En tanto la honestidad y la dignidad sean un movimiento de una reserva moral minoritaria, la situación continuará empeorando hasta tocar fondo. Un fondo que, nuestra historia advierte, puede ser violento y muy trágico. Estamos advertidos.
El fraude en la USAC es una advertencia de lo que viene: muchísima más corrupción, autoritarismo, pobreza, iniquidad y posiblemente violencia. Démonos por advertidos.
Se perpetró de manera muy burda y descarada el fraude en la elección del rector de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac). Los pelotones antimotines de la Policía Nacional Civil protegieron a la pandilla de simpatizantes del títere de Giammattei, Walter Mazariegos, impidieron el ingreso de la prensa y ...
El fraude en la USAC es una advertencia de lo que viene: muchísima más corrupción, autoritarismo, pobreza, iniquidad y posiblemente violencia. Démonos por advertidos.
Se perpetró de manera muy burda y descarada el fraude en la elección del rector de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac). Los pelotones antimotines de la Policía Nacional Civil protegieron a la pandilla de simpatizantes del títere de Giammattei, Walter Mazariegos, impidieron el ingreso de la prensa y de los electores opositores y reprimieron violentamente a quienes protestaron en contra del fraude.
Pero, los peores actores de este nuevo episodio de la porquería que pudre a Guatemala no son Mazariegos ni los antimotines. Dan un asco visceral los profesores y estudiantes acarreados, que demostraron carencia de escrúpulos y bajeza moral, porque no apoyan a Mazariegos porque crean que es un líder legítimo o el rector idóneo. Apestan a la bien conocida práctica de prebendas y plazas para los profesores, y fraudes académicos como puntos extra u otras facilidades para aprobar asignaturas para los estudiantes. Corruptos de hoy, formando a los corruptos de mañana.
El contraste es abismal entre esta gentuza y los sancarlistas de verdad que llegaron a manifestar su rechazo e intentar impedir el fraude. Por ejemplo, en las afueras del Parque de la Industria el gran amigo y connotado economista, Doctor Eduardo Velásquez Carrera, respetado por su calidad académica y estatura moral, tanto por aliados como por adversarios ideológicos, expresó su rechazo al fraude que se estaba perpetrando. Para luego ser alcanzado por el gas pimienta con el que las fuerzas antimotines agredieron a los manifestantes.
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Personajes como Guayo Velásquez y el resto de sancarlistas dignos y honestos, que estoy convencido continúan siendo la gran mayoría, y que están resistiendo y se niegan a aceptar un fraude tan burdo y descarado, constituyen la reserva moral de Guatemala. Pero la cruda realidad es que si solo se moviliza y activa un grupo reducido de ellos, no podrán contra el poder de la mafia que ha capturado a la Usac. Requieren el apoyo masivo de todos esos sancarlistas dignos y honestos, y más. Toda la ciudadanía digna y honesta debemos levantarnos y alzar la voz para apoyarles en su esfuerzo.
Y es que, por favor tomemos conciencia, no es sólo el esfuerzo de los sancarlistas por la Usac. Se trata de todas y todos los guatemaltecos por Guatemala. Esto porque, como ya lo señalan numerosos analistas, el fraude en la Usac y todos los demás procesos en marcha, como la elección del nuevo jefe y fiscal general del Ministerio Público (MP), el cambio de las magistraturas de la Corte Suprema de Justicia y de las cortes de apelaciones, y muchos otros, son advertencias muy claras de lo que, de continuar como una ciudadanía pasiva, negligente y apática, nos espera en las elecciones generales de 2023.
Si las mafias del pacto de corruptos han sido capaces de hacer lo que están haciendo, continuarán como aquello de la canción infantil de los elefantes y la telaraña. Si Guatemala ha aguantado hasta ahora sin protesta ciudadana masiva, llamarán a otro elefante, a otro, y a otro, hasta que lleguemos al día de las elecciones en junio de 2023, y a otro y a otro, hasta que en el 14 de enero se consume la imposición de otra presidencia de la República y otra legislatura mafiosas y corruptas, por cuatro años más.
En tanto la honestidad y la dignidad sean un movimiento de una reserva moral minoritaria, la situación continuará empeorando hasta tocar fondo. Un fondo que, nuestra historia advierte, puede ser violento y muy trágico. Estamos advertidos.
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