El ciclo escolar del año pasado nos quedó debiendo. Un grupo de estudiantes y padres de familia, preocupados por el escaso aprendizaje alcanzado, vinieron a conversar conmigo para proponer un grupo de personas que examinaran posibles soluciones. Ya antes he profundizado en el abordaje de las realidades que dan origen a tan deficientes resultados. Entender lo que ocurre es un principio básico para proponer soluciones inmediatas y cambios a largo plazo.
Estudiantes, padres de familia, jóvenes líderes comunitarios, entidades municipales, la iniciativa privada, los Cocodes y organizaciones no gubernamentales buscamos la mejor propuesta, hicimos acercamientos a establecimientos públicos y privados, realizamos encuestas e investigamos experiencias de personas que han zanjado distintas necesidades en diferentes contextos. Y juntos tomamos la decisión de optar por una plataforma digital de educación a distancia con quienes hicimos alianzas. Las principales complicaciones por resolver estaban puestas sobre la mesa, y los actores definitivamente teníamos que ser nosotros mismos.
Fue así como juntos generamos un plan al que llamamos Qa Tzoleb’aal (Nuestra Escuela), que estamos echando a andar con la colaboración y el compromiso de todos. La noticia ha sido recibida con beneplácito en la comunidad y en distintos espacios educativos. Pronto comenzamos a recibir apoyo de grandes maestros y profesionales, capacitaciones, gestiones y también aportes monetarios. A poco menos de tres meses podemos decir: «Nos tiramos al agua».
Atenderemos a estudiantes de todos los grados de primaria, secundaria y bachillerato, pero solo a un máximo de diez por grado. En la biblioteca municipal contamos con ordenadores y con un espacio seguro, amplio e higiénicamente adecuado, donde ellos recibirán clases a distancia por cortos períodos. Llevarán trabajo a casa, pero podrán volver para resolver dudas. Cada semana serán evaluados los contenidos. Contamos con fondos para proveer un modesto desayuno nutritivo para que los estudiantes puedan concentrarse en su aprendizaje. Acá ingresan al plan las madres de familia, quienes apoyarán en la elaboración de alimentos.
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La plataforma es pagada, por supuesto, pero la cuota anual es baja y nos han dejado hasta facilidades. La respuesta ha sido alentadora para todos: los padres, los alumnos, las instituciones. Y nosotros, que acompañaremos el proceso, estamos emocionados. Todos inscribimos en nuestra escuela a los niños y a los jóvenes de nuestras familias. Acordamos no tomar medidas unilaterales. Recibimos prendas de uniformes que nos pueden ser útiles, pero vamos a revisar existencias para tomar la decisión juntos. Pactamos formas de trabajo y de evaluación periódica del desempeño de estudiantes, monitores y padres. Especificamos que estamos abiertos a escuchar y evaluar sugerencias de mejora sobre cualquiera de las decisiones tomadas y que vamos a hacernos cargo de las necesidades especiales de los estudiantes que las tengan.
Los estudiantes de secundaria tendrán el acompañamiento de una monitora, licenciada en educación, que estará al lado de ellos las veces que reciban clases (una o dos veces por semana). La monitora recibirá un aporte mensual de parte de los padres, y si el niño o la niña tiene beca, se le apoyará con una cuota que ya definimos para que la docente pueda generar un ingreso que le permita continuar apoyando. Esto es de vital importancia porque sabemos que debemos reforzar el nivel académico de los estudiantes.
Finalmente, las medidas de higiene que se mantendrán son extremas a pesar de que, al parecer, en nuestra comunidad todo ha vuelto a la normalidad. Es nuestra responsabilidad dar el ejemplo en la toma de las medidas necesarias: desinfección física del espacio y del equipo, caretas, mascarillas, lavado de manos con jabón antibacterial, gel desinfectante e implementos de limpieza completos. Todo será proporcionado por nosotros para garantizar que nuestras actividades no pongan en riesgo la salud de los estudiantes y de sus familias.
Lo mejor de todo esto es que tendremos la oportunidad de generar, en cada estudiante, conocimientos de vida que creemos indispensables para el desarrollo integral individual y colectivo y que tanto hacen falta en la educación tradicional, como razonamiento crítico, lectura inteligente, ciudadanía, inteligencia emocional, lógica, arte, cultura y muchas otras.
Envíennos sus comentarios o sugerencias porque vamos a involucrarnos.
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