La revista señala que, en los años 90, el escritor inglés Mark Simpson creó el concepto de metrosexual para calificar al más idóneo representante del momento: David Beckham. Esta palabra define al varón de la sociedad urbana posindustrial que por su vanidad cuida su apariencia física y vive pendiente de la cultura de consumo. Según la revista, desde hace unos cinco años el metrosexual tiene ya una segunda generación: el spornosexual. Estamos enmarcados en la posmodernidad y vale destacar, entre otros rasgos, el individualismo, el materialismo, el auge de las nuevas tecnologías, la globalización y especialmente el culto al cuerpo. El autor acuñó ese nuevo concepto para definir las actitudes de personajes como Cristiano Ronaldo, icónico futbolista que juega en Italia. Y aunque hay otros términos parecidos inventados por el escritor inglés, no se ajustan al modelo de spornosexual, en el que seguramente puede encajar nuestro político de Mixco.
El término spornosexual nace de la unión de las palabras deporte (sport) y porno, a las cuales se suman otros elementos sexuales, de acuerdo con la revista. Este metrosexual remozado es más musculoso, pues dedica muchas horas a ejercitarse, por lo que su cuerpo (y no su vestuario) es una de sus principales vías de expresión. Para definir su identidad corporal ha pasado por una serie de éxitos basados en esfuerzos personales. Así, Neto Bran está cada vez más musculoso y usa esos atributos físicos de manera exhibicionista. Y es que ¡quién quiere ropa teniendo un cuerpo tan moldeado como el del alcalde mixqueño!
Los spornosexuales se photoshopean en la vida real, ya que por esfuerzo personal están en magnífica forma. Además, estas prácticas los catapultan como personas admiradas y populares. «Los spornosexuales —dice la revista— literalmente quieren ser sus cuerpos, no sus ropas. Y mucho menos sus mentes». Estos signos representan un nada disimulado exhibicionismo de los resultados de esas largas jornadas de preparación física.
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Para nadie es un secreto que Neto Bran goza de buena aceptación entre diversos sectores por simbolizar a una nueva generación en la cual las redes sociales y las selfis son los grandes vectores en el afán de convertirse en un ser deseado. Neto Bran lo sabe y utiliza su cuerpo, largamente cincelado en el gimnasio, como único portador de su mensaje electoral. Por eso anda con las camisas desabotonadas y bien apretadas, mostrando pechos y bíceps. Anda gozando públicamente de esa actitud de mostrarse como si fuera mercancía: expuesta, casi en vitrina, al alcance visual de todas y todos, porque, según afirma la revista chilena, el cuerpo masculino, al igual que el de la mujer durante gran parte del siglo XX, se traslada al centro de la comercialización de la vida personal. Neto es ya un producto del mercado, una marca que él sabe comercializar en todo momento. Y posiblemente esa sea su brillante estrategia política para ser reelegido. No importan sus discursos ni los proyectos que tenga. Interesa más mostrar músculos, camisas abiertas y poses atrevidas.
Simpson afirma, según la revista, que a principios de los años 90 la mayor parte de la población no supo entender a los metrosexuales. ¿Eran homosexuales? ¿Afeminados por usar delineador y mascarillas para embellecer su cutis? ¿Les gustaban las mujeres? El estilo de dandi a lo Oscar Wilde era el estereotipo más cercano a ese narcicismo de los metrosexuales, que ante todo promocionaban «el deseo masculino de ser deseado».
Pero hoy los spornosexuales son admirados, aplaudidos, y no importa mucho si se conoce o no su preferencia sexual. ¿Ha evolucionado tanto la sociedad guatemalteca? ¿Son aceptados los spornosexuales porque rompen paradigmas y forman parte del mundo de las celebrities, a quienes se les acepta cometer excesos y caer en controversias?
Vemos que Neto Bran presenta una actitud histriónica y narcisista, ya que demanda el reconocimiento público ante una personalidad cargada de emotividad y tiene la imperiosa necesidad de sentirse admirado. Su estrategia propagandística fue presentar gigantescas iconografías basadas en sus fragmentadas personalidades. ¿Logrará reelegirse en la alcaldía de Mixco?
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