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Sierra Blanca

En un sistema diseñado para impedir que se quede la gente, no hay quien se oponga al deseo de una persona -aún si es una niña negra, menor de edad y no habla una gota de español- a ser deportada a Colombia.
Tipo de Nota: 
Opinión

Sierra Blanca

01 de Diciembre de 2014
Palabras clave

Estoy almorzando una quesadilla de fajitas de pollo en un restorán a la orilla de la carretera en un poblado que tiene 40 años de haber visto mejores tiempos. Es uno de esos diners de las películas, con sillones corridos, “booths” les dicen en inglés, una barra que tiene taburetes giratorios de los que había en las fuentes de soda de las películas de los años 50.

Tenía, mejor dicho. De los ocho o diez banquitos redondos en la barra, queda uno y está bastante maltrecho. El poblado se llama Sierra Blanca y es de esos sitios donde “salir de la ciudad” supone manejar durante unos 90 segundos hacia una colina donde un venado joven se aleja dando saltitos al advertir mi presencia.

La ciudad murió a partir del momento en que construyeron la autopista interestatal en los 70's. Antes, la carretera pasaba en medio del pueblo y el tránsito de viajeros der...

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