En Guatemala las emergencias cotidianas pueden transformarse rápidamente en tragedias porque no contamos con un sistema integral de respuesta a emergencias. Los cuerpos de bomberos, y en algunos municipios la Cruz Roja, atienden prehospitalariamente a la población y no existe una instancia para recibir llamadas, coordinar respuestas, despachar unidades de emergencia y dar seguimiento a esos incidentes.
En años recientes la madurez y la formación de los cuerpos de bomberos ha demostrado que se pueden utilizar mejor los recursos públicos, pero todavía carecemos de un sistema de coordinación como en la República Dominicana o Costa Rica, para citar dos casos. Por supuesto que un sistema de ese tipo no se reduce a un reluciente edificio con personal que despacha unidades de emergencia, de la PNC u otras instituciones. En Guatemala, las brechas sociales alcanzan a los cuerpos de socorro que en municipios pobres operan con una precariedad agobiante.
O dicho de otra manera, un sistema integral de atención implica dignificar a los cuerpos de bomberos y otras instituciones estableciendo regulaciones que el Estado de Guatemala ha estado evadiendo durante décadas y que deben incluir remuneraciones dignas, cobertura social, instalaciones, sistemas de comunicación, equipamiento, formación permanente y vehículos, entre otros recursos. En ese marco, algunos municipios cuentan con recursos apropiados pero a unos cuantos kilómetros las personas están a su suerte porque no ha existido un plan de desarrollo con mirada estratégica.
En la actualidad, existe el Cuerpo Voluntario de Bomberos y la Asociación Nacional de Bomberos Municipales Departamentales. Ambas asociaciones civiles reciben fondos públicos y combinan trabajo remunerado con la labor de personal ad honorem. Junto a estas dos instituciones operan cuerpos de bomberos como el de la Ciudad de Guatemala, que cuentan con un desarrollo institucional apropiado, pero también hay decenas de municipios donde no hay ningún cuerpo de bomberos o institución que atienda urgencias prehospitalarias. El caso de los bomberos de aeronáutica y los bomberos forestales merece un tratamiento especial.
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El problema en este contexto institucional es que no hay regulación efectiva sobre las instituciones o sobre su operación y creo que el país merece un diálogo serio con las instituciones que he mencionado y con instancias municipales, de manera que se inicie un proceso de transformación y dignificación para todas las personas que atienden urgencias médicas, que realizan búsqueda, rescate, prevención y combate de incendios estructurales, de interface y forestales.
Las fórmulas para dignificar la labor de esas miles de personas pueden pasar por un instituto nacional que regule y certifique la formación, el equipamiento, la seguridad, la operación, la prevención y la investigación forense entre otras tareas. Del mismo modo, un sistema de despacho es indispensable porque todavía hoy en la ciudad de Guatemala pueden coincidir dos o más instituciones en un solo incidente, lo que equivale a malgastar recursos. Eso no es responsabilidad de los cuerpos de bomberos, sino de un Estado que se ha limitado a entregar presupuestos como si fueran dádivas y sin proponer un impostergable mecanismo de coordinación.
Un Estado moderno evalúa el riesgo, planifica, regula, fiscaliza, fortalece instituciones y pese a que habrá grandes retos en los próximos años, estoy seguro de que con voluntad política se puede hacer mucho por quienes nos atienden durante una emergencia, pero también por las personas comunes que en algún momento vamos a necesitar llamar a un número de urgencias.
Unos datos finales: Todavía existe Guatel y creo que poco o nada hace de utilidad porque el mercado de telecomunicaciones está controlado por la lógica de negocios y legislación a la medida. Puede que en esa institución sea pertinente un diálogo inicial para un sistema de coordinación que debe ser Estatal. Del mismo modo, no debe perderse de vista que la Se-Conred tiene una competencia y un mandato diferentes porque, aunque atienda ciertos incidentes, su tarea no es recibir llamadas de auxilio o coordinar unidades de emergencia a nivel nacional.
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