«Nunca conocimos a ese vato, pero lo amamos»
«Nunca conocimos a ese vato, pero lo amamos»
Mario Alioto López Sánchez era un estudiante de derecho en la única universidad pública de Guatemala: la Universidad de San Carlos. También participaba en la asociación de estudiantes de su carrera y murió asesinado por el Estado mientras manifestaba en contra del alza al transporte público. Su nombre fue adoptado por el asentamiento humano más grande de Centroamérica, una comunidad que ha aprendido a conocerlo y a recordarlo.
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Melani Coyoy:
Con unos metros de distancia y separados por una malla, conviven un partido de fútbol y un concierto de rap. Sentados en sillas plásticas, un grupo pequeño observa el concierto. Aplauden y escuchan con atención las rimas de quiénes se suben al escenario de concreto. Al lado, varios hombres no saben si ver el concierto o dar instrucciones a los jugadores que están en la cancha frente a ellos. Atrás del escenario y del partido, hay una escuela donde varios grafiteros hacen murales.
Todo ocurre en el mismo lugar. La escuela, la cancha, los murales, el concierto y el lugar tienen algo en común: A Mario Alioto López Sánchez.
Sonido ambiental:
¡Mario! - ¡Alioto! - ¡Mario! - ¡Alioto! -Si yo digo Mario, ustedes dicen -Alioto
Melani Coyoy: Mario Alioto López Sánchez era un estudiante de derecho en la única universidad pública de Guatemala: la Universidad de San Carlos o Usac. También participaba en la asociación de estudiantes de su carrera.
Nació el 11 de junio de 1974 y murió cuando tenía 20 años, el 12 de noviembre de 1994.
En aquella época había protestas por el aumento al pasaje en transporte público. Las rutas de 65 centavos aumentarían a un quetzal y las de 90 centavos, a un quetzal con 25. Los estudiantes se organizaron para bloquear una de las entradas de la Usac, en la avenida Petapa de la zona 12 de la capital.
Había tensión. Los estudiantes se exponían solo por el hecho de manifestar, pero no imaginaron lo que estaba a punto de pasar.
Francisco Sánchez:
No pensamos que fuera a entrar la policía, se logró detener el avance de un carro de policías que tiraba agua, ¿verdad? Bueno, empezamos a ingresar a la universidad y pues abrió fuego la policía.
Melani Coyoy:
Francisco Sánchez, mejor conocido como Paco, es integrante de la fundación H.I.J.O.S Guatemala, una organización dedicada al rescate de la memoria histórica. Paco estuvo ahí, en las manifestaciones que empezaron el 11 de noviembre de 1994, un día antes que muriera Mario Alioto
Francisco Sánchez:
Recuerdo que empezamos a tratar de correr para pues evidentemente salvarnos y varios compañeros cayeron heridos. Recuerdo que se trataba de regresar, pero la gente decía que era imposible regresar porque estaban abriendo fuego.
O sea en la entrada de la Petapa antes, no sé cómo está, hay un parqueo al lado izquierdo. Entonces muchos en grupo nos resguardamos ahí y estábamos así como sentados en el suelo y empezamos a ver que del lado de la de la colonia de enfrente, había policía como acostada y en las paredes (que nosotros estamos ahí se) empezaron a recibir impactos de bala, verdad.
Melani Coyoy:
La universidad es una entidad autónoma. Sin embargo, la policía entró. Los agentes eran de la recién creada Fuerza de Reacción Inmediata de la Policía Nacional. Faltaban dos años para la firma de la paz en Guatemala y no existía la Policía Nacional Civil.
Este es un audio extraído de «Claveles y Esperanza» un documental que hizo la asociación Comunicarte. En las imágenes se ve a un estudiante con sangre en la cara y a dos policías custodiándole.
En la siguiente escena hay al menos 20 policías agazapados, algunos con escudos y bastones. Otros apuntando con armas. Incluso se ve a un periodista en la misma posición para tomar fotos a los policías.
Quien se queja por no poder respirar es Mario Alioto López Sánchez. Está en el suelo y no puede levantarse, sus pantalones están rojos por su propia sangre. Tiene una herida en la pierna izquierda. Los policías pasan y le dejan sobre las piernas un escudo de plástico que dicen en letras blancas «policía».
Mario, como puede, se quita el escudo varias veces.
Mario Escobedo:
Puedo recordar que hubo un momento en que la asociación de estudiantes universitarios, luego de la muerte de aquel, hubo una revaloración de cosas. A nosotros nos invitaron a participar en la reunión. Y entonces se hablaba de cuál era el sentido que tenía que tener el movimiento estudiantil. Si era de seguir adelante, de tomarse un impasse y pensar bien las cosas. Entonces hubieron tantas posiciones que las manifestaciones siguieron. Y ahora no solo se sumaba la cuestión del transporte sino reivindicar la situación especial de Mario Alioto López Sánchez.
