Si hay alguien que sabe ser oportunista es Manuel Baldizón. Ese crédito habrá que darle. Como prueba irrefutable de los alcances de su apropiación de los fenómenos, queda ese vídeo donde a media conferencia de prensa empieza a temblar y el hombre, ríe, porque Baldizón siempre ríe y ora, porque es un hombre petenero bastante religioso. Dios está feliz con Líder, por eso tiembla, recuerdo que dijo, no lo sé, yo estaba cocinando mientras miraba la tele, pero me quedó la impresión del mensaje más que la exactitud de sus palabras.
Esta vez volvió a anotarse un gol. Literalmente. Con pase del Pescado y recepción de J.J. Paredes. Imagino el calor de Escuintla, la humedad sofocante como de sauna. La algarabía de la gente en el Armando Barillas recibiendo a tres estrellas de la afición. Celebrando la incorporación al equipo de dos jugadores de fútbol, uno de ellos la mega estrella que hizo posible creer en los últimos años que uno de los peores equipos del mundo llegaría al mundial. Así de bueno.
Quizá por esa misma emoción haya sido la que le impulsó a decir en la campaña pasada que en su gobierno se lograría el pase al mundial. Eso como meta de país. Irreal, si se quiere, profundo si se escarba.
Digamos que es cierto eso de que en el fondo queremos mejorar el país. Entonces tenemos que aferrarnos a lo bueno que tenemos para subirnos el ánimo. ¿Y qué tenemos? La política nos da la respuesta. Es capaz de tomar las reservas morales del país y usarlas como combustible en su viaje al poder. Por eso el Pescado, tesoro codiciado por los partidos, finalmente tiene un destino. El fútbol sigue siendo el territorio no desgastado por la opinión pública ni por el poder. Al mismo nivel que los tamales, digamos.
Quizá lo que me termina jodiendo es que la afiliación a un partido se siga viendo como mala. Qué decir de la del Pescado, con la lluvia de críticas que tienen las notas en la versión electrónica de los diarios, bajo la noticia de su incorporación. Me gustaría preguntarle a la gente que critica la afiliación, porque hasta el momento no ha hecho nada más que eso, a menos que dirija en los medios tiempos del DC United, cómo creen que el país va a mejorar si no es a través de la participación en los partidos políticos.
Supongo que todos esperan que pase algo, pero no movido por ellos. Supongo que todos esperamos que de la nada aparezca un rayo de luz y nos envíe a través de él a un Mesías Varón, Santo, mitad monje, mitad Rambo, que acabe con la delincuencia y acaricie a los niños y le dé vuelta al país donde todos seamos felices y ganemos en el fútbol a Brasil. Eso. Brasil, ese territorio donde en vez de esperar que otros hagan, están haciendo ahora mismo lo que desde casa criticamos de lo más lindo: participar.
Total, la política a los corruptos y por lo tanto el poder. Estamos bien así, es lo que queremos. Yo un pie en un partido no pongo. Y el que lo hace, se mancha. Todo lo bueno que se hace en este país está en el fútbol. A como vamos, el próximo Alcalde será el Pando Ramírez. Que tampoco estaría mal, quizá con él en la alcaldía la ciudad sí sea como nosotros, y no como ahora cuando Arzú decide si la forma en que amamos o nos divertimos puede o no habitarla junto a los pasos a desnivel dedicados a los asesinos.
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