¿A quién temerle más? ¿En dónde colocar nuestros enojos? ¿Cómo vivir con tanta frustración?
El dolor continúa allí, no puede cesar tan pronto, a pesar de las múltiples muestras de solidaridad, admiración y respeto que han surgido en diferentes espacios de la sociedad guatemalteca. El dolor continúa y ha afectado a un pueblo que sigue alzando sus voces contra la injusticia, que cada vez tiene más nombres: compañías mineras y otras trasnacionales que sin ningún respeto hacia las personas o hacia la naturaleza, se apropian de todo lo que pueden; industriales sin ninguna sensibilidad que creen que con mínimas campañas pseudo sociales pueden justificar su avorazado deseo de riqueza, a costa del sufrimiento de los demás; servidores públicos cuya única meta es el enriquecimiento ilícito, el desorden, el caos. En fin, las listas son interminables.
Tal vez por esto, eventos como los que este fin de semana se celebrarán en Totonicapán son dignos de mi admiración y me emocionan hasta las lágrimas.
La convocatoria explica que una serie de grupos y personas dedicadas al arte, la cultura y la educación en Totonicapán, con la colaboración de la comunidad y la junta comunitaria, “indignados ante la represión brutal desatada el 4 de octubre del presente año por las Fuerzas Armadas del Gobierno de Guatemala en contra de manifestantes de Totonicapán y que provocó 6 muertos y una treintena de heridos de balas con distintos estados de gravedad, decidimos organizarnos y aportar para la consecución de una sociedad y cultura que nos permita un buen vivir individual y colectivo”.
Así, este domingo 28 de octubre será un día dedicado a eventos artísticos de diferente naturaleza. En este evento, que ha llamado K’astajinem (despertándonos), se contará con la participación de diferentes grupos musicales, habrán presentaciones teatrales, ofrendas, en fin, será un día para compartir y limpiar el alma, para solidarizarnos con el pueblo de Totonicapán con algo más que con palabras. Según dice mi amigo, el artista de Totonicapán, Reyes Josué Morales: “decidimos aportar desde nuestras posibilidades facilitando espacios de reflexión y encuentro que ayuden a vislumbrar las mejores acciones a seguir para construir lo que considero un anhelo común: una sociedad que permita vivir una vida justa, digna, humana”. ¿Acaso no es esto lo que todos queremos?
Solamente acompañando nuestra búsqueda de justicia social de acciones que nos ayuden a ser mejores personas y a convertir el dolor en energía, solidaridad y respeto, podremos seguir luchando sin perder el amor por la vida y la alegría.
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