En la radio, las instrucciones sobre las «rutas alternas» promete la certeza del caos. Dejo las noticias y cambio a mi playlist, que arroja, oportunamente, estos versos en mi cara:
«Generals gathered in their masses/ Just like witches at black masses/ Evil minds that plot destruction/ Sorcerer of death's construction».
Los versos de War pigs me dan un marco para estas líneas (ojo al hipervínculo a la presentación en el Olympia, en París, allá en 1970). Hace pocos días se ha anunciado un concierto, Back to the Beginning, que se anuncia como la reunión de los Sabbath y el retiro de Ozzy Osbourne. De regreso al inicio —a la ciudad que es el hogar de esta banda— y el lugar de nacimiento del heavy metal, que acumula la leyenda del accidente de Iommi que le costó las puntas de dos dedos de su mano derecha, pero le dio forma al sonido de los oscuros riffs del metal.
Birmingham tiene un puente, y una banca nombrada en honor a los Sabbath, que constituyen atracciones turísticas de algún valor, que no podrían rivalizar con la tumba de Morrison en Père Lachaise. Pero la ciudad tiene algo más que constituye un elemento definitivo para este concierto: un equipo de fútbol en alza, que participa en los torneos más importantes del mundo. Y los Sabbath son fans de este equipo.
[frasepzp1]
Explotar esa relación de amor y pertenencia del individuo con su ciudad y su equipo de fútbol: Black Sabbath, Birmingham y el Aston Villa. O, como en otro ejemplo, los Iron Maiden con el East End de Londres y el West Ham. Algo difícil de explicar, pero no tan complejo de entender, para las hordas globales de aficionados del Real Madrid o el Barcelona, que viven en Hong Kong o Ciudad de Guatemala, y seguramente no tienen o sienten una raigambre especial por las Ramblas o Chamartin.
Una campaña se ha planificado en torno a esta relación, dividida en varios actos: el anuncio para las redes, con Ozzy como protagonista, cuando el Aston Villa regresaba a la Champions. La enorme pancarta en el Villa Park en el último partido del Villa en esa competencia. El anuncio del concierto en la sala de prensa del estadio a cargo de Iommi Y Sharon Osbourne, y, finalmente, Tom Morello, anunciando que sin duda este será el mayor evento de heavy metal en el planeta.
Todo eso se explota para la despedida de un ícono, que juntará a los nombres mayores Slayer, Pantera, Gojira, Halestorm, Alice in Chains, Lamb of God, Anthrax y Mastodon, a los que se han unido Guns N’ Roses, Tool y Rival Sons. En este cartel de consagrados, tal vez Gojira no les diga nada a muchos, pero esta banda francesa ya acumula un Grammy, por su puesta en escena durante los juegos olímpicos de París.
La historia de los Sabbath incluye los capítulos de la salida de Ozzy de la banda, la llegada de Dio —otro gran ícono— varios reencuentros y escenas perdidas, como la fugaz participación de Iommi en Jethro Tull. Muchas de estas historias se cuentan en dos libros que son una referencia para los amantes de la banda: I am Ozzy, la biografía de Ozzy Osbourne, publicada en 2010, y Iron Man: My Journey Through Heaven & Hell with Black Sabbath, biografía de Iommi, publicada en 2011.
Cierro estas líneas escuchando un accidente glorioso: Dolores O’Riordan cantando «Go your own way», durante un ensayo, y leyendo las reseñas de quienes trataron, y fracasaron en su esfuerzo, por obtener una entrada para este concierto.
Más de este autor