Melani Coyoy:
Mario Escobedo era estudiante de sociología en 1994. Aunque no conocía a Mario Alioto más que por las reuniones de estudiantes en las que coincidían, fue al funeral que organizó la familia en su hogar.
Mario Escobedo:
Yo recuerdo, yo sí llegué a su casa. Llegamos varias personas, se llenó, era una barbaridad de gente que había en ese momento. Tal vez ahí sí, uno se da cuenta, quién era Mario Alioto porque mucha gente llegó por él y hablaron sobre él y cómo lo conocieron. cómo inicio, él era muy joven.
Melani Coyoy:
Las agresiones y el asesinato de estudiantes universitarios no era algo nuevo en Guatemala. Era parte de la represión estatal. Sin embargo, en el caso de Mario Alioto, los medios de comunicación habían registrado imágenes de la gravedad de sus heridas y varias personas habían sido testigos de los golpes que le dio la policía cuando estaba herido en el suelo.
Había pruebas. La violencia estaba documentada.
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María del Rosario Acevedo:
Utilizando también el megáfono que en ese momento portaba, pese a haber recibido la advertencia de los periodistas de que si seguía golpeándolo lo iba a matar. Y al persistir en esta actitud le provocó al agraviado trauma torácico abdominal en cuarto grado, quien falleció el 12 de noviembre de 1994 como consecuencia de los hechos relacionados, actitud dolosa cometida por usted, que tipifica los delitos de lesiones leves, lesiones graves y asesinato.
Melani Coyoy:
Era agosto de 1997 y en el debate público por el asesinato de Mario Alioto, María del Rosario Acevedo, fiscal del Ministerio Público le hablaba al policía Carlos Venancio Escobar Fernández, quien fue acusado como autor material.
Como autores intelectuales fueron acusados: Danilo Estuardo Parrinello Blanco, que era ministro de gobernación. El Coronel Alfredo Mérida, viceministro de gobernación y Salvador Figueroa, Director de la Policía Nacional. Los funcionarios fueron condenados a 10 años de prisión, pero apelaron la condena y fueron absueltos.
A Escobar Fernández lo condenaron a 30 años de prisión, luego le redujeron la pena a 10.
30 años han pasado desde el asesinato de Mario Alioto. Quizá su historia se haya diluido mientras contamos otras violencias, otras formas de represión, pero en la zona 4 de Villa Nueva, su nombre está por todos lados.
Ahí se encuentra el asentamiento Mario Alioto López Sánchez, una comunidad que empezó cuando varios trabajadores tomaron el lugar para vivir en él. La cancha de fútbol y la escuela que están a la entrada también llevan su nombre.
Según la Municipalidad de Villa Nueva, en el asentamiento vivían aproximadamente 55,000 personas en 2019. Ahora se ven casas de varios niveles, tiendas, ventas de comida y una comunidad organizada, que no existían cuando el asentamiento inició en 1995.
Wilbert Lorenzana:
Yo vengo a Mario Alioto desde que tenía 9 años, entonces estoy desde el 16 de octubre de 1995, un día después de haber tomado estas tierras.
Melani Coyoy:
Wilbert Lorenzana, conocido como Wallace, recuerda cómo inició el asentamiento que pronto cumplirá 30 años.
Fue en un terreno enorme que había esperado a ser ocupado por un proyecto del Banco Nacional de la Vivienda Los espacios ya estaban medidos, pero la obra nunca había prosperado.
Algunos trabajadores del gobierno ocuparon el terreno y la noticia se extendió entre otras personas que trabajan en maquilas cercanas o simplemente aquellos que buscaban un lugar dónde vivir.
Los primeros días fueron duros, no había mucho con qué protegerse del frío de la noche, pero ese sería el hogar de Wallace por muchos años.
Wilbert Lorenzana:
Yo recuerdo que el primer día mi techo fueron las estrellas, o sea, literal el cielo. Ese día qué buena onda, que no llovió, pero sí, recuerdo que fueron las estrellas un cielo no sé oscuro, pero había luz, no, no recuerdo que hubiera luna. Y así nos tocó a muchos, (o sea) literal cuatro paredes y no sé unas 10 ó12 yardas de nylon del más grueso, digamos, y eso era lo que con lo que forraban como su primer espacio para poder, vivir, ¿verdad?, para poder estar.
Melani Coyoy:
Dice Wallace que las personas no construyeron de inmediato porque nada les aseguraba que se reconociera como suyo.
