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La gran lección de las encuestas en 2023: no son bolas de cristal, y eso es lo normal

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La gran lección de las encuestas en 2023: no son bolas de cristal, y eso es lo normal

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Las encuestas son fotografías que retratan el ambiente político, ayudan a saber hacia dónde se dirige la simpatía ciudadana. En 2023 estuvieron cubiertas por un aura de desconfianza ―más de lo usual―, primero sorprendieron mostrando como puntero a un candidato outsider que creció en TikTok sin hacer campaña de tierra —Carlos Pineda—; y segundo porque no lograron predecir que Bernardo Arévalo de Movimiento Semilla pasaría a la segunda vuelta. Expertos consultados por Plaza Pública explican los factores que provocaron esta desconfianza, el principal: no son bolas de cristal, son más bien retratos de momentos específicos en un proceso electoral con demasiados cambios.

Los resultados de las primeras encuestas en las elecciones de 2023 sorprendieron a la mayoría de la población. En años anteriores, las expectativas coincidieron con los datos, desde meses antes era previsible adivinar quiénes las encabezarían. Este año fue distinto.

Una de las primeras fue la de Nuestro Diario, publicada el 28 de abril cuando faltaban 58 días para las elecciones. Esta mostró a Carlos Pineda, el candidato de Prosperidad Ciudadana, en el primer lugar con un 28.3% de intención de voto para la primera vuelta. Este personaje figuró en la contienda electoral como un empresario autodefinido como ajeno a la política —aunque, según una entrevista de Prensa Libre, Pineda fue parte del binomio presidencial de la UCN en 2019. Además, en una de sus entrevistas explicó que él nunca tuvo relación con el partido de Mario Estrada, sino con Avanza. El candidato lo financió y él mismo aclara que se lo dejó a Danilo Roca.

Pineda empezó a posicionar su imagen donando víveres a familias afectadas por las tormentas Eta e Iota; con sus transmisiones con «Mechito»; y ganó relevancia cuando el 12 de abril denunció en redes sociales un supuesto plan para asesinarlo, incluso, ofreció una generosa recompensa si alguien tenía información acerca de la mente detrás del plan.

Movilizó su campaña oficial a través de Tiktok, ganando así más apoyo de la población. En cuestión de dos semanas (la segunda quincena de abril) la presencia del candidato ya era mayor en redes sociales. Se duplicó el porcentaje de menciones según datos de la Misión de Observación Electoral de Guatemala (MOE GT). Para el momento en el que se publicaron los resultados del estudio realizado por Nuestro Diario, el candidato ya era bastante conocido. Pese a su popularidad, verlo en el primer lugar causó tanto asombro que se manifestaron muestras de desconfianza hacia los datos.

Usuarios en redes sociales expresaron que este estudio estaba manipulado por el mismo candidato. Aldo Martínez, el director de Nuestro Diario, rechaza las acusaciones. «Estábamos preparados para las críticas negativas y positivas, pero lo que consideramos que no estuvo bien fue el discurso denigrante que se generó hacia nuestros lectores». 

Según la ficha técnica, este sondeo fue elaborado entre el 19 y el 26 de abril e incluyó a 1,723 lectores que representaban 223 municipios. Cada uno accedió a una plataforma digital del medio y se identificó con un código único para poder participar. De ahí nació la narrativa de desconfianza dirigida al público del medio.

Tuvieron que lidiar con esto y con las críticas por unos días, hasta que cinco días después otro estudio arrojó un resultado similar: la encuesta de Prensa Libre, elaborada por la empresa ProDatos que recogió la información del 14 al 23 de abril. 

Si las elecciones hubieran sido el día que se recogieron los datos de la primera Encuesta Libre, Carlos Pineda hubiera pasado a la segunda vuelta. Pero aquí hay un dato importante: reflejaba la intención de tres semanas antes, no la del día que se publicó. Es decir, la simpatía pudo variar en ese tiempo.

Carlos Mendoza, coordinador académico de la Asociación Diálogos explica que «ellos (Prensa Libre) reconocen que probablemente una de las razones por las cuales no todos los resultados coincidieron con la realidad (del momento de su publicación) es que los datos fueron recogidos casi tres semanas antes de revelar los resultados. Fue un dato recogido prematuramente y esto reflejaba una fotografía de más de dos semanas previas. Muchas cosas podían pasar en esas tres semanas». 

Y en efecto, muchas cosas pasaron.

