Como muchos coloquios similares, este se dio durante un encuentro fortuito. Dialogamos impelidos por el calor y el sabor de un café muy cobanero porque la temperatura ambiente rondaba los 14 grados Celsius. Fue breve pero preciso, conciso y útil. De allí devino la idea de publicar las conclusiones a las que llegamos. Comparto cinco en el orden que se dieron y la numeración no implica importancia de una sobre otra.
Veámoslas entonces:
1. El mundo de los lectores.
Guatemala tiene población lectora. Basta ver la enorme cantidad de personas que visita cada año la Feria Internacional del Libro –Filgua– para percatarse de que sí hay gente que lee e invierte en la compra de libros. Y, como no hay homogeneidad en la preferencia de contenidos, quienes escribimos debemos tener muy claro cuál es la población a la que nos debemos. Porque una novela de ciencia ficción, por ejemplo, difícilmente será adquirida por alguien que guste más de la literatura histórica.
2. La producción de la obra.
También caímos en la cuenta de que, especialmente en los departamentos de Guatemala, hay producciones de libros a través de imprentas (sin revisión editorial). Ello no demerita una obra si está cuidadosamente elaborada, mas, una editorial acreditada le ofrece al escritor muchos servicios que uno solo no puede realizar. Entre otros: La distribución de los libros, las redes de comercialización, el trámite de los derechos de autor y las gestiones para obtener un ISBN (International Standard Book Number) que: «[…] es, en lo esencial, un identificador de producto utilizado por editores, libreros, tiendas online y otros participantes en la cadena comercial para pedidos, listados, registros de venta y control de existencias»[1]. Entre sus bondades permite: «[…] un mercadeo más eficiente a librerías, bibliotecas, universidades, comerciantes al por mayor y distribuidores»[2]. Propósitos estos que, salvo una dedicación completa a dichos menesteres por parte del autor o de la autora, solo pueden lograrlo las editoriales.
3. La cantidad de libros por tiraje.
[frasepzp1]
Asumamos como tiraje la cantidad de libros que se imprimen en una edición. Yo, la más pequeña que conozco, es de cien ejemplares. Este escenario corresponde al de la población que uno desea alcanzar. Tanto autores, autoras y editores deben discernir muy bien cuál es su población meta. No es lo mismo poner a la venta doscientos que dos mil ejemplares. De tal manera, esa decisión debe ser tomada con mucho juicio y pocas emociones. Si después de seis meses (idea propia en orden a nuestra experiencia) no se ha logrado vender más del 50 % de la edición, debe repensarse la obra y/o el proceso de distribución.
4. El justiprecio de la obra.
No todas las obras que escribimos tendrán la misma calidad. Un amigo escritor me decía con frecuencia: «Hay que escribir solo cuando se esté en vena…». Se refería al momento ideal (estado de ánimo, conocimiento, gusto, actualizaciones, etcétera) para plasmar aquello que se desea transmitir. Y se deberá tener la humildad para reconocer cuándo es preciso depurar y clarificar algo que se escribió. Lanzarlo a la primera es como realizar un triple salto mortal de un trapecio a otro, con los ojos vendados, sin malla abajo y sin ser trapecista.
5. La procuración de opiniones muy sinceras.
Me refiero a las personas a quienes les confiamos nuestros escritos para solicitar su parecer antes de publicarlos. En mi caso tengo cuatro y es una bendición contar con ellas. No pocas veces me han indicado replantear todo un capítulo y después de estudiado el contexto a corregir vinculado al mapa conceptual de la obra, lo he hecho a cabalidad.
En Guatemala, como en todos los países de tercer mundo, debe considerarse que: «Es necesario tener un trabajo para comer y un arte para vivir». (Así me aleccionaba mi primer editor). Era una manera figurada de prevenirme: «No puedes depender solo de tus publicaciones». (Se refería a mis ingresos económicos). Se trata sí, de una tarea noble cuyos réditos, si compensan lo invertido en tiempo y otras industrias como viajes de investigación, búsqueda documental en páginas indexadas que tienen un costo de acceso y similares, ya debe uno darse por satisfecho.
Hubo más argumentos, preguntas y respuestas. Hasta aquí puedo compartir lo dialogado por razones de espacio. En otra publicación les trasladaré mi opinión acerca del beneficio que se consigue al participar en certámenes literarios internacionales (aunque no se logre un premio).
Hasta la próxima semana, si Dios nos lo permite.
[1] https://www.isbn-international.org/es/content/que-es-un-isbn/10
[2] https://www.isbn.org/isbn_spanish#:~:text=International%20Standard%20Boo...(ISBN,el%20mundo%20con%20caracter%C3%ADsticas%20semejantes.
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