No es la muerte sino su sucedáneo; y desde entonces desaparecer en Guatemala es no existir. Es ontológicamente el no ser siéndolo. Como no me encuentran, no existo. ¿Cuánto tiempo se necesita para no existir? ¿Por qué la negación del ‘estar’ en alguna parte?
Hay tres razones diabólicas por las cuales se introdujo por vez primera el mecanismo del ‘desaparecido’: la primera es que en el interior de un conflicto político se establecen espacios para producir la terrible ambigüedad, pues entre morir o desaparecer hay espacios para la esperanza. Una lógica primaria alimenta esa ambigüedad: si no esta muerto debe estar vivo, el vivo solo es un desaparecido, y la conclusión del silogismo, si está desaparecido, puede aparecer. ¿Tal vez aún vive? ha sido la pregunta que con angustia diaria miles de familiares se formularon para no rendirse. En segundo lugar, es un espacio también para el dolor por la sospecha de la muerte anunciada, que en simbiosis esperanza-sufrimiento desquicia la vida de los familiares. La utilidad de la figura del ‘desaparecido’ tiene para los que la practican un tercer mérito, no hay autoridad responsable, solo aparece la negativa del funcionario, ¿a quien se recurre? Con el ejercicio de los desaparecidos empezó la impunidad en Guatemala.
Hace 45 años, en marzo de 1966, la primera etapa del conflicto armado había terminado. Las fuerzas encargadas del orden –la policía, los militares y los grupos paramilitares– pasaron a la etapa de ‘limpiar’ el escenario y capturar sospechosos. Era un período en que aún no aparecía el Estado terrorista, pese a la matanza de campesinos sospechosos en el oriente del país. En las elecciones del 6 de marzo de 1966 el Partido Revolucionario derrotó a los partidos de derecha y se eligió a Julio César Méndez como presidente y Clemente Marroquín Rojas, como vicepresidente. Estos resultados desestabilizaron el orden anticomunista, se habló de fraude, se llamó a un golpe de Estado, convocar a nuevas elecciones; la democracia electoral resultó un proceso insoportable para la derecha. Después de vergonzosas negociaciones, el Ejército impuso un pacto de hierro a Méndez Montenegro, que de hecho le cercenó varias funciones estatales.
En esas fechas, la Policía y el Ejército venían capturaron civiles que no estaban armados o ya no en un ‘frente de guerra’. Muchos de ellos eran ciudadanos bien conocidos, cuya captura fue pública. Algunos de ellos ya estaban siendo juzgados. Dos semanas antes que tomara posesión Julio César Méndez, desaparecieron a 32 ciudadanos, detenidos en distintos sitios y momentos. De su captura hay registros. ¿Por qué los desaparecieron? Un alto oficial declaró que el Ejército tenía temor que el nuevo gobierno, el de Méndez Montenegro juzgara y dejara en libertad a la mayor parte de ellos. En previsión de esa conducta se decidió ‘terminar’ con 32 de los más peligrosos. El crimen colectivo se conoce como “Los 28 desaparecidos”.
Como lo señala el informe de la CEH, hasta antes de este crimen colectivo, solo las bases campesinas de la guerrilla en el oriente habían sufrido políticas de terror. Fue esta una advertencia sangrienta para las fuerzas de la izquierda. La guerra sucia empezó así, y en adelante todos experimentarían el mismo trato. Así establecieron las normas del Estado terrorista. Este primer caso de desaparición de personas como método de terror implementado por el ejército de Guatemala señaló nuevas reglas del juego y nos acostumbraron a la impunidad. Se ha dicho que entre los responsables estaban el coronel Rafael Arriaga Bosque, Luis González Salaverría, director de la Policía Nacional, el coronel Luis Coronado Urrutia y el capitán Justo Rodríguez, jefes de la Guardia de Hacienda, Alberto Barrios y José María Moreira, de la Policía Judicial. Una nueva generación de familiares recuerdan a sus muertos, casi medio siglo después. Una nueva generación de guatemaltecos, civiles y militares, construimos con la memoria viva, el recuerdo presente, una nueva sociedad. Los culpables están muertos; las víctimas están desaparecidas. ¿Qué hacer para que esto no vuelva a suceder?
Las siguientes personas fueron capturadas y desaparecidas en marzo del 1966,
- Enrique Chacon;
- José León Meda;
- Agustín Martínez;
- Antonio Poc Alvarado;
- Balbino Sosa;
- Carlos Edmundo Barrillas;
- Carlos Enrique Galindo;
- Cesar Augusto Salguero Gómez;
- David Aguilar Mora;
- Dionisio Álvarez;
- Emilio Márquez Coroy;
- Emilio Vásquez;
- Emma Judith Amézquita;
- Eunice Campirán de Aguilar Mora;
- Fernando Arce Behrens;
- Francisco Amado Granados
- Francisco Macías Mayora;
- Humberto Pineda Aldana
- Iris Yon Cerna;
- José de Jesús Alonzo Solís;
- Juan de Dios Castillo;
- Juan Estrada Alvarado;
- Julián Meza;
- Leonardo Castillo Flores;
- Leonardo García Benavente;
- Marco Tulio Molina Licona;
- Melvin Galeano Polanco;
- Ricardo Berganza Bocaletti;
- Roberto Augusto Valle de la Peña;
- Tránsito Monterroso Pérez;
- Víctor Manuel Gutiérrez Harbin;
- Víctor Manuel Palacios Maldonado;
- Yolanda Carvajal Mercado;
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