Wilbert Lorenzana:
Este primer territorio, digamos en tomarse tenía bases. Entonces, estaba el monte súper alto, pero cuando tú chapeabas entonces encontrabas las bases, entonces ya te decía cuál eran los límites de tu terreno. Pero como todavía no había como tanta infraestructura, digamos entonces la bandita, o sea, con paralitos y todo eso iba como haciendo sus cercos.
Entonces vos venías y podías pasar (de una) de un lote a otro como: permiso y pasadas en el patio del otro y ya y: ¿qué tal?, buenos días.
Melani Coyoy:
Wallace estudió ahí, en la escuela Mario Alioto.
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Wilbert Lorenzana:
El periodo escolar de 1996, nosotros ya recibimos clases acá. Entonces ellos, o sea, las personas que se organizaron para tomar las tierras, ya venían organizados y ya traían como esa planificación que era muy importante que elos chavitos y las chavitas que estuviéramos acá, no perdiéramos ese año de estudio, ¿verdad? Porque iba a ser (como) difícil tú mudarte. Digamos, en mi caso, de la ciudad para el pueblo, verdad, ¿eh? No conocer, digamos, la zona, no identificar todavía las cosas, entonces iba a ser como muy difícil, entonces ellos trajeron la educación también. Entonces fue muy importante porque tuvimos dónde educarnos desde el principio.
Melani Coyoy:
La familia de Wallace venía de la colonia La Florida, en la zona 19 de la capital. Habían escuchado de la organización para la toma de las tierras y decidieron unirse.
Wilbert Lorenzana:
A mi papá le tocó ser representante de sector porque eso era una parte de la organización, o sea todos los sectores tenían dos responsables, digamos de cara a cara. Entonces de un lado de la de la cuadra había un representante y del otro lado, entonces todas las semanas se sesionaba y habían rondines para cuidar y algo bien peculiar, acá si había algún tema de inseguridad se sonaba un silbato. Y a la hora de escuchar ese silbato, todo se alertaban y ya sabían que algo estaba pasando, entonces era como el silbato servía para dos cosas, o sea, si podía salir a ayudar, salías ayudar y si no la otra ‘resguardate’ porque algo está pasando.
Melani Coyoy:
Wallace acompañaba a su papá a las reuniones de organización. Ahí escuchó el nombre de Mario Alioto. Más adelante se interesó en los movimientos artísticos dentro de la comunidad.
Así llegó a Ikí Balam. Un grupo de jóvenes dedicados al arte, especialmente al teatro, que entretenía y formaba a los jóvenes del asentamiento Mario Alioto. Era un lugar de tregua, así lo explica Brayan Cordova.
Brayan Córdova:
Un grupo de chavas y de chavos, que se juntaban a hacer arte y hacer la paz, o sea, estar en paz, haciendo arte. En el contexto más real de la situación es que llega Miguel Gaitán aquí a Alioto a través de unos procesos que le estaba haciendo, procesos que estaba haciendo en la cárcel y que a través de eso le permite a él poder entrar en contacto con familiares como con nenes, nenas, familiares de las personas que estaban en la cárcel. Un poco la idea es como poder hacer algo para que esas infancias tengan otras posibilidades de compartir. Y en ese juego, pues básicamente lo que sucede es que dentro de ese espacio de formación de Ikí Balam confluyen gente que está organizada en una pandilla y en otra y se da esta especie como de tregua, vamos decir, para que la mara pueda estar allí para convivir y aprender.
Luego eso trasciende a una segunda generación que es a la que yo me integré, va un poco viendo a todos.
Melani Coyoy:
El arte llevó a Miguel Gaitán a la comunidad de Alioto pero desacuerdos con el grupo le hicieron alejarse.
Brayan llegó a Ikí Balam entre fascinado por lo que veía y en búsqueda de un poco de paz.
Brayan Córdova:
Llegué al mundo de Ikí Balam a través de los zancos, o sea, como de cautivarme a través de los zancos. Y al día de hoy sigo haciendo los zancos. (por eso estoy maquillado, porque los zancos anoche. Y a partir de eso como juntando las otras historias va, como a decir los de los desmadres en la casa porque los conflictos en la casa por parte de mis abuelos eran como desde las 4 de la mañana hasta las 12 de la noche, va.
Entonces era como prefiero salir a la calle y en ese salir a la calle es estar en Ikí Balam, como tener la posibilidad de vos estar haciendo malabares, aprendiendo a hacer zancos o haciendo monociclo, haciendo otras cosas que por ahí sí eran la distracción del momento, va. Como para no estar inmerso en otro tipo de violencia.
Melani Coyoy:
Como Brayan, muchos otros llegaron a Ikí Balam.
El grupo de teatro tomó relevancia, sus obras contaban la cotidianidad que vivían actrices y actores, pero también las personas que los veían.