El más claro ejemplo de estos cambios abruptos fue que para la siguiente Encuesta Libre, publicada el 22 de junio, Pineda ya no era parte de la contienda electoral. Celia Luna, politóloga, argumenta que «la encuesta (la del 2 de mayo) influyó para hacer saber cuáles eran las candidaturas punteras en ese momento y esto causó que la coalición gobernante se diera cuenta cuál de los primeros lugares podría resultarles incómodo por lo que, «con tiempo» y analizando al electorado, pudieron eliminar al representante que pudiera volcar esos votos para su candidato». Hechos como este afectaron el comportamiento del votante de una semana a otra y alimentaron el cuestionamiento hacia las encuestas.

A pesar de las dudas, la imagen que proyecta este segundo estudio no estuvo alejada del contexto. Y es que, en realidad, de 23 candidatos que se publicaron, sólo no acertaron en dos: Edmond Mulet, quien se encontraba en el segundo lugar de las encuestas, y Bernardo Arévalo en el octavo. 

El contexto cambió tanto que hizo variar todo

El contexto y la simpatía también cambió en cuestión de días por las mismas acciones de los candidatos. Hubo cambios de estrategia que trajeron consecuencias. 

De acuerdo con los estudios de la presencia de los candidatos en redes sociales realizado por la MOE GT, Mulet desde principios de campaña registró bastantes interacciones en Facebook, Twitter e Instagram. Llegó a tener 16,800 menciones en las primeras semanas del mes de junio. Esto lo colocó en el tercer lugar de presencia en las redes debajo de Sandra Torres y Zury Ríos. 

Sin embargo, el fenómeno de popularidad de Arévalo ocurre en la semana anterior a las elecciones. Para el 20 de junio, dos días antes de la publicación de la Encuesta Libre, el candidato de Semilla alcanza las 15,100 menciones y se perfila en el primer lugar de engagements

Para el director ejecutivo de Fundación Libertad y Desarrollo, Paul Boteo, Mulet es un ejemplo del rápido cambio de percepción positiva hacia un candidato. «Cometió una serie de errores en redes sociales, empezó a publicar videos en una faceta informal y, aunque tiene muchas vistas, la respuesta alrededor de esos videos fue de burla. Siempre se presentó como un candidato serio, pero cuando la gente empezó a ver este comportamiento, hizo ruido. Esto le afectó porque no le representó votos, sino una decepción». 

Por lo contrario, Boteo explica para el caso de Arévalo «cuando la gente migra, es decir, cambian de opinión por las acciones de Mulet, ¿hacia dónde se va? Los videos de Bernardo Arévalo son serios, tiene un mensaje muy duro contra Sandra Torres y esto hace que se vuelva viral. Y lo que sucedió al final es que se trastocó el proceso eliminando a tres candidatos que tenían una intención de voto fuerte lo cual imprime una alta volatilidad al proceso. Cualquiera que entienda esto se da cuenta que las encuestas no pueden reflejarlo».

Estos cambios en el contexto impidieron que se emitiera un juicio imparcial en este tipo de estudios y generó la incertidumbre basada solamente en los resultados.

Dos semanas de retraso en la campaña que favorecieron a Semilla

En el caso de las encuestas de la segunda vuelta, el resultado coincidió con el comportamiento final del votante. Posicionaron a Bernardo Arévalo en el primer lugar y a Sandra Torres en segundo. La similitud entre la proyección y los votos se debió a otros factores que no sucedieron en la primera vuelta. 

Primero, la antelación con la que se hicieron las preguntas. En las encuestas de abril y junio, hubo semanas de diferencia entre el trabajo de campo para recoger datos y su publicación. En las publicadas después del 25 de junio, trataron de que la recopilación de información sucediera en fechas mucho más cercanas a su publicación y, sobre todo, más cercanas a las elecciones.

El segundo factor fue el contexto tan cambiante. Desde el 26 de junio, tan solo un día después de la primera vuelta de elecciones, actores intervinieron en la transición hacia la segunda vuelta, alterando así el contexto sociopolítico cada día. En la semana siguiente de las votaciones se pronunciaron varios partidos políticos alegando irregularidades en las elecciones del 25 de junio. Esto implicó al Tribunal Supremo Electoral en una revisión de las actas antes de oficializar los resultados. 

El 12 de julio, tan solo unos momentos después de oficializar los resultados, la Fiscalía Contra la Impunidad (Feci), notificó que el Ministerio Público ordenó a través del Juzgado Séptimo Penal, suspender la personalidad jurídica del partido Movimiento Semilla, por el supuesto de falsificación de firmas de sus afiliados. 

De manera preventiva, el partido presentó un amparo ante la Corte de Constitucionalidad (CC). Sin embargo, a consecuencia de la denuncia de la Feci, el 13 de julio, el MP allanó el Registro de Ciudadanos del TSE para obtener toda información y documentos para dar seguimiento al caso de las firmas. 

