Usted era la opción digna y con alguna viabilidad en la papeleta presidencial. Sin embargo, mis votos en los listados para el Congreso fueron para Semilla porque conozco la mayoría de los nombres y creo que ellos y ellas también pueden hacer una representación digna, como la harán otras personas electas de Winaq, de la URNG e incluso de la UNE y de otras agrupaciones.
Así las cosas, creo entender las razones del MLP para mantener la distancia de otros partidos y la importancia de construir un proyecto posneoliberal, que, si no será ahora, tendrá que serlo en el futuro con la participación de múltiples sectores. De ahí mi motivación para escribirle.
Hace unas semanas, en un taxi, la conversación tomó rumbo hacia las elecciones y el conductor me dijo espontáneamente que votaría por usted. Eso me alegró, y luego más personas de extracción urbana y mestiza coincidieron conmigo en la intención de votar por el MLP. En Twitter y en otras redes sociales se percibía una empatía inusual por un proyecto popular y campesino que, hoy, a la luz de los resultados, me genera interrogantes acerca de cómo captar más adhesiones, simpatías y votos en eventos posteriores, pues entiendo que ustedes apuestan a acceder al control del Estado a través de un sistema que está diseñado precisamente para expulsarlos de cualquier posibilidad de gobernar.
Por supuesto que este asunto no se resuelve con el discurso o utilizando recursos como el miedo y el odio, algo que hacen muy bien los partidos de derecha. Tampoco se puede esperar que las Iglesias-partido, que tanto influyen en la gente, abandonen la teología de la prosperidad, que parece diseñada a la medida del egoísmo neoliberal. Y también es evidente para mí que ustedes tienen una estrategia a largo plazo y radical, pero con todo lo anterior sigo preguntándome de qué manera contribuir a que más personas se liberen del control hegemónico que, nos guste o no, existe.
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Tampoco creo que la solución esté en consensos de papel o en evitar la polarización, ya que esa vía puede conducir a que su proyecto se convierta precisamente en lo que rechazan. Lo que sí creo es que ustedes deberán decidir eventualmente por alianzas tácticas, que por lo regular tienen costos políticos, porque la correlación de fuerzas sigue siendo contraria a todo lo que tenga extracción popular.
Ante la incertidumbre y el pesimismo por lo inmediato, esta columna me sirve para expresarle mi admiración y mis temores de que no alcancemos a ver cambios radicales en esta vida. Pero la votación de hace unos días también me genera expectativas de que más gente pueda trascender el racismo, el individualismo, el patriarcado y otras taras sociales.
La escuché a usted en la plaza central y percibí un discurso honesto originado en la vivencia y la lucha cotidianas. No la idealizo porque como ser humano tiene defectos o posicionamientos de los cuales puedo disentir y que no son el motivo de estas líneas. Asimismo, sé que no necesita la aprobación de otras personas para ser sujeto y protagonista de un proyecto. Lo que creo es que usted seguirá luchando, creciendo y lidiando con un sistema hostil y con sectores que se van a ensañar contra usted, su familia y su partido. Porque de algo estoy seguro: sus votos aparentemente no alcanzaron para llegar a una segunda vuelta, pero asustaron a la oligarquía.
Me sumo a los miles de personas que piensan en usted como una estadista que exhibe un liderazgo diferente y valiente que irá creciendo. En medio de nubarrones y de pesimismo, su proyecto es como una ruta difícil pero estimulante en la que creo que cabemos todos y todas.
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