Sin reponerse de la derrota sufrida en las urnas en la primera vuelta electoral, la mayoría de partidos perdedores busca modificar el resultado. Aliados en una entente variopinta de fichas políticas, interpusieron un amparo ante la Corte de Constitucionalidad (CC) para forzar un nuevo conteo. La CC, extralimitándose en sus atribuciones, conoció y otorgó un amparo provisional que ha dado pie a que las Juntas Electorales Departamentales sean presionadas por los inconformes.
En algunos casos llegaron incluso a demandar la apertura de cajas que contienen las boletas, en una acción que es ilegal y atenta contra la pureza del proceso. Todo en aras de imponer su narrativa de un fraude, pues no logran entender cómo la gente no les votó, sino que más bien les botó.
La voz cantante y la acción abusadora la lleva Héctor Aldana, fiscal del oficialista partido Vamos. El berrinchudo fiscal de Vamos pretendió apersonarse en varias Juntas Departamentales como la de Sacatepéquez o Escuintla. A la de Sacatepéquez llegó tarde por lo que la representación de su partido la tuvo el fiscal departamental. Pese a ello intentó exigir la apertura de las cajas.
Al partido de gobierno, y con este a su fiscal, no les cabe en la cabeza que, pese al gasto oneroso en compra de voluntades a nivel municipal, su candidato Manuel Conde, al igual que otras candidaturas, como la de Zury Ríos con la alianza Valor-Unionista, tampoco pudo llegar a disputar la segunda vuelta.
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Salvo Edmund Mulet, del partido Cabal, el resto de candidatos perdedores ha guardado silencio ante las intenciones de alterar el resultado por la vía de abrir las cajas contenedoras. El caos que se sembraría, junto a la burla a la voluntad popular, solo es comparable con las acciones típicas del gobierno que en 1974 literalmente le robó la presidencia al candidato del Frente Nacional de Oposición, curiosamente el padre de la hoy perdedora Zury Ríos. En aquel momento, lejos de defender el voto en las urnas, Ríos se escondió y terminó aceptando un nombramiento diplomático a cambio de su cobardía.
Ahora, la gente en las calles, en los pueblos, defiende su voto y reclama el respeto a su voluntad. Una voluntad que conlleva que el 20 de agosto, en respeto a los tiempos electorales, tenga lugar la segunda vuelta con los dos bimonios que estuvieron en primero y segundo lugar. Esto es, el del partido Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) encabezado por Sandra Torres Casanova y el del Movimiento Semilla, encabezado por Bernardo Arévalo de León.
Al aliarse al pelotón de los malos perdedores y suscribir el amparo que ha detenido la oficialización de los resultados, Sandra Torres corre del lado de la oscuridad. Se alía a lo más nefasto que ha tenido la política en Guatemala y muy probablemente, signa su futuro electoral como otra perdedora.
El berrinche de los perdedores, los malos perdedores, ha significado la pérdida de recursos valiosos en el Estado, desgaste a las y los ciudadanos que integran las Juntas Electorales, forzadas a realizar cotejo de actas y en algunos casos, revisión de boletas.
Pero también ha servido para evidenciar el gigantesco trabajo desarrollado por las personas que integraron las Juntas Electorales. Ellas y ellos pusieron su tiempo y su honradez para proteger la voluntad ciudadana. Y lo siguen haciendo al enfrentar con dignidad a quienes con insultos y altanería buscan imponer su voluntad contra los resultados. A todas esas personas que hicieron parte de las Juntas Receptoras de Votos, nuestro reconocimiento y agradecimiento ciudadano a su labor y tesón en la defensa del sufragio.
A los malos perdedores, a esos que hacen berrinche y buscan mover el tablero porque no saben perder, el repudio social y la condena histórica por su iracundo, tramposo y mal proceder.
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