Hay cinco momentos que todo guatemalteco debiera saber al dedillo. Se reseñan a continuación a la luz de dos tratadistas en la materia: Jorge Luján Muñóz y Jorge Mario García Laguardia.
1. Guatemala en las Cortes de Cádiz. Se tiene por cierta la uniformidad de pensamiento de las personas que participaron por parte de la diputación centroamericana. Entre otros: Antonio Lazarrábal, por Guatemala; Mariano Robles de Mazariegos, por Chiapas; Ignacio Ávila por El Salvador; Francisco Morejón, por Honduras; José Antonio López de la Plata, por Nicaragua; y Florencio Castillo, por Costa Rica. Como suplentes, Andrés y Manuel del Llano. Hubo por lo menos treinta participantes más entre titulares y suplentes. Pugnaron por una monarquía constitucional que fuese moderada. «El pensamiento de la Ilustración prevaleció en el grupo y encontró en las dichas Cortes un rumbo cierto. Desafortunadamente las demandas de los diputados de Centroamérica no fueron del agrado de los españoles y al abolirse la Constitución en 1814 debido al retorno de Fernando VII al trono, la posición de José Bustamante y Guerra en Guatemala se recrudeció» (García Laguardia, Jorge Mario; Guatemala:417)[1].
2. Inicios del Proceso Independentista: El tratadista Jorge Luján Muñoz refiere: «Los movimientos que se produjeron en el Reino de Guatemala entre 1811 y 1814 se localizaron en unas pocas ciudades, no pasaron de tener carácter local, no tuvieron relación unos con otros, y carecieron de suficiente fuerza para perdurar. Las acciones de San Salvador y Nicaragua no parecen haber tenido un claro sentido emancipador, y más bien fueron el resultado de problemas entre las élites y el intendente español […]». (Luján Muñoz, Jorge; 1995:428)[2].
3. La diferencia que hubo en el movimiento de la Independencia en el Reino de Guatemala (actual Centroamérica) con las gestas en los otros territorios americanos. Aquí no hubo violencia. El tratadista Jorge Mario García Laguardia explica así: «A diferencia de otras regiones americanas en las cuales el movimiento de Independencia adquirió connotaciones violentas, en el Reino de Guatemala (lo que hoy conforman los cinco países centroamericanos) el experimento de Cádiz se vio con gran esperanza. A pesar de la grave recesión económica y la negativa actitud regionalista que se oponía a la implantación de la reforma, los guatemaltecos respaldaron con entusiasmo el experimento gaditano, con la tenaz oposición de Bustamante» (García Laguardia, Jorge Mario; 1995:417)[3].
4. Referente a la Emancipación. Luján Muñoz indica: «Se pueden distinguir dos etapas separadas por la calma que se produjo entre 1814 y 1820. La primera, de 1808 o 1810 a 1814, incluye algunos brotes de origen popular que rápidamente fracasaron, y en los cuales las clases altas jugaron un papel ‘mediatizador’, en un afán de mantener el control de su posición. Todavía no se tenía claro el camino, ya que se dudaba aparentemente entre la Independencia absoluta y algunas posibilidades intermedias. Seguramente había muchos en la oligarquía que todavía confiaban en la solución constitucional, que les permitía mantenerse unidos a España. Además, les aterraban las atrocidades que se atribuían a las fuerzas independentistas en Nueva España y Sudamérica. En el Reino de Guatemala los grupos ilustrados no pasaron de la conspiración tímida y de la tertulia. A partir de la derogación de la Constitución recurrieron especialmente al pasquín y a la propaganda anónima». (Luján Muñoz, Jorge; Guatemala:443)[4].
5. El colofón de esta evolución fue la redacción del Acta de Independencia de Centro América. En su versión modernizada, el artículo 1º. reza: «Que siendo la Independencia del Gobierno Español, la voluntad general del pueblo de Guatemala, y sin perjuicio de lo que determine sobre ella el Congreso que debe formarse, el señor Jefe Político la mande publicar para prevenir las consecuencias que serían temibles en el caso de que la proclamase de hecho el mismo pueblo». (Luján Muñoz, Jorge; Guatemala: 437-439)[5].
Estimado lector, tiene ante sus ojos materia para seguir investigando acerca de nuestras raíces. Entre los mejores tratados le recomiendo la monumental obra Historia General de Guatemala. Asociación de Amigos del País. Fundación para la Cultura y el Desarrollo. (Para citar se necesita de la debida autorización).
Hasta la próxima semana, si Dios nos lo permite.
[1] García Laguardia, Jorge Mario (1995). Historia General de Guatemala. (Tomo III). Guatemala: Asociación de Amigos del País. Fundación para la Cultura y el Desarrollo.
[2] Luján Muñoz, Jorge (1995). Historia General de Guatemala. (Tomo III). Guatemala: Asociación de Amigos del País. Fundación para la Cultura y el Desarrollo.
[3] García Laguardia, Jorge Mario. Op. cit. P. 417.
[4] Luján Muñóz, Jorge. Op cit. P. 433.
[5] Luján Muñóz, Jorge. Op. Cit. Pp. 437-439.
Más de este autor