En su mayoría los espacios de juego en los centros educativos mixtos son dominados por los niños. Las niñas suelen observar, caminar alrededor, sentarse a platicar y muchas otras actividades fuera de las marcas de lo que simula, en muchas ocasiones, ser una cancha de fútbol y básquetbol. Considero que, la falda como uniforme no es muy motivador para corretear y lanzar el balón en el recreo, todo esto sumado a la indicación de estar cuidando que la falda no se levante y que las piernas y rodillas no se ensucien o rasguñen.
Los roles de género están presentes en el entorno, claro, hay excepciones, no se puede generalizar. Siempre habrá quien rompa la regla y esas niñas y mujeres son quienes nos abren los espacios en la cancha y el mundo, pasando de espectadoras a protagonistas.
La guatemalteca, Ana Lucía Martínez rompió ese patrón y en la actualidad es la guía para muchas niñas y mujeres para cuestionar los espacios y exigir las oportunidades para un pleno desarrollo. Está bien ensuciar la falda, está bien cuestionar por qué las niñas aún no tienen los mismos espacios de poder, de decisión y de juego que sus pares varones.
Actualmente, tras esa inquietud deportiva y el debido acompañamiento sabemos que es posible llegar a cumplir sueños. Ejemplo de ello, son todas aquellas mujeres centroamericanas que nos representan en el fútbol internacional.
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La Liga MX Femenil es muestra de las capacidades deportivas de mujeres guatemaltecas, salvadoreñas y otras centroamericanas en la cancha. Ana Lucía Martínez es una de ellas, quien a sus 35 años ha logrado posicionarse como bicampeona en el equipo de las Rayadas de Monterrey. Siguiendo esos pasos de desarrollo profesional, podemos observar a Samaria Gómez, la salvadoreña con un amplio sendero de oportunidades por recorrer en la cancha deportiva, quien a sus 22 años de edad ha logrado posicionarse como una jugadora de talla internacional con experiencia en Nicaragua, Israel, Europa y actualmente en la Liga MX Femenil jugando para el Necaxa.
Estas dos mujeres, nos muestran el abanico de oportunidades que los deportes brindan, en especial el fútbol latinoamericano, un ámbito en el que las jugadoras centroamericanas han encontrado oportunidades para profesionalizarse fuera de sus países de origen.
En este caso, México es un país de oportunidades en el deporte, Ana Lucía y Samaria lo saben y han sabido aprovecharlo positivamente. Ambas futbolistas representan a las centroamericanas en una de las mejores ligas de la región, en un país cercano de sus países de origen y sus familias, cuyo idioma es el materno y en una liga de fútbol profesional relativamente joven, pero con pasos agigantados que se nutren de talento centroamericano.
Es importante resaltar el valor que las mujeres de Centroamérica pueden aportar en otros espacios con sus procesos migratorios, en este caso, a través de la cancha. Es interesante adentrarse a la vida de estas mujeres que nos representan y quienes nos dan la oportunidad de pensarnos de manera diferente.
Les invito a analizar y cuestionar el interesante mundo del fútbol y las migraciones con perspectiva de género a través de la lectura del reportaje regional «Las centroamericanas que abren camino al ascenso de la Liga MX Femenil» elaborado con el apoyo de la IWMF y en conjunto con las periodistas Astrid Mejía (El Salvador) y Alma Zamora (México) con quienes logramos analizar el espacio de la cancha y las migraciones de las mujeres centroamericanas quienes nos representan en esta liga actualmente.
Definitivamente, me llevo en el ser la frase: «¡Martínez, qué golazo»
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