Ir

El hombre del desierto

Bajo la luz mortecina, dicen las canciones cursis, la gente se mira mejor, más guapa. No acá. Aún bajo la media luz y el reflejo sobre la barra de los neones de marcas de cerveza, los parroquianos parecen acabados. Hay un agotamiento generalizado en sus rostros.
Tipo de Nota: 
Opinión

El hombre del desierto

04 de Septiembre de 2012
Palabras clave

Estoy tomando unas cervezas y comiendo burritos en un lugar rabiosamente paseño con el hombre del desierto. Lo he citado con engaños en este restaurante de mesas de formica y piso de linóleo bajo el pretexto de que necesito me ponga al día en los ires y venires de su apartada región del desierto.

El hombre del desierto vive en un trozo de tierra, en medio de la nada, a unos 40 kilómetros del pueblo más cercano. Y el pueblo más cercano tiene 400 habitantes. Vive con su perro y en el transcurso de la charla me cuenta que es lo que siempre ha querido. Ha ido buscando un refugio en el desierto, primero lo supo en su corazón, luego formó la idea en su mente y un día se dio cuenta que aún cuando tenía parejas estables su anhelo era vivir aislado del mundo.

Hoy me lamento por haber se...

Autor



Las opiniones expresadas en este artículo son responsabilidad exclusiva del autor. Plaza Pública ofrece este espacio como una contribución al debate inteligente y sosegado de los asuntos que nos afectan como sociedad. La publicación de un artículo no supone que el medio valide una argumentación o una opinión como cierta, ni que ratifique sus premisas de partida, las teorías en las que se apoya, o la verdad de las conclusiones. De acuerdo con la intención de favorecer el debate y el entendimiento de nuestra sociedad, ningún artículo que satisfaga esas especificaciones será descartado por su contenido ideológico. Plaza Pública no acepta columnas que hagan apología de la violencia o discriminen por motivos de raza, sexo o religión
Autor