Sin embargo, el proyecto se disolvió luego de presentarse en 2013 con dos últimas obras. «La danza de la vida» y «La ronda de la verdad». Brayan recuerda que llegó a ellas porque a Ikí Balam también lo alcanzó la violencia de la que tanto buscaban alejar a los jóvenes.
Brayan Córdova:-
De hecho yo entro a la «Danza de la vida» justamente porque el Señor Estilos, el Chucky, lo asesinaron aquí en la colonia, junto a otros cinco compañeros de nosotros. Y no había quien supiera el papel y yo me los había de la de la A la Z, me sabía ese personaje. Entonces entré a ese último montaje por eso porque teníamos compromisos.
Trabajamos como para Caldeh para estas otras organizaciones y la idea era básicamente como poder seguir llevando ese mensaje de que ser joven no es un delito.
Melani Coyoy:
La familia de Brayan llegó a Alioto, un año después que se ocupara el terreno, antes vivían en El Mezquital, en la zona 12 de Villa Nueva.
Brayan Córdova:
De hecho, yo llegué, creo que la parte plana de Mario Alioto cuando llegamos ya está un poco más organizada. Pero luego vino la otra parte que es la invasión de ‘mártires del pueblo’, toda la montaña, porque básicamente era una montaña de cipreses y pinos. Y eh, sí Alioto estaba más organizado. Eran champitas igual, va. Eran champitas.
Siempre recordamos la escuela de madera, te sentabas en una tabla con block y allí estudiabas, luego eran duralitas que te sentabas y se hacían polvo. Todo lo que hoy ves como esta como esta onda de concreto eran árboles.
Melani Coyoy:
En Ikí Balam Brayan conoció el nombre de Mario Alioto. El grupo de teatro le acercó a la historia del estudiante que le había dado nombre a todo lo que le rodeaba. La comunidad ha crecido pero siguen recordando su llegada al asentamiento.
Desde 2022 se realiza el Festival Todos somos Alioto y participan desde las iglesias que tienen presencia en el barrio, hasta deportistas, graffiteros y artistas de la música para conmemorar la llegada de sus familiares a lo que ahora es su comunidad.
El primer año que se hizo el festival, Brayan investigó más sobre Mario Alioto para un diseño que anunciaría el evento.
Brayan Córdova:
Me enteré a través de esas entrevistas que vi y todo, que de hecho una compañera de Mario Alioto fue la que acompañó este proceso también de toma de tierra. Y que gracias a su sugerencia, se decide que este lugar lleve su nombre va y me parece chilero, porque todos hablamos de Alioto y mis respetos para Alioto, pero yo digo esta comadre que lo propuso es como pfff, ¿me entendés?. Es como bendita mujer, va vos.
Melani Coyoy:
La mujer a la que Brayan quiere honrar al mencionarla y a la que le gustaría conocer por darle nombre a su comunidad, es Miriam Estela Chavay, co fundadora del asentamiento Mario Alioto.
En el documental ¡Alioto vive! Miriam cuenta por qué propuso el nombre de su compañero:
Melani Coyoy:
Hay estigmas alrededor de los asentamientos en Guatemala. Se les acusa de elevar las cifras de violencia en el país, se les llama «zonas rojas» -
Brayan Córdova:
Un poco de pena, va vos. Un poco de eso de sentir la censura desde otros espacios también. Entonces reconozco que un momento Mario Alioto para mí no era como nombrable porque ni siquiera el uber, ni existía va vos, pero ni el taxi quería entrar va. Me acuerdo que para ir a pedir trabajo también era una constante como ah, miren no le podemos dar trabajo. ¿por qué? Porque sos de Mario Alioto básicamente.
Melani Coyoy:
Han pasado 30 años desde que Mario Alioto López Sánchez fue asesinado por el Estado mientras protestaba. Mario tenía 27 días de haberse convertido en padre.
En su último año de colegio, antes de ir a la universidad, conoció el asentamiento La Joyita y empezó a interesarse en trabajar con comunidades precarizadas. También participaba en un proyecto del Centro de Acción para los Derechos Humanos (Caldh) para que comunidades desplazadas por el enfrentamiento armado interno regresaran a un lugar que fuera suyo.
Mario pudo llegar a ser abogado pero murió asesinado por el Estado. Brayan y Wallace lo vieron en su escuela, su cancha y su comunidad, otras generaciones también lo harán.
Para Brayan el nombre de Mario Alioto tiene un significado mayor:
Brayan Córdova:
Fuaaaa, Mario Alioto. Mi vida entera. O sea, ayer decíamos en un chat que tenemos, que nunca conocimos a ese vato, pero lo amamos.
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