Para mantener el orden y asegurarse de que el proceso electoral transcurra sin ningún impedimento, ese mismo día la CC otorgó el amparo a Semilla. Acto seguido, el 14 de julio el TSE publicó el acuerdo 1328-2023 en el cual validan la elección de presidente y vicepresidente y convoca a los ciudadanos a votar el 20 de agosto. Dando seguimiento al acuerdo, el 16 de julio, el Tribunal Supremo Electoral informa que van a poner en marcha toda la logística que conlleva la realización de la segunda vuelta electoral. 

Para este momento, estos sucesos entorpecieron el curso del proceso electoral y retrasó la campaña política de los candidatos para la segunda vuelta. Las distintas acciones desencadenaron un debate en la opinión pública y empujó a que el comportamiento de los votantes se transformara significativamente en inconformidad. 

Esto le abrió el paso a Bernardo Arévalo por ser el candidato anti-sistema que empató con una ciudadanía cansada. La misma coyuntura sirvió de campaña para ambos candidatos, de manera negativa para Sandra Torres, por ser la representación de esa política que había causado el descontento, y positivamente para Bernardo, por reafirmar su posición como el candidato fresco, nuevo.

Menos opciones, resultados más certeros 

Hay un tercer componente que también contribuyó a la cercanía de los resultados con la realidad. La cantidad de opciones, en este caso, candidatos que formaban parte del estudio. En los primeros sondeos había 23 opciones, lo cual diluyó las respuestas y requirió más análisis para obtener un resultado final. Por otro lado, las encuestas de segunda vuelta recopilaron datos para solamente dos candidatos.

«Una encuesta puede estar bien diseñada técnicamente, pero no es lo mismo medir una preferencia de voto sobre dos opciones que medir una preferencia de voto sobre 23 opciones. Entre más opciones haya, es mucho más difícil que una encuesta capture la preferencia del voto, sobre todo, de las opciones minoritarias», afirma el analista de datos Mendoza.  

Además, en las encuestas de la segunda vuelta —la de Prensa Libre y la de Fundación Libertad y Desarrollo— hay un hallazgo interesante que se puede rescatar: el voto conservador. Parte de la campaña de ambos candidatos se vio envuelta en un debate conservador religioso que no se había percibido con tanta fuerza en otras elecciones. De hecho, surgió una «campaña cristiana» paralela por parte de grupos religiosos, afectando el contexto sociopolítico de ese periodo. 

Para formar un retrato más cercano a la realidad, ambas encuestas hicieron un mayor énfasis en este criterio como parte de su estudio que en ocasiones anteriores. Independientemente de la metodología de análisis para el segmento, la misma coyuntura puso en el spotlight que el voto conservador religioso podría ser competitivo para estas elecciones. Este fue un dato que no resultó relevante en 2019 pero sí en 2023.

Por otro lado, la encuesta de Fundación Libertad y Desarrollo publicada el 16 de agosto reveló otra razón por la cual las mediciones no pudieron predecir los resultados de la primera vuelta: el 42% de los votantes tomó una decisión entre la última semana de campaña y el día de las votaciones. 

Solo una encuesta a boca de urna hubiera podido adelantar los resultados.

La importancia de las encuestas y la confianza en sus resultados

Este año electoral se enfrentó a una población sacudida por los cambios drásticos en el contexto. Casi todas las semanas sucedía algo que cambiaba el rumbo de la intención del voto del electorado. Esto afectaba el espacio de tiempo entre la recopilación de los datos y la publicación de los resultados de las encuestas, generando así desconfianza e incertidumbre ante las respuestas.

Por eso, Boteo agrega que «una de las razones por las cuales decidimos lanzarnos con la encuesta es porque pensamos en la importancia de revalidar las encuestas, darle la importancia que se merece porque buscan transparentar el proceso. Es necesario que todos adquiramos una cultura estadística. En lugar de que solo existan dos encuestas de prestigio, deberían existir cinco o diez, así esto contribuye a que los procesos electorales sean transparentes porque las encuestas son un mecanismo de observancia del proceso mismo y al mismo tiempo le da validez y confianza al proceso. Deberíamos incentivar este tipo de ejercicios, obviamente de fuentes válidas y estudios serios que puedan dar la cara». 

En el transcurso de este periodo electoral, caminó el fantasma de la desconfianza e incertidumbre, sorprendiendo a una población en un contexto tan cambiante. Por momentos, su paso nublaba la visión del panorama, pero la realidad es que los fantasmas no existen.
 

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