se trata del argumento religioso número 39, localizado entre las páginas 292 y 293 (del texto utilizado) de la obra El señor presidente y que corresponde a remembranzas que pudieron haberse gestado en el periodo de operaciones formales teniendo como factor de génesis la formación religiosa.
En Torotumbo Miguel Ángel Asturias va más allá. Lo escribió después de encontrarse con otra versión de cura. Me refiero al 12° segundo Arzobispo de Guatemala, fray Julián Riveiro y Jacinto (cobanero). En Torotumbo el protagonista Tizonelli hace volar en pedazos, con dinamita, a los otros personajes: El Arzobispo, el padre Berenice, el Nuncio apostólico y el Señor presidente. Ni qué decir del alquilador de disfraces Estanislao Tamagás (violador y asesino), miembro del comité de defensa contra el comunismo.
Pues bien, hasta donde el tiempo nos lo permita, de estos temas trataremos con Miguel Ángel Asturias Amado. No dejaremos de lado la fenomenología religiosa de las obras de su padre, que a mi juicio tiene muchas raíces en Salamá, Baja Verapaz.
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