Caldo de rana

En los procesos formativos de capacitación, inducción, motivación y otros por el estilo existen algunas historias que se han convertido en clásicas. Una de ellas es la que se aplica a los cambios del entorno y cómo reaccionamos a ellos: «Si una rana es dejada caer en una olla de agua hirviendo, saltará inmediatamente fuera de ella. Pero, si salta al agua cuando esta aún está templada y la temperatura va subiendo lentamente, ella se cocinará sin darse cuenta».

Los cambios en los entornos sociales parecen darse en la lógica de la rana, mientras la temperatura del agua sube lentamente. Solemos no darnos cuenta de ello hasta que ya estamos cocinados. Pero, poniendo esto en positivo, hay que razonar que, en los conglomerados humanos, eventos como este muestran la capacidad de adaptación al medio. Las condiciones previas y el sentido de los cambios son los que marcan la diferencia entre un resultado positivo y uno negativo. La existencia o carencia de servicios o de satisfactores no incide de la misma manera dependiendo del grupo humano y del momento histórico.

[frasepzp1]

Incluso, existen procesos de desinstitucionalización que ocasionan que desaparezcan servicios que, bajo la óptica de hace dos décadas, era imposible que los Estados dejaran de prestar. El mejor ejemplo en Guatemala puede ser el correo. En sociedades que han servido para modelar la nuestra, tal como la de Estados Unidos, el correo es una institución sagrada, sujeta a principios y valores morales de la sociedad misma desde la época del Pony Express. Hasta los libros de texto y los carteles colgados en las aulas de las escuelas primarias mostraban a los servidores públicos: un policía, un bombero, una enfermera, un maestro, un cartero. Pero este último ya debe de estar borrado del imaginario de los niños guatemaltecos en lo que va del siglo, pues ya estamos entrando al primer salto generacional.

Si no sentimos cómo se elevaba la temperatura del agua y nos quedamos sin el servicio básico de la comunicación, no es descabellado pensar que podría empezar a hervir el agua en otras ollas y, como las ranas, no nos demos cuenta de en qué momento nos cocinaremos y nos quedaremos sin los servicios estatales de la seguridad, de la salud o de la educación. Hay que observar las dinámicas y entender qué mejora las condiciones de vida y qué las empeora, participar activamente en la discusión de cómo llevar la mayor cantidad de bienestar a la mayor cantidad de personas y asegurar los derechos básicos. De lo contrario, vamos a parar siendo un gran caldo de ranas.