Alfonso Portillo cambió de parecer y le dio un completo giro a su historia jurídica y política. Después de alegar su inocencia por años, acusar a sus enemigos de lincharlo políticamente y de haber ganado una batalla judicial en Guatemala, tras ser absuelto en mayo de 2011 por un tribunal que lo declaró inocente de los cargos de corrupción por los que fue procesado, este martes se declaró “culpable” ante un juez federal de Nueva York (EE.UU.) de haber conspirado para lavar dinero en el sistema financiero estadounidense.
Portillo, quien gobernó Guatemala entre 2000 y 2004, compareció ante el juez federal James Patterson para reconocer su culpabilidad, tras haber alcanzado un “acuerdo” con la Fiscalía Federal del Distrito Sur de Nueva York, y así obtener una condena menor a los 20 años con que es penado el delito de que se le acusa en los Estados Unidos.
El exmandatario fue extraditado a Nueva York en mayo del año pasado desde para responder por los cargos que de confabulación para el blanqueo de dinero obtenido ilegalmente durante su mandato.
Se prevé que el juez Patterson dicte sentencia en su contra el próximo 23 de junio, la cual, según lo que acordó con la Fiscalía, podría ser de entre 46 y 71 meses de prisión y una multa de 500.000 dólares.
Además deberá devolver a las autoridades estadounidenses los 2,5 millones de dólares que aceptó como “sobornos” por parte del gobierno de Taiwán, los cuales “lavó” en el sistema bancario de los Estados Unidos, acto que motivó el proceso judicial en ese país.
“Entendí que, a cambio de esos pagos, debía usar mi influencia para que Guatemala reconociera diplomáticamente a Taiwán”, admitió Portillo ante el juez Patterson.
En su primera comparecencia judicial tras su extradición, el expresidente de 62 años se había declarado inocente de los cargos.
Portillo reconoció que entre diciembre de 1999, semanas antes de iniciar su período presidencial, y agosto de 2002, recibió 2,5 millones de dólares como sobornos de parte del gobierno de Taiwán.
Esa suma fue pagada en cinco cheques, tres de los cuales, por un total de 1,5 millones de dólares fueron emitidos en el año 2000 y endosados por el propio Portillo, tras lo cual fueron depositados en una cuenta en Miami.
Otros dos cheques por un total de un millón de dólares fueron emitidos a favor de una compañía denominada Oxxy Financial y depositados también en Miami.
De todo ese dinero, 1,5 millones de dólares fueron depositados en cuentas que Portillo, su exesposa, María Eugenia González Padua, y su hija, Otilia, en el banco español BBVA en París, y parte de ese dinero fue posteriormente lavado en Suiza y Luxemburgo.
“Yo sabía en ese tiempo que lo que estaba haciendo era incorrecto, y me disculpo por los delitos. Yo me hago responsable de ellos, y acepto las consecuencias de mis acciones”, afirmó Portillo en su declaración.
El abogado de Portillo, David Rosenfield, dijo en una declaración que el exmandatario “es una persona buena y decente” que “cometió un error, una aberración”, aunque está “realmente apenado y arrepentido”.
En enero de 2010 la fiscalía federal de Manhattan, abrió una causa penal en su contra por un cargo de conspiración para el lavado en cuentas bancarias estadounidenses de decenas de millones de dólares obtenidos ilegalmente durante su mandato, y pidió a Guatemala su captura y extradición.
El acta de acusación de la oficina del fiscal federal Preet Bharara señalaba tres episodios en los que Portillo y sus cómplices malversaron dinero público que luego fue desviado hacia cuentas personales en Estados Unidos y Europa con el fin de blanquearlo.
"Portillo está acusado de convertir el puesto de la Presidencia de Guatemala en su cajero automático personal", había señalado el fiscal federal Bharara al hacer pública la acusación contra el exmandatario.
La entrega de Portillo a Estados Unidos fue autorizada en última instancia en noviembre de 2011 por el entonces presidente Álvaro Colom, pero no se materializó hasta mayo de 2013, un mes después de que la Corte de Constitucionalidad rechazó una última petición de amparo que pretendía evitarla.
Portillo, y su equipo de abogados defensores, esperaban que la justicia guatemalteca le sonriera de nuevo, igual que en mayo de 2011 cuando un tribunal penal lo absolvió de los cargos de corrupción de que le acusó la Fiscalía y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig).
El portavoz de esa comisión de las Naciones Unidas, Diego Álvarez, valoró la “importancia” de que el expresidente más controversial de la historia reciente de Guatemala, se haya declarado culpable.
“A la Cicig parece importante resaltar que el mismo expresidente ha reconocido su culpa por uno de los delitos que se le imputan”, dijo Álvarez.